*Grandes frutos en las capillas de adoración perpetua


17.02.14
por Jorge  G Guadalix, sacerdote
Hoy se cumple el año de la inauguración de la capilla de adoración perpetua en la parroquia. Escribo este post para contar a los lectores cómo estamos viviendo el aniversario y para animar a sacerdotes y parroquias a abrir nuevas capillas. Los frutos son extraordinarios por pura misericordia de Dios.

Como anunciamos en su momento, decidimos preparar, con el consejo y los coordinadores de la adoración, un programa “ambicioso”, porque entendían que el don de Dios había sido grande y merecía la pena hacer también algo grande para celebrarlo. Lo que salió de aquello, como ya conté en su día, fue mantener, durante 24 horas, adoración, confesiones, lectura de la Biblia y recogida de alimentos. Es lo que se ha tenido desde las 10 de la mañana de este pasado sábado a las 10 de la mañana de ayer domingo.

Comenzamos las celebraciones del aniversario con el solemne traslado del Santísimo desde la capilla hasta el templo principal, donde se ha tenido la adoración durante ese tiempo. Una procesión con muchísima gente y muchos adoradores durante esas 24 horas. En algunos momentos llegamos a contar más de cuarenta.

Interesante la experiencia de leer la Biblia de forma continuada durante 24 horas. Se comenzó por el Génesis y a la hora de la misa vespertina se había llegado a la mitad del libro del Levítico. Tras la misa, decidimos recomenzar con el nuevo testamento. Cuando acabó la lectura, a las diez de la mañana del día siguiente, se habían completado los cuatro evangelios y una buena parte de Hechos. Nunca faltaron lectores ni oyentes de la Palabra, ni siquiera en medio de la madrugada.


Se han recogido, para el economato, aproximadamente una tonelada de alimentos.
Capítulo especial merece el de mantener confesores durante esas 24 horas. He de decir que JAMÁS han estado parados. Incluso en las peores horas de la madrugada ha estado acudiendo gente a confesarse. Doy fe de ello porque justo en las horas que tuve personalmente en el horario más “intempestivo” no dejé de confesar, aunque lógicamente bajó el número de penitentes.

Uno de los sacerdotes que acudieron a confesar nos decía que no nos hacíamos idea del bien que estaba haciendo la capilla. Este sacerdote acude cada día horas a confesar a una parroquia cercana y nos hablaba de gente que acudía a confesarse después de muchísimo tiempo sin hacerlo, y que era gente que estaba acudiendo a la adoración. Pues bendito sea Dios.

Las celebraciones del aniversario culminaron ayer domingo con la solemne eucaristía presidida por el vicario episcopal.

No me cansaré de repetir el bien que está haciendo en la parroquia la capilla de la adoración perpetua. La parroquia es otra: más profunda, más honda, más de Dios, más generosa. Y si cuento todo esto es simplemente para que se vea la mano de Dios actuando en la Iglesia. 

A los compañeros que alguna vez habéis pensado en una capilla así, a los laicos que os llama la atención. NO TENGÁIS MIEDO. Es lanzarse y el resto lo hace Dios. Los frutos, extraordinarios.