*Jesús: quiero que seáis “locos de Dios”



Mensaje del 20 de abril de 2013

(Retiro Valle de los Caídos. P. José Ignacio G. Villanueva. Exposición del Santísimo)



Jesús:



     ¡¡Hola!!, hola, Marga (Jesús estaba contento, alegre, pleno).

     Llénate de mi Amor. Esta es la postura de todo cristiano: estar lleno de mi amor. No ser superior, ni más que otros. Que sólo sea amor lo que parta de ti. No tienes otra manera de ser ni de darte a los demás.

     ¿Sabes lo que es? Estás llena de Amor, y eso es lo que sale de ti. En todo. En tu trato con los demás. En tu trato conmigo. En tu alegría y optimismo por todo, hasta lo mínimo, en tu perdonar, en tu no dejar cabida al odio: tan solo Amor.

     ¿De dónde lo cogerás? De aquí. De mí. De la Eucaristía. De tu vida eucarística. Lo mismo que tú, todos.

     ¿Cuántos pudieron decir que tuvieron la suerte, ¡la dicha! de un rato de oración conmigo? Son pocos los que todavía lo tienen. Entre ellos: vosotros. Vosotros estáis llamados a iniciar una Defensa de la Eucaristía, una Defensa del Ministerio Eucarístico, una proclamación de la Eucaristía, una difusión de ella, del Ministerio Eucarístico.

     ¿Cómo? Tenéis que darme a conocer. Tenéis que proclamar la devoción a Jesús Sacramentado, que no es otra cosa que la Devoción a Mi Corazón. La Devoción a Mi amor.

     ¿Cómo? Mil formas se os plantearan. Vuestra imaginación y vuestra inventiva que hagan el resto. (Aquí vi a gente de nosotros inventando cosas creativas). Ahora, cuando estará oculto este Misterio. Ahora, cuando lo querrán derribar y parezca que si lo han hecho por fin. Ahora os quiero a vosotros.

     ¿Pensáis que sois pobres y pocos? Sí, En apariencia. Pero por dentro, Yo os he hecho fuertes. Sois muy fuertes: en el Amor, en la formación, en los medios, en la preparación y en el Espíritu. Además, sois la porción elegida de Mi Madre. Mi Madre tiene especial cuidado y delicadeza con vosotros. Debíais confiar más para ver el Poder de Dios.

     Veríais como Dios y su Espíritu se vuelcan con vosotros. Veríais realizar a Dios sus prodigios a través de vosotros. Tan insignificantes hijos… ¿cómo lo haréis?… Tan solo os pido esto: audacia y confianza. Porque sin audacia, esto tampoco tendrá lugar.

     ¿Por qué digo “audacia”? Debéis lanzaros a probar los caminos aún más arriesgados. Porque en medio de ellos y con vuestras pobres fuerzas, Yo seré cuando me manifestaré y Me-os-daré. No antes.

     ¿Por qué?, porque quiero que seáis “locos de Dios”. Que estéis absolutamente seguros de Mí y seguros de esas Promesas y de este Camino que os propongo. En medio de ello. Yo me manifestaré.

     No os tendría que preocupar nada: ni vuestro prestigio, ni la imposibilidad aparente de lograr la meta, ni cómo lo haréis, ni si sois pocos y encima poco letrados y pudientes.

     La Obra excede a vuestras fuerzas. Sois como una pequeña guerrilla, que puesta en los lugares estratégicos y audaces ¡puede lograr maravillas! ¡puede lograr vencer a un ejército completo del Mal!

     Querida: y ama, siempre que os arremetan, que os hagan daño, que atenten contra vosotros: Amor. Así convertiréis hasta a las piedras. Ahora se os brindan oportunidades para esto. Sed vosotros los más trabajadores, pero también los más humildes.

     ¿Qué otros quieren hacerse con las glorias? Que se las hagan. Vosotros sabéis que trabajáis para una Gloria futura, no terrena. Que sepan que pueden contar con vosotros para los trabajos más pesados. Como Yo puedo contar con vosotros.

     Defensa de la Eucaristía. Propagación de la Eucaristía. Gloria y Honor a Mí. Señor Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar. Ese que desean abolir. La lucha contra el Santísimo, hace mucho tiempo que ya está en marcha. Ahora esperan dar su coletazo final. No significa que no harán un sacrificio. Lo harán. No que ya no harán ritos. Los harán. Pero no será a Mí. No será por Mí. Será a la Bestia. Será por la Bestia.

     ¿Os parece mentira, verdad? Pero esto ya está teniendo lugar. En muchos lugares ya no se consagra. Yo me iré. Me iré de allí. De lugares donde se me han expulsado. El Demonio no soporta mi presencia. Su principal objetivo es destruirme. Destruirme en mi Santo Sacrificio del Altar. Él no puede hacerlo. Sin embargo los hombres sí podéis.

     ¿No os habéis dado cuenta que a quienes he dado el poder de administrarme y hacer que Yo baje al Altar es a los hombres, es a los sacerdotes? Si el sacerdote no me baja, Yo no vengo. Ahí puede hacer más que el Demonio contra mi venida. Por eso el Demonio busca convertirlos principalmente a ellos. Y a muchos ya los tiene logrados. Sí, hija. Existe un ejército de Satanás. Y está capitaneado principalmente por sacerdotes. Estos mis amados hijos infieles, han sido convencidos por la Serpiente. En este ejército hay unidad, hay unanimidad: destruyamos la Custodia. Lo que custodia a la eucaristía. Los hombres fieles que la defienden. El Templo tal y como está constituido. Todo lo sagrado que rodea a la Eucaristía. Que sea ella lo último sobre lo que se tienen que acordar los cristianos. Que la releguen al último lugar. Que si van sea con prisas, y que comulguen sin dignidad. Pero eso sí: que dediquen su tiempo a obras de caridad, ¡muchas veces tan cargadas de egoísmo!

     Primeramente quiero que en vuestra vida, la Eucaristía sea ya el centro. Luego, que tengáis tanto amor eucarístico, que os salga por los poros de la piel. Después, que no os importe sufrir. Luego, que seáis mis trabajadores. Y posteriormente, que en vuestra audacia e inventiva, dejéis (trabajar) volar la imaginación hacia formas de defensa y formas de promocionar la Eucaristía. Que la (Me) llevéis a vuestros hermanos.

     Han querido que, por medio de la hambruna eucarística, os quedéis sin el Alimento, sin Comida y muráis a la Vida de la Gracia. Adrede, os han privado de la Eucaristía. Todos deberían retomar esa vida eucarística. Promoved la Eucaristía a diario.

     ¿Cuántos males se acabarían de eso? Si las personas comulgaran diariamente, de Mi recibirían las fuerzas. La luz. Se vería más claro. El amor. No existiría el odio. Ni las guerras. Se alcanzaría la civilización del Amor. De la que quiero y os pido que seáis artífices.


     ¡Llegad lejos! ¡Llegad lejos con vuestras aspiraciones y decisiones! Con vuestros deseos. Desead lo más. En el deseo, Yo os he hecho fuertes. No tengáis miedo a desear y a decidir cosas en demasía superior. Tirad por lo alto. Porque es en esta confianza en la que Yo os quiero probar. Y cuando la veo en las almas, mi corazón hace maravillas. Confianza en el Amor y en el poder de Dios. No confianza en vosotros mismos. Vosotros, por vosotros mismos, no sois nada, ni nada podéis lograr. Y ahora te bendigo: en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. (Amén)