Recé un Padrenuestro con una alma del Purgatorio

Nicky Eltz entrevista a María Simma


—¿Le ha permitido a alguien alguna vez estar presente cuando le visita una bendita ánima
del purgatorio?

—Muchas personas me lo han pedido, pero las almas me han dicho que no deberíamos ser
curiosos en estos temas, así que realmente no quieren que haya nadie. Una vez me encontraba en una ciudad con una mujer que tenía la casa repleta de turistas, y me preguntó si podían estar presentes cuando me visitara una, para ver o escuchar algo. Yo le respondí: "Bueno, puede que oigan algo, pero dudo mucho de que nadie pueda ver nada". 

Me aseguré de preguntar si había alguien con problemas de corazón. Las había, así que dije que no. Lo pregunté porque si alguien sufre del corazón y ve o escucha algo y cree que se trata de un alma del purgatorio podría sufrir un ataque. Entonces mi amiga me preguntó si yo podría dormir en el cuarto próximo al suyo y dejar la puerta abierta. Y acepté pensando que si no les gustaba a las almas, entonces no se presentarían.

Pero una sí se presentó después de todo, y me pidió que rezara un padrenuestro con ella. Lo recé en silencio y era imposible, por lo tanto, que alguien me escuchara. Pero el alma la rezó en voz normal y luego desapareció. Al día siguiente mi amiga actuaba de un modo extraño, lo que me hizo preguntarme qué le pasaba. Entonces le dije: "¿Estás bien?". "Sí, pero déjame preguntarte algo:

¿Estuvo anoche rezando un alma un padrenuestro contigo?". "¿Por qué lo dices?". 
Anoche oí rezar un padrenuestro y sonaba como si saliera del fondo de una cueva profunda. Tuve tanto miedo que no dejé de sudar".

Y entonces tuve que decirle que había sido la primera persona que conocía que hubiera
escuchado algo durante una de mis experiencias.

—Usted ha dicho: "Si a las almas del purgatorio no les gusta...".

—Sí, sí, pero eso es solo una manera de hablar, porque si aparecen o no, eso depende de la Madre de la Misericordia con el permiso de Jesús.

—¿Ha venido alguna vez un alma mientras estaba con otras personas, personas vivas,
quiero decir?
—Sí. Una vez una monja y su hermano estaban aquí conmigo y de repente apareció un alma. Le pregunté qué necesitaba y lo hice en voz muy baja para que nadie lo notara. Recibí una respuesta y desapareció. Entonces la religiosa me preguntó: "¿Acaba de tener una visita?". "¿Por qué lo pregunta?". "Durante un momento parecía un poco distante". "Sí, acaba de estar una, pero hice todo lo que pude para que no se notara". "Ah sí, pero aun así la sentí", dijo la religiosa.

—Ahora que he estado aquí con usted, ¿aumenta la posibilidad de que mis familiares
difuntos la visiten?

—No, no aumenta. Solamente sus plegarias, sus esfuerzos y un amor con obras por ellos
aumentaría la posibilidad de que Dios les permita acercarse a usted o a mí. Las almas pueden acercarse a mí solo si Dios lo permite. Nada de lo que alguien pueda hacer aquí afecta en forma alguna que vengan a mí o a cualquier otra persona.

—¿Ha grabado alguien alguna vez sus conversaciones con las almas del purgatorio?

—Una vez en Viena alguien había escondido una grabadora en mi cuarto. Pero cuando la
sacaron y la encendieron, todo lo que se escuchó fueron mis preguntas y los golpes que me habían despertado. Las respuestas que me dieron, y esa noche sí que las hubo, no se grabaron.

—¿Han tratado de espiarla mientras hablaba con un alma?

—Sí. Me ocurrió hace muchos años cuando unos niños treparon por una escalera, de noche, para vigilar y escuchar. Se asustaron un poco cuando me vieron tomar algunas notas y me escucharon hacer algunas preguntas. Además, tuve mis sufrimientos en ese momento, lo que les afectó aún más, pero no escucharon nada ni vieron al alma que se encontraba conmigo en ese momento. Cuando me enteré de lo que había pasado pero que los niños no habían visto ni oído nada, le pregunté a un alma cómo podía ser eso. 

La conversación que siguió fue la siguiente; me dijo que no pudieron ver nada
porque: "Los niños todavía están vivos". "Sí, pero yo también estoy viva después de todo y sin embargo puedo verte y escucharte". "Tú nos perteneces. Nosotras estamos en la oscuridad. El camino hacia ti es luz". "Pero, ¿si yo no os aceptara?". "Por la misericordia de Dios podemos pedírtelo, porque nos perteneces". "¿Qué quiere decir: ‘nos perteneces’?". "Mediante tu voto te entregaste a la Madre de la Misericordia de una manera especial. Ella te entregó a nosotras. Por eso el camino hacia ti es luz para muchas almas. Haces bien al aceptarnos con amor y dolor. De esta forma nos puedes liberar más rápido, tú sufres menos, se te dan más gracias y méritos y también puedes interrogarnos acerca de las personas por quienes preguntas".

—"El camino hacia ti es luz”. ¿Cómo explica esto?

—Por mi voto a la Madre de la Misericordia, el velo, como algunos lo llamarían, se ha
levantado de manera que pueda experimentarlas claramente. Y entonces, ellas pueden venir a pedirme ayuda