Jesús habla de María Magdalena

Enero 7/2008 a Agustín del Divino Corazón.
Jesús dice:

Alma que andáis corriendo de un lugar a otro, como huyendo de vosotros mismos, dejad vuestro corazón vacío, intranquilo, desasosegado y llegad a Mí para llenaros con mi amor, para devolveros la tranquilidad y el sosiego que vuestro corazón necesita.

Soy el Pastor que busca la oveja perdida, encontrándola, la tomo en mis brazos y la llevo al aprisco de mi Divino Corazón para curarla y vendar sus heridas, heridas que son sanadas con el aceite bendito de mi perdón y de mi misericordia, misericordia derramada sobre toda alma que se deja encontrar por mi amor, amor que obligadejar la basura del pecado, a limpiar la suciedad del pecado, a sanar el corazón maltratado por el pecado, pecado que os esclaviza como a María Magdalena, hija pródiga que descubrió en mis ojos la pureza de un Ángel, la grandeza de un Dios y la bondad de un Padre Misericordioso. Ella supo hacer de su virginidad inocente, virginidad penitente

Ella pudo levantarse bella y hermosa de sus miserias. Ella supo liberarse de las amarras que la ataban.
Ella supo resucitar a una nueva vida, vida aún más profunda que la de su hermano Lázaro.
Ella pudo hacer de su vida milagro del amor y del perdón.
Ella dejó de recibir migajas de amor para recibir manjares de amor verdadero.
Ella encontraba en cada mañana la luz clara y resplandeciente.

Ella comprendió que el amor no es inventado por los hombres, que proviene de Dios, Dios que es amor.
Ella es testimonio vivo de que por muy hundidos que estéis en el pecado, en Mí, encontraréis la salida que es un camino abierto para encontrar en el Hijo de Dios lo
que los hombres no os puede dar: un amor cierto.

Hijitos míos, quiero restaurar vuestro corazón deshecho por el pecado, quiero besaros y abrazaros porque vuestro pasado para Mí no cuenta, cuenta vuestro presente.
Quiero que unjáis mis pies con el nardo de vuestro arrepentimiento.

Quiero que os acerquéis a Mí, abriendo vuestras suciedades a la pureza, vuestras mentiras a la verdadvuestros desamores al amor generoso, vuestro pecado a la gracia.

Deseo ser en vosotros el hombre que enamoró a María Magdalena del amor que plenifica, del amor que da libertad, del amor que da dignidad, del amor que da gracia, gracia que da salvación.