*El perfume sobrenatural del Padre Pío



Era una manifestación de la presencia del padre Pío. Así le dijo a Cleonice 
Morcaldi en 1922, cuando le preguntó qué significaba el perfume. Fueron 
muchísimas las personas que sintieron el perfume, incluso a muchos kilómetros 
de distancia de su convento. Era una manifestación sensible de su presencia en 
bilocación en lugares distantes. El padre Tarsicio Zullo lo sintió muchas veces. 
Una vez tan fuerte que le preguntó: 

- Padre Pío, ¿de dónde viene este perfume? 

Y respondió: 

- De la sangre


El padre Agustín, en su Diario declara: Cada cierto tiempo siento el 
perfume y algunos días más frecuentemente35


El padre Pellegrino, que fue su Superior, manifestó: Personalmente, he 
notado el perfume. Había dos tipos de perfume. Uno era el de la sangre de las 
llagas, que era un olor a sangre, pero no desagradable. El otro era un perfume 
sobrenatural que he sentido dos veces. Una, en el año 1953; y la segunda, la 
noche de la muerte del padre Pío, mientras lo vestíamos. Yo y el doctor Sala nos 
dimos cuenta de lo extraordinario del hecho. No puedo decir de qué tipo de 
perfume se trataba, pero era intensísimo36


El padre Rosario de Aliminusa afirma que sintió el perfume que emanaba 
de su persona durante tres meses continuos. Dice: Saliendo de mi celda, que era 
contigua a la del padre Pío, sentía ese perfume especial que no sabría definir


El padre Rafael, que tantos años vivió en el mismo convento que el padre 
Pío, certificó: En el coro, durante el rezo del Oficio divino, a veces se advertía 
un perfume particular que emanaba de las llagas de sus manos sangrantes. El 
mismo perfume lo advertí más de una vez en su celda, cuando iba a hablarle de 
cualquier asunto. Una tarde, después de la cena, mientras toda la Comunidad 
iba al coro, el padre Pío, que había pasado en esos momentos, dejó tras de sí 
una estela de perfume que inundó todo el corredor. El padre Anastasio, que me 
precedía, se volvió y me dijo: 

- Rafael, siente, ahora ha pasado el padre Pío que ya está a la puerta de su 
celda38