Habla un Alma Perdida

Testimonio de John Bunyan


Voy a hablar de los que han perdido la salvación y están en el Infierno. 

En este lugar oscuro y triste de miseria y dolor, hemos perdido la presencia del bendito Dios. Esto es lo que hace de este infierno una mazmora. A pesar de que hubiéramos perdido un milar de mundos, no sería tan importante como ésta gravísima pérdida. Si pudiéramos verle, si hubiera la menor señal de su favor aquí podríamos ser un poco felices, pero lo hemos perdido para nuestro infortunio eterno.

Aquí también hemos perdido la compañía de los santos y de los ángeles, y en su lugar tenemos nada más que demonios torturadores.
Aquí hemos perdido el cielo, el centro de la bienaventuranza. Hay un profundo abismo entre nosotros y el cielo, así que estamos excluidos para siempre de él. Esas puertas eternas que permiten pasar a los redimidos al cielo están para siempre cerradas contra nosotros.

Para empeorar nuestra miseria, sabemos que hemos perdido la esperanza de volver a una condición mejor. Esto nos hace verdaderamente desdichados sin esperanza.  Nuestros corazones están quebrantados ya que estamos sin esperanza y sin ayuda.  ¡Ooh, pero si sólo esto fuera todos nuestros tormentos!

Pero también somos atormentados por el sufrimiento y el dolor, ¿Cómo lo explicaré?

En primer lugar, nos someten a una serie de tormentos. Nos atormentan aquí de mil y de diez mil maneras diferentes. Aquellos que sufren sobre la tierra rara vez tienen más de una aflicción a la vez. Pero si tuvieran úlceras, cálculos bilares, dolores de cabeza y fiebre, todo al mismo tiempo, ¿se creerían muy desdichados? Sin embargo, todo eso junto es como la mordedura de una pulga en comparación con los intolerables, agudos dolores que padecemos. Aquí tenemos todos los sufrimientos del infierno. Aquí hay un fuego inextinguible que nos quema, un lago de azufre ardiente que nos ahoga, y cadenas eternas que nos unen. Aquí hay total oscuridad que nos aterroriza, y un gusano que roe nuestra conciencia eternamente. 

¡Cualquiera de ellos es peor que tener todos los tormentos que la humanidad ha sentido alguna vez en la tierra!
Pero nuestros tormentos aquí no sólo son diferentes, sino que también son completos. Afectan a cada parte del cuerpo, y torturan todas las potencias del alma. Esto hace que lo que sufrimos sea la peor de las torturas. En esas enfermedades que tienen los hombres en la tierra,aunque algunos miembros de sus cuerpos sufran, hay otras partes que no tienen dolor. Aquí es diferente, cada miembro del alma y del cuerpo sufren al mismo tiempo.

Nuestros ojos están atormentados con la vista de los demonios que vemos de todas las
horribles formas y apariencias, y de nuestros oscuros pecados. Nuestros oídos están
continuamente atormentados por el fuerte griterío continuo de los condenados. Nuestras narices se ahogan con llamas sulfurosas, nuestras lenguas con ampollas ardientes, y todo el cuerpo, rueda en llamas de fuego líquido. Todos los poderes y facultades de nuestra alma también están atormentados aquí. La imaginación sufre con los pensamientos de nuestro dolor presente y el recuerdo de los cielos que hemos perdido. Nuestras mentes son atormentadas cuando recordamos cómo tontamente gastamos nuestro precioso tiempo en la tierra. 

Nuestro entendimiento es atormentado con los pensamientos de nuestros placeres, pasados, con los presentes y futuros dolores y tristezas, que van a durar para siempre. Y nuestras conciencias son atormentadas con un gusano roedor continuo. Otra cosa que hace que nuestra miseria sea más terrible es la agudeza de nuestros tormentos. El
fuego que nos quema es tan violento que toda el agua en el mar nunca lo apagaría. Los dolores que sufrimos aquí son tan extremos que es imposible que alguien los conozca, excepto los condenados.

Otra parte de nuestra miseria son los constantes tormentos que son variados, completos y extremadamente violentos, y son, también muy continuos. No tenemos ningún descanso de ellos. Si hubiera alguna relajación, podría haber un poco de alivio. Pero no hay una pausa de nuestros tormentos, y los que sufrimos ahora los vamos a sufrir para siempre.
Las compañías que tenemos aquí forman también parte de nuestra miseria, son los
demonios atormentadores y las almas atormentadas. Chilidos espantosos
aulidos y maldiciones de miedo son nuestra conversación continua, debido a la ferocidad de nuestro dolor.

El lugar donde nos encontramos es la culminación de toda la miseria, una prisión, un calabozo, un pozo sin fondo, un lago de azufre, un horno de fuego
que arde por la eternidad, la oscuridad de las tinieblas para siempre, y por último, el mismo
infierno. Es un lugar tan horrible que sólo puede aumentar nuestra miseria.
La crueldad de los torturadores es otra cosa que se suma a nuestros sufrimientos. Nuestros
verdugos son demonios en los que no hay compasión. Mientras que ellos son también
atormentados, ellos al mismo tienen el placer de atormentarnos.
Todos los sufrimientos que he relatado son muy graves. Pero lo que los  agrava es que siempre será así. ¡Todos nuestros sufrimientos son intolerables, durarán por toda la eternidad!
"Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno," es lo que suena continuamente en mis oídos. ¡Ooh, que yo pudiera revertir esa frase fatal! ¡Ooh, si hubiera alguna posibildad de la salvación! Esta es la miserable situación en que estamos, y será para siempre.


John Bunyan era un predicador Ingles del siglo 17 quien paso 12 años en la cárcel por su fe
cristiana y escribió más de 40 libros. Su mejor y más popular libro fue el “El progreso del
Peregrino,” uno de los más famosos libros en la historia del mundo.
John Bunyan escribió el siguiente relato, cuando él era todavía un hombre muy joven, y de como
un ángel que fue mandado por El Señor, lo levo a ver El cielo y el infierno. Esta es una historia
verdadera, y no un cuento o un libro de fición. Mientras todas las visiones deben de ser juzgadas
por la biblia, estas sí parecen ser muy lenas de escritura bíblica y fueron usadas por El Señor para
ayudar a transformar al joven John en un hombre grande de Dios.