Todo el Infierno desea perderos eternamente

26 enero 2015


Hijos Míos, la lucha encarnizada que libráis con Satanás a menudo, durará hasta el último instante de vuestra vida. Yo, Jesús, os hablo.
                                                                                                            
Pero el amor y la ayuda de Mi Santa Madre y la Mía, también la tendréis hasta el último instante de vuestra vida, y lo mismo la ayuda de vuestro Ángel Custodio. Esto lo sabe Satanás muy bien, sabe que le permitiré tentaros hasta el final de vuestra existencia, pero también sabe que si a vosotros os puede vencer, ni a Mi, ni a Mi Madre, lo logrará jamás, por eso, vuestra unión con Nosotros, debe ser cada vez más estrecha y más auténtica, porque si no estaréis desamparados ante la tentación y las asechanzas del Maligno.

Todo el Cielo, tanto Ángeles y bienaventurados, están dispuestos a ayudaros si acudís a ellos, porque todos quieren vuestra salvación eterna, y hacen Mi voluntad eternamente. Por eso, tenéis que acudir a ellos, a vuestros santos patronos, porque también todo el Infierno desea perderos eternamente y es una batalla que os ha tocado vivir en la vida y que tenéis que ganar con Mi gracia. Satanás se disfraza de bien y ahí es donde es difícil advertir sus insidias, por eso, debéis de tener el alma limpia de pecado para que veáis con más claridad y discernimiento con los ojos de la fe, lo que es bueno realmente y no un mal camuflado de bien, y lo que es malo ciertamente, y así, poder ganar la batalla. Yo, Jesús, os hablo.

La vida comparada con la eternidad es muy corta y esto lo tenéis que asumir. Parece que mientras sois jóvenes tenéis mucho tiempo por delante, pero no es así. Hijos ¿no veis Mis deseos y Mi afán por abriros los ojos y llevaros por caminos de salvación? Tenéis los sacramentos que se os han dado como armas para la lucha. Tenéis tantas y tantas devociones que también os protegen, cargadas de promesas e indulgencias. Tenéis las lecturas y testimonios de Mis santos verdaderos, pero no os animáis a reconvertiros, y dejáis pasar el tiempo, malogrando muchas gracias y bienes que serian eternos. Yo, Jesús, os hablo.

Meditad estos mensajes y no los leáis con prisas, ni de corrida. Meditadlos y ponedlos en práctica. Paz a todo aquel que leyendo estos mensajes los creen y los ponen en práctica.


Del libro "Dadme de beber"