Preservativos; desmantelando la inocencia

El uso del condón crea adicción, recomendar su uso multiplica la probabilidad de que en un futuro los usuarios establezcan más relaciones sexuales, es decir, mayor número de contactos potencialmente contagiosos. Eso es lo que piensa también John P. Foley, que "De hecho, la publicidad que se ha realizado del profiláctico no ha hecho más que alentar el ejercicio de determinados comportamientos totalmente autodestructivos".

También hay que darse cuenta que estas campañas pro-condón han supuesto -como se ha dicho con palabras fuertes- "la destrucción de la inocencia" de millones de niños y adolescentes, por haber recibido junto con los programas de "sexo seguro", a la práctica del autoerotismo, de la masturbación recíproca, de formas ligeras de homosexualidad, todo con el presunto propósito de ofrecer alternativas a la penetración. Generaciones de inocentes están viendo embadurnadas sus conciencias con estas enseñanzas perversas. Escuchamos las dimensiones masivas que el abuso infantil está alcanzando en las sociedades avanzadas, pero es difícil encontrar un paralelo a esa operación de abuso sexual montada por los gobiernos de muchos países con el visto bueno de los educadores "progres" que así tenían más contratos de trabajo. Herranz decía : "Pienso que este es un aspecto poco denunciado de las campañas de educación sexual, cuyos efectos psicopatológicos y espirituales habrá que seguir de cerca
Habrá personas que lo de repartir condones lo harán por insensatez, pero otros lo hacen por auténtica maldad, sabiendo que después del enganche ya serán clientes fijos. ¿Qué ocurre si no con el tema del alcohol, el éxtasis de discotecas, o los vendedores de droga?. Es conocido que primero surten al futuro cliente de material gratuito o barato, porque saben que después vienen solos a comprarlo. Es la mejor publicidad que se puede hacer, el poner gratis las primeras dosis, pues una vez cogido el vicio... En muchas discotecas regalan las primeras pastillas de éxtasis para que se "enrollen los novatos". En el reparto de condones hay muchos intereses publicitarios, económicos, etc. camuflados de bondad sanitaria.
Estados Unidos fue la primera nación en lanzar campañas sanitarias que promovían el uso del condón y de jeringuillas limpias para erradicar la enfermedad, y han sido los primeros en recoger los resultados: crecen imparablemente las cifras de muertos y contagios, al crear un falso clima de seguridad que favorecía la práctica de conductas causantes del contagio, por parte de quienes no ven en ellas su trascendencia moral. En lo que se refiere a las enfermedades de transmisión sexual (ETS), el resultado ha sido también desafortunado, especialmente entre adolescentes. Parece, por lo tanto, que la revisión de estas campañas de prevención ha de ser un objetivo prioritario en los programas de salud pública . 
Según una investigación realizada por Rasmussen y Knudsen en 1994, las campañas intensas de uso de preservativos y otros anticonceptivos pueden aumentar el número de mujeres adolescentes sexualmente activas. Ambos investigadores compararon un grupo escolar mediante un cuestionario idéntico en 1986 y en 1994. En 1986, sólo 26 % de las jóvenes habían tenido relaciones sexuales en la semana previa al cuestionario; en 1994 ese porcentaje había subido a 42 %, indicando una población mayor de chicas sexualmente activas.

No sólo detectaron eso, sino que aunque había aumentado el número de usuarios de preservativos, la proporción de relaciones sexuales sin preservativos se mantenía constante. Estadísticamente, el número efectivo de personas sexualmente activas no usuarias también había aumentado.

Lo paradójico es que, entre una fecha y otra, las adolescentes eran "más cultas" sobre el "sexo seguro"... lo que no significa que estaban más interesadas. En otras palabras, la cultura del "sexo seguro" había incrementado el interés en el sexo... y no en lo "seguro".