La profecía de la Virgen a George Washington

Locutions to the World, U.S Septiembre 3, 2014

María:

Debo comenzar a preparar especialmente a todos los que están viendo, por primera vez, el alcance del mal y la posibilidad de destrucción que contiene. Muchos males todavía están escondidos, a punto de aparecer, asegurando aún más lo que parecía ser tan estable. Una desesperación y una fatalidad se ponen en marcha, como si la única opción es tan sólo mirar pasivamente mientras esta nueva fuerza vence.

Mi mensaje es muy distinto, “A prepararse”, les digo. “Tomen conciencia de los poderes que se encuentran en su fe. Sólo su fe los puede salvar. Ésta es Mi Promesa, “Llenen sus iglesias y Yo elevaré líderes que los guiarán en Mis caminos.Yo fortaleceré los corazones de las personas y haré firme su determinación. Ellos barrerán con los años de desenfreno. Inculcarán nuevos ideales de moralidad. Los corazones de los jóvenes se convertirán a Mí (pues ellos especialmente verán que les están quitando su futuro)”.

El Espíritu de Dios ha de venir sobre los Estados Unidos. Las conversiones deben ser auténticas y profundas. Todos estos males nunca habrían surgido si Estados Unidos se hubiese mantenido fiel a la luz. No es demasiado tarde, pero no debe haber ningún retraso. Una América sin preparación se quebrará en muchos pedazos. Una América preparada por una efusión del Espíritu responderá. Yo le profeticé estos tiempos a George Washington, el hijo de la República. Lean Mis Palabras. Ellas les revelarán a una Mujer que siempre ha cuidado de los Estados Unidos y le ha prometido su salvación.



COMENTARIO: Una mañana en el Valle Forge, una Mujer se apareció a George Washington y le profetizó tres eventos. Primero, que él ganaría la guerra revolucionaria y lograría la Unión. Segundo, que habría una guerra civil, pero que la Mujer preservaría la Unión. Los dos eventos han sucedido. El tercer acontecimiento se refiere a diez naciones que vendrán en contra de los Estados Unidos, la cual se salva sólo por la acción de la Mujer. Este relato fue publicado en el Philadelphia Tribune y está disponible en internet.