*Jesús: Apagad ese aparato de muerte (TV)

Jesús a Marga 09/11/2000:  

¡Oh los pecados de impureza! Laceran cruelmente mi Corazón. Mira cómo sufro por esto. Sufro y me desgarro en mi interior. No lo sabéis, no lográis verlo del todo, no atisbáis siquiera comprenderlo un poquito. El mundo es una inmensa ciénaga donde los hombres os revolcáis como animales, animados unos en los otros; os revolcáis y no os importa el olor ni el hedor. Creéis hacerlo en un campo de rosas. ¡Oh vil mentira por la que os ha seducido Satanás! ¿Por qué hay tanta infelicidad, tanto vacío en el hombre? Porque esperáis saciaros con esa podredumbre del placer carnal, vuestra boca no está hecha para comer vaciedad, mascar estiércol.
Vuestra alma busca y anhela la salvación, y vuestra carne, corrompida, la pretende encontrar entre las basuras, entre las mil mentiras que antes se os han dicho. Se os pretende educar en la mentira.
Satanás ha desplegado su ejército y en este punto –la impureza- está haciendo estragos. ¿Por qué? Es porque mi Ejército, el que es realmente Poderoso, no ha desplegado también su ataque, sus medios. Es porque los míos quizá también se han dejado vencer por ese vicio y no pueden mostrar al mundo sus vidas blancas, sus ánimas cristalinas, relucientes. Es porque de entre los míos ¡tampoco se vive la castidad!.
Y mira cómo Yo lloro de Dolor y mi Corazón es cual herida llagada de úlceras por este horror que me provocáis.
Yo no puedo soportar por más tiempo que cojáis a mis niños y les quitéis la vida de la gracia con vuestra falta de modestia, pudor, vuestra falsedad y negrura, con vuestra vida y vuestras acciones impúdicas, dejando que ellos empapen sus ojitos en esa podredumbre que llamáis “liberalidad” y por doquier tenga que asistir, en su más tierna infancia a espectáculos bochornosos de pornografía, orgías, palabras obscenas y mentiras en cuanto al amor.
¡El Amor Verdadero! ¡Oh, no lográis alcanzarlo! Es porque vuestros cuerpos se encuentran todavía en esa cárcel de la impureza de la que no lográis salir. Salid. Dejad a los muertos que entierren a sus muertos (46). Liberaros de vuestro cuerpo de muerte que os mantiene atados y os impide subir a Mí.
En la comodidad y holgazanería, en la pasividad y el “todo cuela” no se puede encontrar la libertad que Yo quiero dar a vuestro espíritu. Y aunque con períodos en los que os levantáis, a veces volvéis a caer porque no ponéis los medios concretos necesarios para evitar las ocasiones de pecado.
¡Esa caja de podredumbre que a todas horas abrís para que inunde de su hedor las estancias más íntimas de vuestra casa (la TV)! Que contagia y contamina todo con sus criterios de muerte, con sus imágenes de vicio absoluto. Que corrompe las mentes y las conciencias de los más pequeños. ¡Responsables vosotros de ello, que la abrísteis sin rigor, sin tener en cuenta el daño que os hace y hace a vuestros pequeños vástagos! 
 ¡Apagad ese aparato de muerte si queréis que en vuestras casas reine la santidad! Yo lo digo, que cada uno actúe en conciencia. Existen muchos medios hoy en día por donde se cuela la impureza en vuestros hogares, en vuestras familias y en vuestras propias almas: La televisión es uno de ellos. 
Cortad de raíz todas las ocasiones. Hacedlo si queréis ser míos y si queréis llevar a los vuestros por las sendas de la salvación. ¡Oh hija, mírame cómo lloro por esto! En la imprudencia y en la temeridad, en la negligencia culpable, mi Ejército se ha dejado vencer en este punto. Mi corazón se encuentra llagado profundamente por eso. Consuélame tú, cúrame, cura mis heridas.
Marga: Señor, eres duro en este punto.
Hija mía ¡no sabes hasta qué punto estoy dolido por esto! Entra en mí y conoce mi dolor.
Con el candor de un niño bautizado, así me gustaría encontraros.
Reparad por vuestras faltas de impureza. Imponeos sacrificios en vuestra carne por estos pecados.
Luchad para no caer en las tentaciones. Se encuentra muy revuelto este mundo de Satanás.
 (46) Cfr. Lc 9,60; Mt 8,22