El aborto, declarado en Francia un “derecho fundamental”.

23/12/2014 ForumLibertas

Miles de manifestantes en defensa de la vida en el centro de París el 19 de enero pasado
Carlos Álvarez Cozzi
El Parlamento francés, declaró, en noviembre de 2014, que el aborto debe ser considerado como un derecho fundamental.

Puede parecer una resolución entre otras muchas, pero la resolución refleja un proceso que en algunos lugares está al inicio, y que en otros está “muy avanzado”: el que permite pasar del aborto visto como algo despenalizado hacia el aborto considerado como un “derecho”. Algo que también se desprende de otras leyes aunque no se lo diga expresamente, como es el caso de la Ley de Aborto uruguaya de 2012.  Ya ocurre en un país muy importante del Extremo Oriente cono China, en que el aborto se convirtió en una obligación cuando se supera el número de hijos “autorizados” por el Estado.

Porque si un Parlamento, como acaba de ocurrir en Francia, declara que el aborto ha de ser considerado como un “derecho fundamental”, se está afirmando que existe el deber, por parte de las autoridades, de garantizar el ejercicio de ese derecho. El problema está en lo que ocurre en cada aborto: ¿es que puede ser considerado un derecho suprimir vidas humanas en sus primeras fases de desarrollo?

Lo ocurrido en Francia, y lo que ocurre cada vez que el aborto avanza hacia un mayor reconocimiento jurídico, es sumamente grave, porque implica que un acto orientado a destruir la vida de un hijo se ha convertido en algo no sólo normal, sino protegido por la ley.

A pesar de los votos o de las estadísticas, nunca podrá ser justa una ley que permita y tutele un delito como si fuera un derecho. En ese sentido, conservan toda su actualidad las palabras con las que San Juan Pablo II denunció a quienes buscan hacer pasar, con leyes inicuas, lo que son delitos como si fueran derechos (cf. encíclica “Evangelium vitae” n. 18).

Es la expresión más grande de desamor, bendecida por la ley, el matar a inocentes indefensos en el vientre materno. El lugar que debería ser considerado como más seguro se ha convertido en el más inseguro.

Es asimismo esta “legislación chatarra”, expresión de la “dictadura del relativismo”, que pretende convertir en bueno algo que es intrínsecamente malo, como destruir la vida de un indefenso.

Si el Estado no garantiza el derecho de los más débiles, directamente no sirve para la función que el mismo fue creado. Como dice San Agustín, un gobierno que no velara por el bien común, pasaría a convertirse en una banda de delincuentes.