Ofrecedme todo lo que padezcáis y Yo salvaré a otras almas

07 enero 10 del libro "Dadme de beber"


Ovejas de Mi rebaño, sacerdotes, obispos, cardenales, seglares, vuestros sufrimientos salvarán a otras almas que están a punto de sucumbir


Los rumores de que ya están cerca el final de los tiempos son ciertos, aunque inexactos. Yo, Jesús, os hablo.

Ninguna de Mis ovejas, ninguna, debe temer nada, pues a quien Me ha servido en amor y entrega no permitiré que nada malo le suceda, aunque eso hijos Míos, no quiere decir que no padezcáis, pues ved que Mi Santa Madre no le sucedió nada malo, nadie la tocó, nadie la vapuleó, pero no por eso dejó de padecer, más bien nadie ha padecido como Ella. Yo, Jesús, os hablo.

Pero hijos, ovejas de Mi rebaño, sacerdotes, obispos, cardenales, seglares, vuestros sufrimientos serán salvadores, salvarán a otras almas que están en la cuerda floja a punto de sucumbir, por eso, aceptad y ofrecedme todo lo que os pase, todo lo que padezcáis en vuestro interior, en vuestro ánimo, y pensad que muchos de esos padecimientos que tengáis, no solo os purificarán sino que salvarán a muchos de vuestros parientes que sin ser malos del todo, viven en tibieza y mediocridad. Yo, Jesús, os hablo.

No especuléis, hijos Míos, con fechas, pues si no se cumplen las cosas anunciadas en las fechas que decís, muchos fieles pueden perder hasta la fe, solo vivid en expectación, esperando todo que ya está cerca, y no digáis fechas, no las digáis por el bien de las almas, solo ved y analizad los signos de los tiempos. Yo, Jesús, os hablo.

Recordad que en Mi primera venida el Bautista decía ya está cerca el Reino de Dios, ya está cerca el que ha de venir pero nada de fechas concretas, porque quien Me espera debe hacerlo en paz y sin temor, y las fechas pueden producir hasta pánico. Yo, Jesús, os hablo.

Ved, hijos Míos, que el Bautista Me preguntó: ¿Eres Tu el que había de venir o tenemos que esperar a otro? (Mt 11, 3) Porque él vio los signos de los tiempos en Mi primera venida, y con esos mismos signos Yo le respondí: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el Evangelio (Mt 11,5)

Por eso, hijos Míos, estad preparados y en alerta, con vuestras lámparas de aceite dispuestas para anunciar a todo el mundo que ya estoy muy cerca, y que Yo y Mi Santa Madre vendremos en gloria y majestad para apartar a las ovejas de las cabras (Mt 25, 33) y dar a cada uno según sus méritos. Por eso, hijos Míos, disponed vuestras almas en condiciones adecuadas para merecer la entrada en Mi Reino, aceptando las pruebas que tengáis sin exasperados, y reparando cuantos pecados y faltas cometisteis o cometéis cada día. Yo, Jesús, os hablo y os doy todo Mi amor. La paz de Dios Altísimo esté con todos vosotros.