*Quiénes son los espíritus perdidos? Habla un exorcista

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Es apasionante el capítulo IV de la Summa Daemoniaca de J. A. Fortea, donde habla de los espíritus perdidos, del espíritu de almas que no son ni demonios ni almas condenadas, al menos no condenadas aún, y que buscan en medio de una gran tristeza y angustia, la luz, la paz, la felicidad.


Almas perdidas que rezan, cantan y alaban a Dios voluntariamente, sin necesidad de conjuros por parte del exorcista, almas que no blasfeman, que murieron al parecer sin pedir perdón, pero sin rechazar ni odiar a Dios.
Algunos de estos espíritus no saben nada de Dios ni de Jesucristo ni de la Iglesia, pues nadie les predicó. Almas que vagan de lado a lado, fantasmas en pena, destinadas –al menos algunas de ellas- a estar así hasta el fin del mundo.

CUATRO POSIBLES INTERPRETACIONES

El Padre Fortea considera en su libro que hay cuatro posibles interpretaciones ante esos hechos reales y objetivos con los que se ha encontrado él y otros sacerdotes en los exorcismos.
1ª La Primera es la más sencilla y posiblemente la única que algunos teólogos más estrictos con el dogma mejor tolerarían sin problemas. Sería la de afirmar que el demonio miente y que por tanto se hace pasar por quien quiere y que todo eso de las almas pérdidas que aún buscan la luz es falso y cuentos fantásticos del demonio para mejor engañar.
2ª La segunda es afirmar que se trata de un alma humana condenada. Un alma condenada – dice el Padre Fortea – que no sabe que está condenada ya definitivamente, y que nunca encontrará la luz.
Es una explicación poco probable y de pocos visos de autenticidad, pues no me imagino a nadie condenado y sin saberlo. Si el alma o el espíritu de un difunto vaga de lado a lado, haciéndose notar al exterior con ruidos, apariciones fantasmales y otros fenómenos de orden preternatural, es porque algo busca y espera de los vivos.
3ª La tercera es afirmar que se trata de un alma en el purgatorio. San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, afirma en su Subida al Monte Carmelo que hay almas del purgatorio que no saben que están en el purgatorio.
Sobre esto Santo Tomás de Aquino, dice en el Comentario al libro de las Sentencias (IV, distinción 21, artículo 1 B/Corpus), que también puede encontrarse en el apéndice de la Summa Theologica (apéndice 1, art. 2,) lo siguiente:
“Lo más concorde con los dichos de los santos y la revelación privada hecha a muchos es que el lugar del purgatorio es doble. Uno según la ley común (unum secundum legem comunem). Y el otro es el lugar del purgatorio según la dispensación (alias est locus secundum dispensationem) y así se lee de algunos que fueron castigados en diversos lugares (diversis locis): bien para enseñanza de los vivos al dar a conocer la pena de esas almas o bien para ayuda de los muertos”
4ª La cuarta es afirmar que efectivamente hay almas que son verdaderamente espíritus perdidos. Almas que pueden buscar la luz hasta el Juicio Final y que se podrían beneficiar de nuestras oraciones.
Contra la enseñanza de que pueden existir espíritus perdidos se podría alegar el texto de Benedicto XII en la Constitución Benedictus Deus (29 de enero de 1330) cuando enseña que
“Según la común ordenación de Dios, las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente después de su muerte bajan al infierno…”.
Se podría alegar ese texto si no fuera porque ese pontifice antecede esa afirmación con estas palabras: “según la común ordenación de Dios”. Es decir, el mismo Pontífice no quiere aseverar tajantemente que no haya ninguna posibilidad más en las manos de Dios.

TESTIMONIO LITÚRGICO A FAVOR DE LAS ALMAS PERDIDAS

Si leen el antiguo ritual de exorcismos, el del Ritual Romano, cuya fórmula fue la usada en la Iglesia desde la Edad Media hasta 1998, caerán en la cuenta de un detalle. La primera de las fórmulas exorcísticas dice:
“Te exorcizo, espíritu inmundísimo. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, toda incursión del Adversario, todo fantasma, toda legión….”
Y en la tercera conjuración del mismo ritual se vuelve a conjurar a todo espíritu inmundo, a todo fantasma y a toda incursión de satanás.
Esto quiere decir que aquellos sacerdotes de la Edad Media habían llegado a la misma conclusión que el Padre Fortea. El texto distingue entre espíritus inmundos y fantasmas, y admite sin posibilidad de duda de que el poseso estuviese poseído por un “fantasma”.
Ahora bien los fantasmas siempre han sido considerados seres humanos que vagan en pena. Considerar que ese texto está errado supondría que la Iglesia ha errado in orando desde la Edad Media hasta el siglo XX y no en el texto accidental sino en los textos conjuratorios de su ritual exorcístico.

EL HECHO REAL

Expondremos aquí lo que dice el Padre Fortea, exorcista experimentado de renombre internacional, en sus libros: Summa Daemoniaca y Exorcística. Podemos equivocarnos en la interpretación adecuada que demos a esos hechos, pero no en el hecho mismo. Los hechos son objetivos y verdaderos.
Lo que dicen
1º Los espíritus perdidos hablan con un tipo de voz distinta a ls de los demonios. No suelen manifestar ni la agresividad, ni la ira de los ángeles caídos. Lo que suelen manifestar es tristeza, melancolía.
2º Si un espíritu perdido al principio muestra ira, es la ira de un ser humano que se sintió abandonado de Dios, pero conforme avanza la sesión de oración o de exorcismo va comprendiendo que quizá la culpa de todo la tuvo él y no Dios o aquellas personas con las que vivió.
3º Y esto es lo importante, lo característico y específico de los espíritus perdidos: Pueden rezar. Quizá al principio no lo hagan, pero finalmente sí. Y cuando rezan lo hacen sin odio. Un demonio sólo repite una alabanza a Dios obligado por el poder de Cristo tras muchísimas oraciones del sacerdote y por una orden de éste en el nombre de Cristo. Pero los demonios siempre repiten una oración con odio.
4º El espíritu perdido puede pedir perdón del mal cometido. El demonio no lo hará, ni en broma.
5º Un demonio puede hacerse pasar por cualquiera (ángel, difunto o santo), pero si el exorcista insiste con su poder sacerdotal en ordenarle que diga su nombre, al final lo dice. Mientras que un espíritu perdido por más que se le insista seguirá manteniendo que fue un ser humano.

LO QUE HACEN

6º Si se le dice que bese la cruz, la puede besar sin odio.
7º El agua bendita o cualquier otra cosa sagrada no le produce aversión.
8º No manifiesta ni gritos, ni convulsiones. Si se le habla responde, pero nada más.

CÓMO SALEN

9º Los demonios suelen salir tras un terrible alarido o fuertes convulsiones. Los espíritus perdidos salen de forma silenciosa. Casi siempre por la boca con una larga expiración.
10º La mayor parte de las almas perdidas antes de salir afirman que ven una luz y que se dirigen a ella. Muchos, incluso, se despiden del exorcista y los presentes diciendo: adiós, gracias, voy hacia la luz

EJEMPLOS

Un espíritu que respondía al nombre de Desire hizo gestos con la mano de querer escribir. Tumbada la posesa boca arriba y sin mirar nos escribió que no era un demonio sino un alma humana. Esto fue lo que dijo:
Paciencia
Soy Desiré (este nombre lo pronunció en inglés)
No mala
Rezar es muy importante
Rezar
Fe. Llamar a San Miguel todos juntos.
Es importante fe
Me voy cuando acabe de escribir. Yo no descanso.
Yo no rechazo a Dios; yo viví hace mucho tiempo, pero no fui buena
Muy guapa, yo creía poder todo.
El sacerdote, entonces, interrumpe al supuesto espíritu y le dice:
En el nombre de Jesús, te ordeno que me digas la verdad.
El espíritu contesta:
¿Por qué te tendría que mentir? Si fuera demonio no rezaría (era cierto que en ciertos momentos se había puesto a rezar oraciones a Dios y a la Virgen)
Perdida no encuentro luz
El sacerdote le pregunta si hay muchos espíritus perdidos en la tierra.
El espíritu contesta:
Hay muchos; están en la tierra; fueron hombres.
No somos ángeles
No somos demonios
Debéis rezar
El sacerdote le pregunta si esos espíritus perdidos se comunican entre sí, si tienen algún tipo de relación
La respuesta fue la siguiente:
No
Ir de un lado a otro.

NO ENCUENTRAN LA LUZ

El Padre Fortea explica en su libro cómo estas almas, que ahora no encuentran la luz, fueron malos en vida y murieron sin pedir perdón, pero sin rechazar a Dios.
Algunas de estas almas, que ahora se encuentran perdidas hasta el día del Juicio Final, pudieron morir trágicamente en circunstancias violentas, como guerras, asesinatos o atentados terroristas como los del 11-S y 11-M. Almas que fueron arrancadas de esta vida antes de su hora límite, almas que murieron sin poder pedir perdón, pero sin estar cerradas totalmente a la gracia de Dios, es decir, sin haber agotado todas las gracias que Dios había dispuesto enviarles para su conversión, y que ahora – por la imprudencia negligente de un mal conductor o la malicia fanática de un comando terrorista de signo nacionalista o islámico – están destinadas a vagar por la tierra buscando la luz.
¿Quiénes son estas almas? ¿Son almas especiales del Purgatorio? ¿Son almas condenadas? ¿Son realmente almas perdidas? ¿Posible engaño del diablo?
Un alma perdida que respondía al nombre de Jaislegel, al ser preguntada por el Padre Fortea sobre si buscaba la luz, dijo lo siguiente:
Tuve mi momento. El momento es mientras vives. No hay solución.
Pero esta misma alma, refiriéndose después a otras almas, dijo:
Espíritus perdidos vagan buscando un descanso, pero no lo encuentran. Purifican sus pecados. Muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma.
Las culpas son nuestras.
Algunas están mejor que nosotros
Nosotros estamos aquí, no salimos de este mundo.
La diferencia con los demonios es que no rechazamos a Dios, fuimos malos, no pedimos perdón en su momento. Yo mala vida, pecado, vivía sin Dios, como si no existiera

REVELACIONES

El 13 de mayo de 1917, Lucía, la vidente de Fátima, le preguntó a Nuestra Señora acerca de dos amigas suyas recientemente fallecidas.
Lucía preguntó:
“¿María das Neves ya está en el cielo”.
Nuestra Señora respondió:
“Sí, ya está”.
Entonces Lucía le preguntó sobre otra conocida suya que había fallecido a la edad de veinte años.
“¿Y Amelia?”.
Nuestra Señora contestó:
“Estará en el Purgatorio hasta el fin del mundo”.
La pregunta que cualquiera puede hacerse es qué pecados había cometido aquella chica para estar en el purgatorio hasta el fin del mundo. No consta que hubiera asesinado a nadie en aquel pueblo, no consta que cometiera terribles pecados. ¿Qué hizo entonces? ¿Por qué la Virgen no pide que se rece por ella para que salga, sino que con certeza afirma que estará allí hasta el día del Juicio Final?
Para el Padre Fortea lo que sucedió con Amelia queda claro. No son los pecados de Amelia los que hacen que no pueda entrar en el cielo, sino el estado del alma. Ese estado del alma, incluso con menos faltas que otros pecadores, pero que le llevó a no pedir perdón.
El infierno o el purgatorio no es ni un lugar en el que uno es encerrado, ni algo que dependa de una sentencia externa. Uno construye el estado del infierno en el tiempo. Uno va construyendo ese estado de separación de Dios dentro del alma a base de determinaciones libres.
Más que de entrar en el infierno, deberíamos más bien hablar de que uno se va autoexcluyendo de la bondad de Dios a base de actos. Por tanto, en cierto modo, es uno mismo el que se juzga y se condena para la eternidad con sus propios actos.
¿Y absolutamente todos los hombres en la tierra, en este tiempo de merecer que nos da, quedan perfectamente determinados al amor a Dios o contra Él?
Parece – a juzgar por el tema objeto de este artículo – que no todos.
Los exorcistas se encuentran con muchas de estas almas perdidas que buscan. Algunas de ellas fueron homicidas, otras suicidas. Algunas de ellas no saben nada sobre Jesús o incluso de Dios.
El exorcista al decirles que pidan perdón a Dios, puede encontrarse con que ese espíritu le pregunta “¿Quién es Dios?”. Eso se debe a que hay muchas almas de seres humanos que nacieron en lugares o épocas que no les permitió tener ninguna idea más que las paganas.
Hay testimonios no exorcísticos, sino místicos que afirman que estos espíritus que vagan por la tierra son numerosos. Son muchas las personas de gran vida de oración que afirman haber sentido sus presencias en cementerios, lugares donde murieron y también en iglesias. Especialmente cuando las iglesias se quedan vacías, hay personas que han sentido la presencia de estos espíritus allí en el templo orando.
¿Podríamos afirmar que estos espíritus perdidos están en realidad en un tipo especial de Purgatorio?. Opiniones hay para todos los gustos, pero desde luego afirmarlo sería lo más prudente y lo más acorde con el dogma y la doctrina de siempre enseñada por la Iglesia.