Nª de hijos: Pio XII y el Papa Francisco no coinciden

Tengamos en cuenta que nada más crear a Adán y Eva Dios les dio un mandato: "Creced y multiplicaos y llenad la Tierra", por lo tanto es obligación para el hombre perpetuarse (aunque sabemos que es una vocación más alta el celibato por el Reino de los Cielos). No parece que Dios quiera que seamos cicateros a la hora de tener hijos, siendo como Dios es, magnánimo en toda su creación, quiere que también nosotros, co- creadores suyos, lo seamos. Es verdad que pueden haber situaciones graves que desaconsejen seguir generando y la Iglesia nos permite la regulación de la natalidad basándose en los ciclos infértiles de la mujer.



por MARCELO GONZÁLEZ, 21 enero 2015

Dijo el papa Francisco en unas declaraciones a la prensa en el viaje entre Sri Lanka y Filipinas.:

"El cristiano no debe hacer hijos en serie. Yo se lo he recriminado hace algunos meses a una señora en una parroquia porque estaba encinta de su octavo hijo, de siete por cesárea. “¿Pero Ud. quiere dejar huérfanos a los siete?”. “No, yo confío en Dios”. “Pero cuidado, que Dios te la los medios para ser responsable”. Esto es tentar a Dios. […]  Yo creo que el número de tres hijos por familia es el que dicen los técnicos que es importante para mantener la población. Por esto la palabra clave para responder es la que usa la Iglesia siempre y yo también: paternidad responsable. Algunos creen que –díscúlpenme la palabra, eh- que para ser buen católico debemos ser como los conejos, ¿no?. No, paternidad responsable. Esto es claro y por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales, que son los expertos en esto, hay pastores y se investiga. Y yo conozco tantas y tantas vías de salida lícitas que han ayudado en esto".


Sin embargo Pío XII afirmó:

“Pero vosotros no representáis solamente a la familia, sois, más bien, y representáis a las familias numerosas, es decir, a las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros. Pues de ellas recibe más abiertamente un triple testimonio que, a la vez que confirma ante los ojos del mundo la verdad de su doctrina y la rectitud de su práctica, redunda, por fuerza del ejemplo en gran provecho de todas las demás familias y de la misma sociedad civil. Porque donde se encuentran con frecuencia, las familias numerosas atestiguan la salud física y moral del pueblo cristiano –la fe viva en Dios y la confianza en su providencia–, la santidad fecunda y alegre del matrimonio católico”. (Tra le visite, alocución a la Asociación de Familias Numerosas)

Pío XII no se remitía a la tasa de repoblación que recomiendan los técnicos. Ni siquiera al firme fundamento de la ley moral que sostiene Paulo VI, sino a las familias numerosas como “tesoros preciosísimos” que con su fidelidad producen un triple bien

-manifiestan la verdad de la doctrina
-ponen en evidencia la rectitud de su práctica
-producen un gran provecho con su ejemplo  a todas las familias y a la sociedad en general.

Ya Pío XI en su fundamental encíclica Casti Connubii, escrita como condena implícita de la aprobación de los medios anticonceptivos por parte de las iglesias protestantes en 1931 recordaba la doctrina y deberes del matrimonio y por sobre todo el de la autoridad religiosa de guiar e iluminar sin ambigüedades en la materia a los fieles católicos y a todos los hombres.




La expresión “paternidad responsable” no es algo que la Iglesia ha usado siempre. Fue introducida por Paulo VI en su encíclica Humanae Vitae, en varios lugares, como en estos párrafos.

“10. Por ello el amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su misión de "paternidad responsable" sobre la que hoy tanto se insiste con razón y que hay que comprender exactamente. Hay que considerarla bajo diversos aspectos legítimos y relacionados entre sí. 

En relación con los procesos biológicos, paternidad responsable significa conocimiento y respeto de sus funciones; la inteligencia descubre, en el poder de dar la vida, leyes biológicas que forman parte de la persona humana .

En relación con las tendencias del instinto y de las pasiones, la paternidad responsable comporta el dominio necesario que sobre aquellas han de ejercer la razón y la voluntad. 
En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido. 

La paternidad responsable comporta sobre todo una vinculación más profunda con el orden moral objetivo, establecido por Dios, cuyo fiel intérprete es la recta conciencia. El ejercicio responsable de la paternidad exige, por tanto, que los cónyuges reconozcan plenamente sus propios deberes para con Dios, para consigo mismo, para con la familia y la sociedad, en una justa jerarquía de valores”. 
Humanae Vitae 10.