*Mis sacerdotes no me aman

 
Jesús a Ottavio Michelini 1975 Italia
 
Es bien cierto que no faltan sacerdotes santos, pero son pocos. Faltan expertos confesores y directores espirituales.

Hijo mío, podría hacerte comprender a fondo cuántas almas están apenas vivas, van tirando como plantas enfermas;  amarillean por falta de una iluminada dirección espiritual. Incluso en los conventos, entre las almas consagradas falta una válida dirección espiritual.
Hay almas que si estuvieran bien dirigidas, habrían llegado a los niveles más altos de la santidad.
Qui non diligit manet in morte
Muchos sacerdotes míos están en la muerte porque no me aman, porque no han querido conocerme.

San Juan dice: "Vino a los suyos pero los suyos no lo recibieron". Pero que no me acojan mis predilectos en su corazón,  esto, hijo mío, es un pecado enorme.
Que se responda al amor con la frialdad y con la injusticia es una herida grande que incesantemente se provoca a mi Corazón misericordioso.
Fui rechazado cuando aún estaba en el seno materno. Continuo siendo arrojado fuera por mis ministros, escogidos con amor infinito. 

Por dignidad y poder he puesto a mis sacerdotes por encima de las legiones angélicas.
Me he confiado a su arbitrio. Yo les he concedido el poder divino de perdonar los pecados, de transubstanciar el pan y el vino en mi Cuerpo, en mi Sangre, Alma y Divinidad.
¿Quién podría suponer que mi amor llegara a tanto?

Hijo mío, ámame mucho para reparar tan monstruosa ingratitud: dame todo tú mismo,  con  lo que tienes y lo que eres. Repara, hijo, repara por los innumerables Judas que diariamente me traicionan.