La santidad está en las cosas pequeñas

1 de Septiembre de 2003 Jesús a Anne, una apóstol laica, IrlandaResultado de imagen para preparar desayuno


 Yo estoy con Mis hijos. Mi presencia es silenciosa pero constante. Para que se lleve a cabo Mi voluntad, estoy dirigiendo muchos de los eventos que en sus vidas parecieran no tener importancia. Mis hijos están practicando la fe, y eso me agrada. Pero Mi protección es tan grande, que si Mis hijos tuvieran infinita fe en Mí, se podrían justificar más almas

Les pido a Mis fieles, a los que están luchando por servirme y ser santos, que confíen en mí porque estoy con ustedes. Les he prometido mi protección y nos los dejaré vulnerables. 

Cuando tengan miedo o se sientan inseguros, digan una pequeña oración y les impondré mis manos para tranquilizarlos, estabilizarlos y reafirmarlos. Recordarán este tiempo en que me sirvieron y se sentirán muy agradecidos de haberle dicho si a su Dios. 

Hijos míos, habrán de mirar a muchas almas compartiendo la eternidad con ustedes, y que habrían estado ausentes si ustedes no me hubieran servido. ¿Pueden imaginar la alegría que compartirán con estas almas? Por lo tanto, sean valientes y continúen en mi servicio, por la senda que les he iluminado. 

Allí es donde encontrarán su paz y su llave para la eternidad. Hoy les quiero advertir de una artimaña o trampa. Mis hijos con mucha frecuencia quieren hacer cosas grandes por Mí, y en verdad, muchas cosas son necesarias y se les ha de pedir cosas grandes. Pero la santidad está en las cosas pequeñas, querida alma. En lo oculto, en esas pequeñas tareas y deberes es donde Yo le susurro al alma, moldeando un poco aquí, reformando un poco allá. Ustedes no sienten estos cambios porque son muy sutiles, pero los cambios se llevan a cabo hijos míos, en las cosas pequeñas. 

Realiza actos pequeños y humildes con amor y paciencia para que yo pueda hacer mi trabajo en tu alma tan pronto como sea posible. Sí, vamos a salvar muchas almas, y traer al mundo de regreso a la luz, pero lo vamos a hacer con un alma a la vez, y ahora mismo estoy comenzando contigo. Entrégate a Mí para que Yo pueda cambiar al mundo. 

Juntos, tu y Yo, perfeccionaremos tu preciosa alma, asegurándonos que alcance su máximo potencial, tanto aquí como en el cielo. ¿Confías en Mí, hijo Mío? La confianza puede ser difícil, pero este es un tiempo en que puedes dar el paso con total con-Corazón Eucaristico de Jesús fianza y seguridad, porque no te dejaré caer. 

Estoy aquí, listo para salvarte. Por mucho tiempo he esperado este día, hijo Mío. Mi Corazón sufre de amor por ti, y al observarte leer estas palabras, el amor que siento por ti engrandece en Mi Corazón. 

Cuidaré de ti y puedes cerrar tus ojos y descansar en Mi corazón. La razón por la cual has sufrido, es por la distancia que ha habido entre nosotros. En muchas ocasiones no sabías de dónde venía el dolor, pero Yo te puedo asegurar que el dolor comenzó cuando te alejaste de Mi. 

Ahora nuestros estándares deben ser altos porque deseo tu felicidad. Quiero que permanezcas en Mi Corazón, en donde hoy te pongo. Yo ayudaré, Mi querido hijo. Eres infinitamente precioso para Mí y si me muestras aún el más pequeño el deseo, puedo mantenerte firmemente unido a Mí, por encima de la fuerza de los vientos que tratar de arrancarte y llevarte lejos. 

Confía plenamente que por muy pequeña que sea la fe, recibirá su recompensa en estos días de dificultad. El Cielo está unido con la tierra en esta misión de salvación de almas. A todas las almas que quieran ser salvadas, se les está disponiendo con toda la asistencia posible. Ahora quédate tranquila, Mi pequeña alma. Te estoy sosteniendo fuertemente