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*¿Qué está pasando con los jesuitas?



 

Mientras hoy pasaba por sala de redacción el tema del sacerdote jesuita Mario Serrano, severamente reprendido por el Arzobispo de Santo Domingo, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, y viendo el vínculo con el aborto y la agenda gay del Centro Bonó -fundado y perteneciente a la Compañía de Jesús-, que dirige… no podía evitar hacerme la pregunta: ¿Qué está pasando con los jesuitas?
Porque no se trata de un caso aislado de un polémico sacerdote en Santo Domingo, sino que parece ser una constante en diversas latitudes del mundo.
A saber, y seguro que más de algún caso se me queda en el tintero:
El P. Juan Masiá, español que radica en Japón, ha negado la virginidad y la Asunción de la Virgen María y ha defendido repetidamente el aborto y la eutanasia. Sus superiores en alguna ocasión lo han llamado al orden, pero ningún caso ha hecho. Su compatriota, el famoso exorcista José Antonio Fortea, ha aconsejado a los fieles católicos no alimentarse de los “pastos envenenados” de los libros de Masiá.

El P. Carlos Novoa, jesuita colombiano y catedrático de la Pontificia Universidad Javeriana -en manos de los jesuitas-, ha apoyado la despenalización del aborto en el país. A pesar de las críticas recibidas por diversos Obispos de Colombia, fue justificado por el rector del centro de estudios, el también jesuita P. Joaquín Emilio Sánchez García.

Aún en Colombia, de triste recuerdo es el caso del P. Alfonso Llano, que negó la virginidad de María en una columna en uno de los diarios más importantes del país. En este caso, el Prepósito General de la Compañía de Jesús (jesuitas), P. Adolfo Nicolás, le prohibió seguir escribiendo.

La Pontificia Universidad Javeriana, a través de su Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR, organizó durante una década el Ciclo Rosa Académico, en el que se presentaban activistas LGTB (lesbianas, gay, transexuales y bisexuales), y se hacía promoción de su estilo de vida. Fue cancelado gracias a la que intervinieron el Presidente de la CEC y Arzobispo de Bogotá, Cardenal Rubén Salazar, y el Nuncio Apostólico en el país, Mons. Ettore Balestrero, con el apoyo de miles de fieles católicos.

El sacerdote jesuita Alberto Múnera, director de PENSAR, defendió a capa y espada este evento, incluso tras su cancelación. A pesar de esta cancelación, el rector de la Javeriana, P. Joaquín Emilio Sánchez García, expresó su apoyo al Ciclo Rosa Académico.
En Argentina, el sacerdote jesuita Rafael Velasco, rector de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), dirigida por la Compañía de Jesús, expresó su aval al estilo de vida homosexual, demandó la aceptación de mujeres en el sacerdocio y aseguró que se adhiere a la teología marxista de la liberación.

En Perú, la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), cuyo lema es “la universidad jesuita del Perú”, organizó el curso “Lenguaje, Género y Sexualidad”, poniendo a cargo al activista LGTB Ernesto Cuba.

En Estados Unidos, la Universidad de Georgetown, confiada también a los jesuitas, invitó en 2012 a dar una conferencia a sus graduados a la Secretaria de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, quien se declara católica y ha promovido por años el aborto en el país.

Naturalmente, no son todos los jesuitas. Ahí está el Papa Francisco, claro modelo vivo de hijo de San Ignacio. Y el recientemente fallecido P. Jorge Loring.

Pero más allá del P. Llano, ninguno ha sido llamado al orden exitosamente por su orden religiosa, otrora orgullo de la Iglesia por su fidelidad al Magisterio y al Papa.

Me queda la duda ante lo que pareciera una tendencia institucionalizada. Agradezco las respuestas: ¿Qué está pasando con los jesuitas?