ReL 28 enero 2014
Birgit Kelle, nacida en 1975 y de origen rumano-germano, se
ha ganado sin buscarlo el desquite mediático europeo sólo en los últimos meses,
desde la publicación de su libro, titulado en su edición italiana Allora
chiuditi la camicetta. Un grido contro la follia dell’uguaglianza («Entonces
abróchate la blusa. Un grito contra la locura de la igualdad»).
Birgit Kelle (www.birgit-kelle.de) trabaja desde hace años
como publicista en periódicos y revistas como Welt, Focus y Junge Freiheit,
pero su presencia en debates públicos sobre temas relacionados con el papel de
la mujer, la familia y la educación literalmente se ha duplicado.
«No necesitamos un feminismo que represente sólo los
intereses de algunas mujeres que quieren constantemente que me libere contra mi
voluntad», ha dicho Kelle
-"Abróchate la blusa"... Señora Kelle, ¿qué queria
decir elegiendo el título de su último libro?
-El año pasado, en Alemania, hubo en los medios de
comunicación un debate muy duro sobre qué es sexismo y qué no lo es. Este
concepto puede ser definido sólo por las mujeres, los hombres no tienen ya nada
que decir acerca de esto. Basta que un hombre equivocado mire de manera
equivocada, diga una palabra equivocada en el momento equivocado e
inmediatamente es llamado sexista.
»Contemporáneamente vivimos en una sociedad
“hipersexualizada”, en la cual son precisamente las mujeres las que se
presentan voluntariamente en actitudes sexys y disponibles. Actitudes que se
consideran chic, esperando incluso que las mujeres sean así.
»Pensé en el título de mi libro cuando leí que la actriz
estadounidense Megan Fox, definida normalmente como sexy, en una entrevista
declaró que quería abandonar este estereotipo y que quería ser considerada una
actriz. Pero algunas semanas después vi, sin embargo, una foto suya en la
portada de una revista glamour estadounidense vestida sólo con ropa interior y
me dije a mí misma: “Entonces, ponte la blusa si quieres que te miren a los
ojos”.
»Lo que quiero decir con esto, es que es la misma mujer la
que debe reflexionar y darse cuenta si resalta la propia inteligencia o la
propia apariencia. Si una mujer se presenta semidesnuda no debe asombrarse si
la atención del otro se concentra sólo en sus cualidades físicas.
-¿Por qué se enfada a propósito del debate sobre el modelo
de mujer ama de casa?
-Me enfado porque como amas de casa debemos justificarnos
continuamente y explicar por qué elegimos esta vida. Nos definen como no
emancipadas, como “gallinas en la cocina”. Y sin embargo criamos a nuestros
hijos los cuales, con sus trabajos, pagarán las pensiones de otros, mientras
nosotras no recibimos ninguna pensión. Así no se puede continuar.
»Para la mujer deben existir distintas oportunidades que sean
buenas y justas. Pero el sistema económico, la política, los medios de
comunicación y sobre todo las feministas nos explican continuamente cómo
debemos cambiar nuestra vida. Todos quieren liberarnos, pero yo no quiero ser
liberada. A mí me gusta mi vida. Y nadie hace política para un modelo de vida
como nosotras queremos.
-¿Cuál es la relación entre la política actual [se comprende
que del anterior gobierno de Merkel, ndr] para los jardines de infancia y la
libertad de las mujeres, es decir, de las madres?
-La política para los jardines de infancia ha sido vendida
como apoyo a la “libertad de elección”, como libertad para la mujer para poder
ejercer una profesión, como libertad de poder aparcar a nuestros hijos. En
realidad se trata de una política decididamente unilateral que no tiene en
cuenta la libertad de poder educar y acompañar el crecimiento de los propios
hijos.
»Por tanto, se trata de una gran mentira, porque en realidad
a menudo las mujeres no tienen una posibilidad real de elección: de hecho, una
familia que no puede vivir con un solo sueldo y recibe un subsidio para el
jardín de infancia y no un apoyo económico genérico no tiene, efectivamente,
ninguna libertad de elección.
-A propósito del tema de la mujer en carrera o la mujer ama
de casa, parece que existe una coalición entre la ideología socialista y la
capitalista: ¿Cuál es su opinión al respecto?
-También yo encuentro sorprendente cómo se pueden realizar
extrañas alianzas y cómo la historia se repite. Es útil preguntarse: ¿por qué
elegir una política familiar que impulse a las mujeres a tener el menor tiempo
posible para vivir con sus hijos y estén lo antes posible a disposición del
mercado de trabajo?
»Esto lleva a la explotación: explotación de las familias,
de las mujeres y, sobre todo, de los niños. En cambio, el sistema económico
consigue un beneficio. Por tanto, vuelven a tener un elevado contenido político
las preguntas sobre quién debe educar a los hijos y según qué criterios. Y
precisamente respecto a este tema tenemos que darnos cuenta cómo la historia se
repite.
»Es un signo distintivo de los regímenes totalitarios
apoderarse de los niños y sustraerlos lo antes posible de la esfera de
influencia de sus padres. Lo hemos aprendido en las dictaduras comunistas o en
cualquier otro tipo de regímenes.
»Aconsejo siempre que se lea “El ABC del comunismo” de
Bujarin y Preobrazenskiy; aunque en esta obra se hace referencia al 1920, los
paralelos con la realidad de hoy son evidentes y terribles.
»Una cita: «A la sociedad le pertenece el más originario y
fundamental derecho a la educación de los niños. A partir de este punto de
vista las pretensiones de los padres de endosar, mediante la educación
impartida en casa, su obcecación, no sólo deben ser rechazadas, sino que tienen
que ser objeto de escarnio… Por este motivo la educación social no es necesaria
sólo por consideraciones pedagógicas; ella lleva en sí, de hecho, enormes
ventajas económicas. Centenares, millares, millones de madres, gracias a la
actuación de la educación social, son liberadas para la producción y para el
desarrollo de su modelo cultural. Son liberadas de esa economía doméstica que
mata el espíritu y de ese infinito número de pequeños deberes que están
vinculados a la educación familiar de los niños».
-Usted ha escrito: «Queremos más asentamientos galos». ¿Qué
quiere decir?
-Lo he dicho a propósito de las familias. En Alemania se
justifica la cada vez más difundida educación en edad infantil en grupos y
comunidades citando siempre un proverbio africano según el cual se necesita
toda una aldea para educar a un niño. Nos quieren convencer de que para dirigir
a un hijo por la recta vía de la vida no bastan sus padres, sino que se
necesita a toda la sociedad. Tomado esto desde un determinado punto de vista
puede ser justo, porque un niño necesita muchos ejemplos. En Alemania, sin
embargo, nos comportamos como si se pudiera prescindir de los padres, hasta
decir y creer, así al menos lo sostienen algunos políticos, que el Estado es
mejor que los padres para educar a los niños.
»Pues bien, con esa broma quería decir que no necesitamos
aldeas africanas, sino más bien asentamientos galos, como se dice en el famoso
cómic de Astérix. Cada familia debería ser un núcleo, un nido de resistencia
para defendernos del ataque del Estado a nuestros hijos. Como familias debemos
defender la libertad de poder educar a nuestros hijos hasta el punto que
consideremos justo.
-Usted es católica. ¿Cuánto de su posición respecto a la
familia y a la educación depende de esta pertenencia?
-Estas convicciones las tenía antes de convertirme al
catolicismo. Me he convertido hace dos años, pero hace por lo menos diez años
que escribo contra una política de la familia que no comparto. En mi actual fe
me siento confirmada como mujer y como madre. La Iglesia es la última
institución que me acoge así, tal como soy, que no intenta constantemente
cambiar mi ser mujer y no me obliga a aventurarme por recorridos vitales que no
quiero recorrer.
»Soy mujer y me gusta ser mujer, con una tipicidad sólo mía.
De este modo soy también madre y poder educar a mis hijos es para mí una gran
satisfacción. La Iglesia católica me dice: estás en el buen camino. Y esto me
hace más fuerte.
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)