Piensen en la persona que menos les agrada en este mundo

3 de Septiembre de 2003 Jesús Quiero hablar a las almas sobre el amor al prójimo. Hijos míos, la gente es de gran valor. Todas y cada una de las personas sobre esta tierra tiene un valor infinito para Mí y para el plan celestial. Pero muchas veces el valor se pasa por alto por la visión mundana que se tiene de la vida. Si he puesto a una persona en su tierra, mi deseo es que esa persona sea alimentada adecuadamente. Deben partir de esa suposición. Querida y pequeña alma que sinceramente intentas servirme, si tu conoces a un alma que no esté siendo alimentada, quizás mi intención es que tu alimentes a esa persona y por eso la pongo en tu camino revelándote sus problemas. Reflexiona y considera la situación, cuando escuches que una persona o un grupo de personas están hambrientas. Luego, pregúntame qué es lo que te estoy pidiendo hacer a ese respecto. Quizás simplemente estoy queriendo que ores por ellas, o que tomes consciencia de las grandes bendiciones que se te han otorgado. Probablemente también te esté pidiendo que compartas tus riquezas y que apoyes a Mis trabajadores que están intentando alimentar a estas almas. 

Quizás te esté pidiendo que seas una de esas almas que auxilian directamente a los infortunados, carentes de las necesidades más básicas para la existencia humana. Tienes un papel. Debes pedirme que te lo revele para que las almas en la tierra no tengan como casa a cuerpos que no puedan desarrollarse por falta de comida. 

Veo todas las necesidades de todas las almas sobre la tierra. Es mi intención que Mis hijos se sirvan mutuamente y de este modo alcancen la santidad. Hoy en día muchos están muriéndose de hambre en su mundo. Hijos, este es uno más de los síntomas de la edad de la desobediencia, un tiempo en el que las almas más me desafían, de lo que me sirven. No quiero a la gente muriéndose de hambreResultado de imagen para perdonar

Pregúntenme qué pueden hacer. Hijos, quiero que piensen en la persona que menos les agrada en este mundo. Tendrán muchas razones para que esta persona no les agrade. Posiblemente los hirieron y les es difícil olvidar este dolor. Quizás teman que esa persona los volviera a herir si intentaran reconciliarse. Sin embargo, les estoy pidiendo amar a su prójimo. 

Preguntarás Jesús, ¿qué es lo que quieres de mí? Te diré, hijo Mío, que temo por tu bienestar espiritual si estás guardando resentimientos, cualquiera que sea el motivo, y como la amargura siempre se origina por otra alma, quiero que te examines minuciosamente y detectes si hay cualquier amargura en tu corazón. Si en verdad la tienes y puedes identificar a la persona que te causó daño, quiero que pases este día rezando por esa alma. Hijo mío, pídeme misericordia para esa persona. Mi justa ira es algo terrible de soportar y no te gustaría que estuviera dirigida a ti. Por lo tanto, también debes buscar evitar a otros ese destino. 

El amor al prójimo me deleita. La misericordia y la compasión concedida gratuitamente a otros me deleita. ¿Perdonar? No necesito decirte la felicidad que llega hasta mi presencia cuando veo a dos almas reconciliándose. Entiendan, pequeñas almas, que pongo a gente en su camino con una intención y una esperanza, una esperanza celestial. No estén tan prontos a huir de un alma, simplemente porque no es de su agrado. Consideren Mi voluntad y estén seguros de preguntarme si tengo alguna tarea celestial para ustedes en relación con cada persona. En esta forma llevaré amor a cada alma, mediante el amor al prójimo