¿Por Qué el Cielo Debe Esperar?


11 de abril de 2015 Locutions to the WorldResultado de imagen para acantilado

María:
El tiempo aún no está listo para que la plena acción salvífica del poder de Dios salga fluyendo desde Mi Inmaculado Corazón. Cómo me gustaría que el mundo y la Iglesia estuvieran listos. Sin embargo, derramar la plenitud de Mis regalos en este momento no tendría los efectos que se necesitan.

Voy a explicar las visiones de Mi corazón. El mundo no está listo porque todavía no ha llegado al borde de la desesperación. La oscuridad total no ha descendido. Si Yo fuera a liberar todas estas gracias y a destruir todos los males, el mundo no se daría cuenta de que algo verdaderamente celestial había hecho esto. Atribuiría los cambios a causas naturales y seguiría alegremente por su camino.
Mucho más importante, la Iglesia no está lista. La gran expectativa por los dones que fluyen de Mi corazón no está presente. A pesar de todas Mis apariciones y revelaciones, la Iglesia no está despierta. Pocos se dan cuenta de que el Padre ha colocado estos misterios en Mi corazón. Pocos los buscan ávidamente y no hay un gran fervor extendido centrado en Mi Inmaculado Corazón. La Iglesia mira en otras direcciones buscando respuestas o se ve a sí misma como pasiva y desamparada, sin darse cuenta de su poder o que el verdadero camino para la paz mundial descansa en estos misterios que estoy revelando.

Cuánto quería Jesús comenzar Su ministerio en Israel, pero tuvo que esperar. En primer lugar, el Bautista tenía que aparecer y preparar el camino del Señor. Sólo cuando el fervor de Israel había sido agitado supo Jesús que era Su tiempo de aparecer por el Jordán y de ser bautizado por Juan.

Estos son los misterios, la manera en que el Cielo interactúa con la tierra. El Cielo no puede simplemente derramar sus dones. La tierra debe estar mirando y buscando, para que los regalos sean bienvenidos. Estos son los misterios.

Comentario: Nuestra Señora trata de ilustrarnos acerca de nuestro papel en la preparación de Sus dones.

Nota: Traducción de María Isabel;