"Vientos nuevos" que no son del Espíritu Santo

Dentro de la Iglesia, y últimamente desde algunas de sus más altas esferas, «soplan vientos nuevos» que no son del Espíritu Santo. El mismísimo cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entre otros, ha criticado la pretensión utópica de hacer cambios de fondo en la práctica pastoral sin por ello afectar la doctrina católica sobre la familia. Sin juzgar sus intenciones, que presumo las mejores, y con la tristeza de tener que mencionarlos por nombre, ya que son de público conocimiento, el cardenal Kasper y la revista jesuita Civiltà Cattolica son activos propulsores que lideran esta confusión. Lo que antes estaba prohibido como una grave desobediencia contra la ley de Dios ahora podría quedar bendecido en nombre de su misericordia. Justifican lo injustificable por medio de sutiles interpretaciones de textos y hechos históricos. Pero los que realmente conocen de estas materias han reducido a polvo estos sofismas. No olvidemos lo que nos aseguró el Señor: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mateo 24:35).

Aprovechemos la extraordinaria oportunidad que nos ofrece el Sínodo para reafirmar de modo positivo lo que la Iglesia siempre y en todas partes ha creído sobre la familia y ha puesto en práctica en su disciplina. Esto nos exige, al mismo tiempo, defender la verdad frente a los que están dividiendo y confundiendo al Pueblo de Dios. La situación es gravísima y no soy yo el primero en advertir que desgraciadamente estamos frente al peligro de un gran cisma. Exactamente lo que el Señor y su Santísima Madre nos han prevenido en apariciones reconocidas y aprobadas por la autoridad de la Iglesia.

Frente a los que están queriendo «dibujar» consensos y manipular estadísticas, como si el Pueblo de Dios estuviera pidiendo lo que en realidad se le quiere gravar por la fuerza de una autoridad abusiva, recordemos que la Iglesia no vive ni se define a partir de las opiniones de los hombres y el cambio de los tiempos sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La historia de cómo se terminó imponiendo a todo un pueblo católico el cisma de la Iglesia de Inglaterra, junto con el testimonio martirial de san Juan Fischer y santo Tomás Moro, son una lección que hoy vale mucho profundizar. Por Mons. Rogelio Livieres

Immaculate Heart