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La Santísima Madre se apareció en el borde de un acantilado. Ella dijo: "Yo vengo a advertiros, hijos, de que vuestras vidas están en peligro cada minuto. No tenéis ni idea de cómo el espíritu maligno trata de destruir. Él está haciendo todo lo posible para destruiros. Yo he venido a advertiros de nuevo que debéis orar, hijos míos ".
"Vuestra protección es a través de la oración que ciega el espíritu maligno y así no tiene poder sobrevosotros."
"Vosotros, hijos míos, no escucháis mis mensajes. Los tomáis tan a la ligera. Yo estoy hablando con seriedad, escuchadme. Os tengo de la mano como en el borde de un acantilado sobre el que os podríais caer en cualquier momento, pero necesitamos vuestra, hijos míos. "
"Rezad el Santo Rosario, que es vuestra arma contra Satanás.
"Mirad qué triste estoy, llorando constantemente. Vivís en tiempos muy difíciles de gran peligro. Abrid los ojos, hijos Míos, y mirad alrededor la situación mundial y creo que no hay otra manera de protegeros y salvaros que por vuestras oraciones ".
"Os deseo el bien como Madre vuestra y os amo a todos, hijos míos."
Gracias Madre por advertirnos, ayudarnos y protegernos.