*Pagola y La Misa como entretenimiento

20.06.14
No deja de ser curioso que bien entrado el siglo XXI haya todavía gente que proponga como solución a la baja práctica religiosa en algunos países de Occidente el hacer que las misas sean más “atractivas”. Eso es exactamente lo que acaba de hacer el sacerdote y teólogo vasco José Antonio Pagola.
Dice:
Sin duda, a lo largo de estos años, hemos dado pasos muy importantes. Quedan muy lejos aquellas misas celebradas en latín en las que el sacerdote “decía” la misa y el pueblo cristiano venía a “oír” la misa o “asistir” a la celebración. Pero, ¿no estamos celebrando la eucaristía de manera rutinaria y aburrida?
Lo cierto es que en aquellos tiempos lejanos, el nivel de práctica religiosa era muy superior al actual. Por razones de edad no tuve oportunidad de asistir a esas Misas, pero por lo que me dijo alguna vez mi padre, no parece que los fieles se sintieran especialmente abatidos y cabizbajos cada vez que acudían a Misa.
Añade Pagola:
Hay un hecho innegable. La gente se está alejando de manera imparable de la práctica dominical porque no encuentra en nuestras celebraciones el clima, la palabra clara, el rito expresivo, la acogida estimulante que necesita para alimentar su fe débil y vacilante.
Lo innegable es que la gente se alejó hace unas décadas, no ahora, de la práctica dominical. Y las nuevas generaciones no se caracterizan precisamente por un regreso a dicha práctica. Ahora bien, que eso sea por las razones que Pagola expone es muy discutible. Yo más bien pienso que la causa real es que muchos dejaron su fe a un lado y a los jóvenes no se les ha educado en dicha fe. Por tanto, por mucho clima y rito caribeño que le pongamos al tema, no van a venir. Quien no cree en Cristo, quien no cree lo que cree en la Iglesia, ¿por qué va a acudir a Misa? En buena lógica, habría que empezar por re-evangelizar a los alejados y evangelizar a los que nunca han recibido la Buena Nueva. La práctica religiosa vendrá después.
Pagola hace preguntas:
La Cena del Señor es demasiado importante para que dejemos que se siga “perdiendo”, como “espectadores de un estancamiento infecundo” ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana”. ¿Cómo permanece tan callada e inmóvil la jerarquía? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación y nuestro dolor con más fuerza?
El término Cena del Señor,que en sí mismo no es incorrecto, lo usan más los protestantes para referirse a sus cultos eucarísticos. Nosotros, los católicos, sabemos quela Misa no es una mera cena, aunque ciertamente lo es, sino la celebración incruenta del sacrificio de Cristo en la Cruz. ¿Cómo se puede decir que eso tiene algo de “estancamiento infecundo"? Esas palabras son usadas por el Papa en la Evangelii Gaudium (EG 129) pero no para referirse a la liturgia. Es típico que los heterodoxos citen al Papa fuera de contexto para apoyar sus tesis. Pero lo cierto es que si el alma está dispuesta, la Misa es su alimento fundamental. Solo queda infecunda en aquellos corazones que están pendientes de otras cosas y no de aquello que se está oficiando en el altar. Y en ese caso la culpa no está en el rito que se celebra, sino en aquel que participa del mismo con mala disposición. Nuevamente estamos ante un problema de falta de fe o de fe mal enfocada. Todo aquel católico que cree de verdad en lo que se celebra en la Misa, apreciará la misma como el mejor regalo del mundo, como el momento en que su ser está en comunión plena con la Iglesia que, ya en el cielo, participa de la liturgia eterna de gloria y alabanza a Dios Padre y el Cordero de Dios en comunión con el Espíritu Santo.
Asegura Pagola:
El problema es grave. ¿Hemos de seguir “estancados” en un modo de celebración eucarística, tan poco atractivo para los hombres y mujeres de hoy? ¿Es esta liturgia que venimos repitiendo desde hace siglos la que mejor puede ayudarnos a actualizar aquella cena memorable de Jesús donde se concentra de modo admirable el núcleo de nuestra fe?
Pagola cree que las formas son esenciales para atraer al “público". Pero si no se evangeliza y catequiza el fondo, de poco valdrán esas formas. Es más, si la evangelización y catequización son las correctas, los conversos no solo no tendrán problemas con las formas sino que apreciarán en su justa medida el ser parte de una tradición bimilenaria por la cual los hijos de Dios y de la Iglesia han prestado culto racional al Señor.
La Misa no es un instrumento para hacer experimentos de cara a lograr atraer a más gente a la Iglesia. Es el sacramento por excelencia de los que viven en gracia de Dios. Mundanizar la Misa no atraerá al mundo a la Iglesia, sino que hará que ésta se mundanice, cosa que ha ocurrido con demasiada frecuencia en este último medio siglo.
Es más, lo que el Papa nos pide no es que usemos la liturgia como probeta experimental, sino que salgamos a fuera a buscar a los que están alejados. Pero salimos con lo que es nuestro, no abandonando lo que nos ha sido transmitido por las generaciones de cristianos anteriores a nosotros.
Hay mil maneras de acercarse a los que no comparten nuestra fe. Pero ninguna de ellas puede consentir en aguar y desvirtuar nuestra liturgia, en aparcar en el desván del olvido el culto por el que recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo que fue derramada una vez para siempre en la Cruz. Lo que ocurrió en el Calvario no fue precisamente un espectáculo entretenido.No había globos, confetti, música de rock ni cosa que se la parezca en el momento en que el Señor daba su vida en pago por nuestros pecados. Pero si no creemos que la Misa es exactamente eso, haremos de la misma un show. Dios no lo permita.
Luis Fernando Pérez Bustamante