*Lourdes, el mensaje que no debemos olvidar

Lourdes, el mensaje que no debemos olvidar
Los signos extraordinarios que ocurren en Lourdes, centran la atención de muchos. Olvidan así el sentido de aquellos signos y en especial la relevante actualidad de los mensajes transmitidos por la Inmaculada Concepción... Bernadette, la vidente, guardó además un secreto, pero comunicó una clave trascendental.
 22 noviembre 2013







Equipo Portaluz  



Cada año seis millones de peregrinos llegan al Santuario de Lourdes para adentrarse en la gruta de Massabielle, acariciar la roca donde se indica apareció la Santísima Virgen María, encender velas y sumergirse o al menos beber del agua de la fuente que –por indicación de la Madre de Dios- excavó con sus manos la propia vidente… Marie Bernadette Soubirous.
 
El constante flujo de peregrinos es una expresión viva de la fe y confianza en la Santísima Virgen María, manifestada en oración de gratitud, alabanza y reconciliación. Pero es la súplica, que demanda la mediación extraordinaria de La Inmaculada Concepción, lo que abunda en muchas almas que allí acuden.
 
Al respecto son cientos los eventos extraordinarios de índole física, espiritual y psicológica ocurridos en Lourdes o vinculados a la devoción por esta aparición desde 1858 hasta hoy. Pero en el ámbito de la materia, el riguroso Comité Médico Internacional de Lourdes, formado por una veintena de médicos de distintas especialidades, ha dado luz verde sólo a 69 casos desde las apariciones hasta la fecha (para ver en detalle pulse aquí).
El médico cirujano Rolf Theiss, alemán y miembro del referido Comité Internacional que investiga y determina como inexplicables según la ciencia determinadas curaciones de los peregrinos de Lourdes señalaba en Mayo de 2013 a la agencia de noticias DPA…
 
"Muchos casos quedan descalificados desde el principio. Tenemos que examinar muy detalladamente si la sanación puede deberse a algún tipo de tratamiento médico. Nosotros, los médicos, no hablamos de milagros, sino de un pequeñísimo número de casos de curación, incomprensibles desde la perspectiva de la ciencia”.
 
¡Lo que en Lourdes la Virgen comunica no debe ser olvidado!
El agua de la fuente, las velas que se encienden, la roca que se acaricia, las multitudes fervorosas, los eventos extraordinarios y los milagros mismos son sólo signos sensibles que orientan a confirmar la Fe en el mensaje central que la Santísima Virgen María comunicó al mundo a través de Bernadette.
 
No son los signos, no es la mensajera lo medular… sino el revelador mensaje comunicado por la Madre de Dios:
 
"¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!"
(24 de febrero de 1858
8ª aparición a Bernadette Soubirous)
 
“Soy la Inmaculada Concepción”
(25 de marzo de 1858
16ª aparición a Bernadette Soubirous)
 
Luego, para los escépticos y los enemigos de la Iglesia, serán precisamente los signos sensibles ya mencionados en este reportaje –especialmente aquellos certificados por la ciencia- la señal que confirman la veracidad del mensaje. Al respecto Portaluz publicó las vibrantes declaraciones de un científico agnóstico y Premio Nobel, el Dr. Luc Montaigner (pulse para ver) y el periodista Vittorio Messori  en su libro de análisis crítico histórico de los documentos de la época, “Bernadette no nos engañó” señala: “He llegado a la conclusión de que Bernadette no nos ha engañado, ni se ha engañado a sí misma. Llego a la conclusión de que Lourdes es verdad”.

Bernadette, la elegida de la Virgen por su fe y pequeñez
La que fuera antaño sólo una aldea, Lourdes, está situada a la entrada de varias gargantas de montañas; y a corta distancia de ella hacia el oeste, se levantan las rocas llamadas "Massabielle" (rocas viejas). La naturaleza ahuecó entre ellas una gruta como de 3 metros y medio de ancho por 3 metros y medio de alto. En su extremo superior derecho y a una altura de 2 mts. y medio del suelo, hay una excavación en forma de nicho que tiene 1.80 mts. de alto. Este es el lugar escogido por la Providencia Divina para que la Santísima Virgen diera, una vez más, pruebas de su bondad apareciéndose a Marie Bernadette Souvirous.
 
La elegida por Dios para ser testigo de la Inmaculada Concepción y su mensaje, pertenecía a los despreciados por el mundo que Jesús ensalza en los evangelios. A sus 14 años, Bernadette vivía con sus padres y tres hermanos en extrema pobreza, debilitada su salud por haber padecido cólera y ser asmática; la adolescente era además analfabeta que sólo conocía el dialecto de Lourdes y puesto que las clases de catecismo se dictaban en francés, aún no había hecho la Primera Comunión. El profesor y catequista Jean Barbet diría de ella: "Bernardette tiene dificultad en retener las palabras del catecismo porque no puede estudiarlas, ya que no sabe leer, pero ella hace un gran esfuerzo en comprender el sentido de las explicaciones. Aún más, ella es muy atenta y, especialmente, muy piadosa y modesta".
 
“Oh Madre mía, en tu corazón vengo a depositar las angustias del mío y a sacar fortaleza y valor”, dirá en la página 28 de su Cuaderno de Notas Íntimas.
 
La niña Bernadette no claudicaba en su empeño y tenía por hábito rezar diariamente el rosario confidenciando a la Madre de Dios su anhelo de comulgar a Cristo. No sabía la pequeña que la respuesta a su oración tendría ecos de eternidad…
 
La vidente Bernadette
El 11 de febrero de 1858 acompañada de su hermana y de una amiga, Bernardette se dirige a la Gruta de Massabielle, al borde del río Gave, para recoger leña, ramas secas y pequeños troncos. Las compañeritas habían pasado ya el arroyo cercano y Bernadette, por su fragilidad física, se quedó sola, rezagada. Repentinamente escuchó un ruido cual si fuese una ráfaga de viento, levantó la cabeza hacia la Gruta y más tarde testimonia:
 
"Vi a una señora vestida de blanco. Llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie”. Las manos de la Señora estaban unidas como en oración y entre ellas sostenía un rosario.  Sorprendida Bernadette buscó su rosario que traía siempre en su bolsillo. En ese momento la Señora empezó a pasar las cuentas del rosario entre sus dedos y Bernardita empezó a rezar el suyo. Al terminar por un instante la Señora le sonrió y antes que Bernadette pudiere darse cuenta, había desaparecido.
 
Hasta el jueves 16 de julio de ese año, la Virgen María se apareció 18 veces a Bernadette en el lugar (pulse para ver). Y para la pequeña testigo comenzó un duro calvario de interrogatorios eclesiásticos y civiles, con coacciones incluidas, que jamás torcieron su voluntad: «Yo solo cuento lo que he visto», repetía incansable.

Cuatro años después el obispo se rendía ante la autenticidad de la aparición, y en 1866 la vidente ingresó en un lejano convento (Hermanas de la Caridad de Nevers ) para apartarse y desaparecer, en cuanto estuvo en su mano.
 
El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.
 
El 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío XI la declaró santa. Su cuerpo permanece incorrupto.
 
¿El secreto confiado a Bernadette?
El 23 de febrero de 1858, en la séptima aparición, la Virgen María confía a Bernadette un secreto “sólo para ella”.
 
Al respecto durante toda su vida debió soportar el asedio de quienes llegaban hasta el convento de Nevers para intentar hurgar en los acontecimientos ocurridos en Lourdes. Así fue como durante la guerra franco-prusiana en 1870, el caballero Gougenot des Mousseaux, acudió a visitarla y sostuvo con ella el siguiente diálogo según señala el historiador de la época el conde Lafond:
 
Gougenot: “¿Tuvo usted en la gruta de Lourdes o posteriormente revelaciones relativas al futuro y al destino de Francia? ¿No le ha encargado la Virgen que transmita advertencias o amenazas para Francia?”.
Bernadette: “No”.
Gougenot: “Los prusianos están a las puertas, ¿no le da miedo?”.
Bernadette: “No”.
Gougenot: “¿No hay, pues, nada que temer?”.
Bernadette: “Temo sólo a los malos católicos”.
Gougenot: “¿No teme nada más?”.
Bernadette: “No, nada”.

 
Fiesta de la Virgen de Lourdes: 11 de febrero