*Dios me concedió otra experiencia mística

Testimonio de Fabienne, Francia

Y he ahí que Dios me concedió otra experiencia mística

Mi alma se encontró en un lugar desierto. Estaba sobre una especie de plataforma y había un sendero.
Avancé por ese sendero y me encontré en un mar de fuego en el que se encontraban almas. Vi un agujero con un fuego crepitando en su interior. Había muchas llamas. Los condenados estaban coléricos y en actitud muy amenazante cuando los miraba y me dijeron “te odiamos”. Su odio me quemaba y su desprecio me hería el corazón.
El gurú que me había abierto los chakras, tras su muerte, descendió a ese lugar de tinieblas. Su alma estaba perdida eternamente, porque había rechazado a Jesús. Quiso libremente permanecer en su orgullo y no se arrepintió de sus faltas. Entonces Dios le abandonó a él mismo. Dios huye de las almas orgullosas. Me dijo que amaba las almas pequeñas, las almas humildes!

Dios me mostró que este gurú, que se había convertido en un alma maldita de Dios por haberle ofendido mucho sin arrepentirse, trabajaba en mi alma para tentarme a cada segundo. Le oigo llorar a él y a Satán cuando no consiguen hacerme sucumbir a las tentaciones que envían sin cesar para que la perdición de mi alma. Hace de todo para condenarme. La Santísima Virgen me dijo que era necesario resistir a las sugestiones diabólicas y a menudo he sucumbido. Gracias a la confesión puedo estar todavía en la misericordia.

No le guardo rencor a esa alma condenada por llevarme a las tentaciones porque sé bien que es el trabajo de todas las almas condenadas. No quieren saber nada, ni de nosotros ni de Dios. No cambiarían las penas ni el dolor para ir al Cielo ! Su misión es el odio, la destrucción, la falta de amor. Es un tormento que no terminará jamás. Es un fuego devorador, que devora sus entrañas. Pero son malditos de Dios porque no quisieron amarle. Llevan a todas las almas que pueden a ese lugar donde el odio y la destrucción están siempre presentes ! Todo no es más que amargura y su misión es destruir las almas.
Saben, si Dios me dejó una astilla en la carne como a San Pablo, es para que luche y me vuelva Santa. Su gracia me basta !

Me di cuenta de que en ese estado de tinieblas había algunas almas a las que había advertido en la tierra pero que no se arrepintieron. Y estando vivas, se burlaban de lo que yo les decía. Entonces, Dios en un tono muy severo me dijo: “No te ocupes más de ellas” y me di cuenta de cuánto iban a afrontar ante la justicia de Dios en el momento de su juicio. Y eso fue lo que pasó !

Encima de mí, estaba el purgatorio, las llamas eran muy altas. Las almas que están en este estado de purificación están unidas del todo a la divina voluntad. Su más grande sufrimiento es no poder todavía ver a Dios cara a cara. Le vieron, durante su juicio particular, en una luz que no es todavía la del cielo y desde entonces guardan una gran nostalgia de Dios, pero no quieren presentarse ante Él con sus manchas. Se purifican y reparan lo que no repararon en la tierra y muchas de ellas aprenden a amar.
Entonces he rezado por ellas y ellas, a su vez, han rezado por la miseria que soy, y juntas, en la comunión de los santos, nos hemos ayudado a tener más luz para acercarnos a Dios sin miedo y sin mancha. Y Jesús me dijo: “quiero que estés más cerca de mí”, y añadió: “Continúa tu obra de misericordia“ (rezando por ellas). Las almas del purgatorio se volvieron mis hermanas bien amadas, pero no les hablo porque Dios no lo permite. Les rezo simplemente para que me ayuden en mi misión de evangelización.
Vi varios escalones blancos que subí rápidamente y cuando llegué arriba de esta gran escalera blanca, un hombre vestido de rojo me abrió la puerta y se retiró. En seguida entré en un océano de paz donde sentí muy fuertemente la presencia de Dios  Padre. Era la Fuente. Era un padre benévolo, lleno de amor y de paz. Su presencia inundaba este océano de paz. Dios Padre es muy dulce y muy amante y me dijo sin que pudiese verle: “Soy un Padre lleno de amor por Mis hijos”.
Yo que creía que Dios no era más que un padre castigador, tomé entonces conciencia de Su gran santidad y aunque Dios es Amor, misericordia y Justicia, su más grande atributo es la misericordia y me dijo: Dios es ante todo Padre. Desde entonces le llamo “Papá de Amor” y “Querido papá” y me he lanzado a sus brazos de amor. Después he seguido el camino de la infancia espiritual. Dios no piensa más que en curarnos y en vendar nuestras heridas. Dios es Amor como el apóstol San Juan nos ha enseñado.

Después vi a Jesús en el cielo rodeado de una bella luz dorada. Era muy hermoso. Mi alma sentía una gran paz y un gran deseo de acercarme a Él. Tan bien me sentía que me hubiera querido quedarme junto al Hijo de Dios. Jesús me pidió que llorase con Él por los pobres pecadores. Me dijo con mucha compasión “Llora hija mía, por la salvación de las almas.”
En esta experiencia espiritual, llevé en mí todos los pecados que aún no había confesado, lo que me hizo sufrir mucho. Para paliar esto, me confieso todas las semanas a fin de no tener que afrontarlos en el momento del juicio particular de mi alma en la hora de mi muerte.
Dios me abrió mi interior y me hizo ver que antes de volver a Él, rechazaba Su misericordia, mi corazón era duro y me dijo “Yo no puedo entrar en un corazón duro y orgulloso”. Me hizo ver todos mis pensamientos que no estaban en Su Amor, todas mis complicidades con el mal, todos mis malos sentimientos, mis críticas y juicios sobre otros y me dijo: “Cuídate de juzgar a nadie. 

No les acuses”. Yo acusaba a todo el mundo. Y me dijo: “No les juzgues”. Os aseguro que yo era una experta en la materia. Las heridas de la vida me habían hecho ser amarga hacia mis hermanos y hermanas y Dios me hizo ver que no era mejor que Judas ! Entonces me dijo: “hay que amar” y no ha sido hasta después de dieciséis años de sufrimientos y persecuciones continuas que Jesús ha transformado mi alma demoniaca en apóstol para Su gloria. El me ha pedido imitar y hacer como San Pablo, viajando como él.

Algunas veces me ha ocurrido tener miedo de las persecuciones. Entonces Dios me dijo: “Guárdate del miedo” ! Es cierto que todos mis enemigos se han quebrado a los pies de Cristo. Cada vez que voy a un país diferente, el Espíritu Santo se lleva todos mis miedos y todas mis angustias, de tal manera que solo siento paz, la Paz de Cristo !
Cuando Dios abrió mi interior, vi y reviví todo el mal que había hecho a mi prójimo y eso me causó mucho sufrimiento.

Entonces grité hacia Dios y le dije: Jesús ten piedad de mí. Ten piedad de la gran pecadora que soy, y me respondió: “Causas toda mi alegría” y le dije: todas las personas que hice caer en mi vida, a partir de este momento, voy a rezar por ellas y hacer celebrar misas para que un día estemos reunidos en el paraíso. Y ahí, como para Zaqueo, la salvación entró en mi alma!
Entonces le di a Jesús de amor todas mis malas elecciones y sus consecuencias y Él mismo vino a reparar mis propios errores de vida con Sus gracias y Su amor. Dios es Amor con una gran A. Saben el amor humano no es más que un débil reflejo del amor divino, así como la ternura humana no es más que un débil reflejo de la ternura divina. Y grité hacia Él diciendo: “Sáname Jesús, sáname Papá de amor”.
¡Y pensar que yo le decía a Jesús que no me amaba lo bastante! Enseguida me contestó: No te imaginas ni siquiera hasta qué punto te amo. Te llamo a la Santidad, te llamo a amarme! ¡Medita Mi Pasión ! Y ahí comprendí al fin todo su Amor y leyendo los escritos de Santa Brígida, he sabido que había sufrido 5480 golpes durante su dolorosa Pasión! Qué amor del creador para salvar Su creatura.

La Santísima Virgen me ayudó mucho a acercarme a Dios. Una de las primeras veces que me habló, me dijo “Mi hijo está muerto a causa de tus pecados” y luego me dijo “No amas lo bastante la cruz”. Ella me ha enseñado a aceptar el martirio, me ha enseñado el silencio, el abandono, y me ha formado en mi vida espiritual y le agradezco también porque me ha liberado de todos los demonios que me oprimían rezando el rosario.

Durante una misa hice un pacto de alianza con ella y por eso llevo un anillo en el dedo y he querido libremente, además de mi consagración al corazón inmaculado de María, revestirme del escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, por la gracia del cual la Santísima Virgen María me ha protegido de muchos peligros.
Yo que conocí en el esoterismo a un Dios cósmico, a un Dios energía, puedo testimoniarles que ha sido en la iglesia católica donde he conocido a un Dios de ternura cuyo corazón se derrite de amor por cada uno de nosotros. Yo que creía que la iglesia era una vieja institución con dogmas rigurosos, me he dado cuenta que la Iglesia es Santa, que es Amor con una gran A y que sin ella y sin los sacerdotes, no podría entrar en el cielo. En ese momento la Iglesia católica se convirtió para mí en una especie de mamá benévola y comprendí todo el Amor de Jesús que la fundó sobre San Pedro, el primer Papa y cuando he mirado al Papa Francisco, he visto en él todo el Amor de Cristo por sus hijos. He visto en él el Amor de un Padre y me he puesto a amar mucho a la iglesia y a rezar por ella y sus consagrados.

Varias veces Jesús de Amor me ha dado a conocer la profundidad de su corazón en el cual he sido transportada para descansar en Su ternura exquisita y su dulzura inigualable.
Para agradecer a Jesús Su bondad, rezo el rosario todos los días porque me ha prometido que por el rezo del Rosario Él me salvará y Él añadió: “Rezo por tu liberación” y he comprendido que Dios estaba en mí para luchar contra el poder de la serpiente. Rezo también el rosario de San Miguel Arcángel, a los 9 coros de ángeles, y termino mi jornada de oraciones recitando varias veces esta pequeña oración muy fecunda que es un acto de amor: “Jesús, María os amo, salvad almas”. 

Dios prometió a Sor Consolata Betrone, religiosa cuya causa de beatificación fue abierta en 1995, que cada vez que recemos con el corazón “JESÚS, MARÍA OS AMO, SALVAD LAS ALMAS” un alma es salvada para la eternidad.

Sabéis, le dije a Jesús: Te doy mi “Sí” porque quisiera tanto que todas las almas conozcan tu corazón ardiente de amor. Te entrego todas mis elecciones pasadas y sus consecuencias a fin de que tú, el Amor, las quemes en tu Fuego de ternura y en las llamas de Tu misericordia.