Noviembre 4/2007 a Agustín del Divino Corazón
La Virgen María:
Hijitos queridos y consentidos de mi adorable Jesús:
Os saludo con cariño de Madre, presurosa en hablaros porque, aún, altos
jerarcas de la Iglesia desean silenciarme colocando barreras a los mensajes
que han sido transmitidos a almas privilegiadas en los cuatro puntos
cardinales de la tierra.
Orad sin cesar porque vuestras oraciones disminuyen la cólera de mi Hijo y
debilitan a Satanás que a toda costa pretende tentaros para que os alejéis del
verdadero camino que os lleva al cielo; camino bien estrecho y pedregoso,
porque el amplio y espacioso os condena privándoos eternamente del reino
prometido.Orad por la Iglesia porque Satanás se ha inmiscuido en muchos de sus
representantes que desfiguran el Evangelio, contradicen al Magisterio y
desobedecen al Vicario de Cristo.
Orad por los sacerdotes y ministros de la Iglesia para que el demonio no
tenga poder sobre ellos.
Entristeceos cuando escuchéis que uno de mis hijos elegidos por Jesús, para
tan alto ministerio, ha desertado de las filas de mi Ejército Azul y reparad por
sus pecados para que tomen conciencia de su error.
Pedid insistentemente el Espíritu Santo para que sea Dios hablando a través
de cada uno de mis hijos predilectos. En los confesionarios, también hace
presencia Satanás; rogad por cada alma, en el momento de la confesión, para
que Jesús lave las manchas de sus almas, producidas por el pecado.
Hay tantos hijos predilectos de mi Inmaculado Corazón que niegan la
existencia de los Ángeles y restan valor a la Divinidad de mi Hijo, Jesús,
presente en la Eucaristía, mutilando inclusive las Sagradas Escrituras,
haciéndoles creer a sus feligreses que son meros simbolismos, desfigurando el
sentido pleno de su mensaje salvífico. Cómo hieren estos pobrecitos hijos
míos mi Corazón; Satanás los ha enceguecido; rogad al Padre y a mi Divino
Hijo Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, que tenga compasión por ellos. Si
persisten en su obstinación y error son almas conquistadas y ganadas para el
hades.
Os necesito como soldados que batallan en medio de la guerra; tomad en
vuestras manos el arma mortífera para Satanás, que es el Santo Rosario y
rezadlo insistentemente, porque es mi oración favorita y muy amada por Mí,
haciendo que prontamente os ayude cuando os escucho meditar en sus
misterios y salmodiar cada Ave María, como armoniosas melodías para mis
oídos. Orad el Santo Rosario, amadísimos hijos; no decaigáis en este firme
propósito; oradlo por los que no lo oran, amadlo por los que no lo aman
y meditadlo por los que no lo meditan porque lo consideran repetitivo y
monótono.
Rezando el Santo Rosario, subiréis escalinatas de oro que os adelanta en el
cielo.
Reparad los dolores de mi Inmaculado Corazón, suavizándolo con el bálsamo
bendito del Santo Rosario.
Os amo, pequeño jardín de mi Hijo Jesús.