Dios Padre a Javier Viesca, México, marzo 2014
Sí, hijitos Míos, Yo Soy vuestro Dios, Yo Soy La Vida. Vosotros tenéis vida por Mí, todo lo que os rodea tiene vida, el Universo está vivo, porque todo tiene vida en Mí. Llegará un momento en que os enseñaré a cada uno de vosotros ésta realidad, la palparéis, sabréis cómo Yo, vuestro Dios, he hecho todo y le he dado vida particular a todo.
Sí, hijitos Míos, Yo Soy vuestro Dios, Yo Soy La Vida. Vosotros tenéis vida por Mí, todo lo que os rodea tiene vida, el Universo está vivo, porque todo tiene vida en Mí. Llegará un momento en que os enseñaré a cada uno de vosotros ésta realidad, la palparéis, sabréis cómo Yo, vuestro Dios, he hecho todo y le he dado vida particular a todo.
Vosotros, estáis muy limitados en
capacidades y a lo que vosotros llamáis vida inanimada, no la podéis
entender. Elucubráis, imagináis, inventáis infinidad de cosas, porque
vuestras capacidades humanas, limitadas por el mismo Pecado Original, no os permiten conocer Mis realidades.
Vosotros tenéis vida y queréis que
todo lo que os rodea debe tener una vida similar a la vuestra y no, Mis
pequeños, cada cosa creada tiene su forma de vida y, así todos os complementáis con todos.
Después de ésta purificación que
tendréis que, ciertamente será muy difícil para algunos, pero también
muy deseada por otros, os develaré vuestros ojos, vuestra mente,
vuestras capacidades intelectuales, sensoriales y conoceréis algunos de
Mis Misterios y, digo algunos porque no os voy a dar el Conocimiento de
golpe, iréis poco a poco recibiendo el Conocimiento que
tenían vuestros Primeros Padres, será paulatino para que apreciéis más
Mi Obra.
Mis pequeños, os asombraréis de
todas las cosas inimaginables que conoceréis y, esto os lo digo ahora,
para que centréis vuestra atención a todas las bellezas que conoceréis
después del tiempo de la purificación. Están a la puerta y os
alegraréis, inmensamente, los que quedéis, los que habréis pasado la
prueba de la purificación. Agradeceréis tantas, tantas bendiciones que
derramaré sobre lo seres humanos que quedéis después de la
purificación.
Os aseguro que gozaréis inmensamente todo lo que recibiréis, así que, deseadlo desde ahora, Mis pequeños.
Mucho bien tendréis, mucho bien os
cubrirá, mucho bien veréis a vuestro alrededor, tanto en vuestros
hermanos, como en lo que será renovado porque, ciertamente, habrá una
renovación Universal.
Confiad en lo que os digo, Mis pequeños, confiad.
¡Os amo tanto, Mis pequeños!, que, cómo quisiera que ya hubiera pasado
la purificación, éste trago amargo que tendréis que pasar, como lo
pasó Mi Hijo Jesucristo por salvaros, será vuestra purificación y,
después, tendréis Mis regalos.
AgradecedMe, Mis pequeños, desde
ahora, todo lo que os he permitido conocer, todas las Promesas que os
he hecho, que se han de cumplir al pie de la letra.
Os amo, Mis pequeños, recibid Mis Bendiciones y desead de todo corazón el Advenimiento de Mi Hijo, pero deseadlo profundamente, para que se dé lo más pronto posible,
para el bien y para el gusto de todos vosotros, los escogidos, los que
seréis los consentidos para el Nuevo Mundo que he prometido para los
justos, para los buenos, para los que no se separaron de Mí, para los
que Me transmitieron a sus hermanos y, sobre todo, para aquellos que
dieron un gran ejemplo de llevarMe siempre en su corazón.
Gracias, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.