Hay muy pocos que busquen realmente agradarme

Dios P a Javier Viesca, México

Todavía podríais disminuir los acontecimientos con un cambio de vida hacia el Bien, siguiendo lo que Mi Hijo os pidió y, también, rezando el Santo Rosario, como tanto os lo ha pedido Mi Hija.

Hijitos Míos, os he pedido muchas veces que os apartéis del Mundo, en el sentido de ya no buscar más los bienes de él, sino que os centréis en las necesidades espirituales, tanto las propias como las de vuestros hermanos.

La maldad del Mundo se van acrecentando, vuestra espiritualidad, vuestra devoción y amor hacia Mí, va disminuyendo, ¿cómo podréis luchar contra las fuerzas del mal, Mis pequeños? Debierais estar atentos a las necesidades espirituales que estáis viviendo y que vuestros hermanos están también, viviendo.

Yo conozco el corazón de cada uno de vosotros y veo que Me habéis hecho a un lado, que ya no hay vida espiritual en vuestro interior, que ya no hay respeto por Mis Leyes y Decretos, dictados para vuestro bien, dictados para vuestra perfección.

Vosotros queréis que todo se componga a vuestro alrededor y os pregunto, ¿para qué? ¿Para que suceda lo mismo que Le sucedía a Mi Hijo cuando les daba de comer a los que Le seguían? Querían ser curados, querían ser alimentados, querían sentirse bien, pero para seguir pecando, no para un cambio total de vida.

El hombre sigue siendo hombre, no quiere mejorar, no busca su perfección. Hay muy pocos, de entre vosotros, que buscan realmente agradarMe con un cambio de vida radical, o al menos paulatino.

Exigís mucho de parte Mía, pero Yo no os puedo pedir ni un poquito, porque os sentís presionados, os sentís maniatados e inmediatamente, Me respondéis con un “no quiero” o, simplemente, no hacéis caso a Mis peticiones. Queréis seguir haciendo vuestra voluntad y Yo no os puedo pedir, ni siquiera un poco, para que, al cambiar de vuestra forma de vivir, Yo Me pueda derramar en bendiciones, agradeciéndoos el esfuerzo que hacéis por mejorar y estar más cerca de Mí.

Por eso he de permitir todo lo que está profetizado desde antiguo en las Sagradas Escrituras y recordado posteriormente por profetas, santos o por Mi Hija, La Siempre Virgen María.

¡Siento tanto lo que os va a suceder! ¡Siento tanto lo que padeceréis, pero vosotros no respondéis de otra forma! ¡Necesitáis el castigo, el dolor, para entender!, y eso, Me molesta mucho, ciertamente, porque fuisteis creados en el Amor, para el Amor, y un deseo Mío debiera bastaros para responder de la misma forma como os pido las cosas, que son con Amor, pero no, os entercáis y acabáis haciendo vuestra voluntad, a pesar de que Me ofendéis y Me causáis graves Dolores a Mi Corazón.

Todavía podríais disminuir los acontecimientos con un cambio de vida hacia el Bien, siguiendo lo que Mi Hijo os pidió y, también, rezando el Santo Rosario, como tanto os lo ha pedido Mi Hija, La Siempre Virgen María pero, os vuelvo a repetir, no queréis cambiar, no queréis avanzar prácticamente nada en vuestro crecimiento espiritual y en vuestro arrepentimiento contra todo el daño que Le causáis a Mi Corazón.

Queréis mucho y no ofrecéis nada, os he repetido tantas veces. Me he cansado de repetiros todo esto que ahora os digo, esperando que en algún momento cambiéis y entendáis Mis Palabras, que van a ser para vuestro Bien.

Los Cielos oran por vosotros, en el Purgatorio se ora por vosotros; las almas buenas, entregadas a Mí, en la Tierra, oran por vosotros. Los que estáis mal, los que no entendéis porque no queréis entender, sois aquellos que tanto mal hacéis en el Mundo. Se os ha dado mucho y no queréis dar algo bueno salido de vuestro corazón.

Si durante los acontecimientos se realizara un cambio vuestro de corazón, tened por seguro que Yo detendría todo, con tal de que no sufrierais y regresarais a Mí, pero, ¡cómo quisiera que no llegarais ni siquiera a los acontecimientos de dolor que se vendrán!, no Me gusta veros sufrir, no Me gustan vuestras lágrimas de dolor, porque os veo como niños pequeños, a pesar de que muchos de vosotros lleváis mucha maldad en vuestro corazón. Arrepentíos verdaderamente y Mis Bendiciones caerán sobre vosotros y sobre toda la humanidad, os lo aseguro.
Gracias, Mis pequeños.