Santa Perpetua vio a su hermano en el Purgatorio

Santa Perpetúa, escritos en gran parte por la santa misma en su prisión; entonces, en estos actos, que remontan al siglo tercero, encontramos expresada explícitamente la fe en el Purgatorio. Resultado de imagen para santa perpetua martirio

Quiero citar por entero este pasaje: la Santa, después de haber hablado de circunstancias de su detención, y primeros días pasados por la prisión, en la compañía de los confesores santos de la fe, prosigue en estos términos: “ cuando estábamos todos rezando, escapó de mí  nombrar a Dinócrate, y me asombro que hasta ese momento no me acordara de él. El pensamiento de su desgracia me afligió, y conocí al mismo tiempo que era digna de rezar por él, y al mismo tiempo que le debía. Comencé pues a hacerlo con fervor, gimiendo delante de Dios, y, la misma noche, yo tuve esta visión:

   “ Vi a Dinócrate salir de un lugar tenebroso, donde había varias personas; estaba muy caliente y devorado de sed, la cara sórdida, la tez pálida, la cara todavía roída por la úlcera de la que murió. Este Dinócrate era mi hermano según la carne; a los sietes años de edad, desgraciadamente murió de un cáncer en la cara, que lo hacía un objeto de horror a todos los que lo veían. Era por él que había rezado. Entonces, me parecía que había una gran distancia entre él y yo, por suerte nos era imposible acercarnos uno del otro. Cerca de él estaba un estanque lleno de agua, cuyo borde era más alto que la talla del niño; se alargaba para beber, y aunque hubo agua en abundancia, no podía alcanzarlo, lo que me afligía mucho. 

Me desperté, y supe que mi hermano estaba afligido, pero yo tenida confianza que podría aliviarle. Comencé pues a rogar, para pedir a Dios, día y noche, con lágrimas, que me acordara su gracia; continué así hasta que fuimos trasladados a la prisión del campo, para ser dados en espectáculo, a la fiesta de César. El día que estábamos en las viñas, yo tuve otra visión, vi el mismo lugar de antes y Dinócrate, el cuerpo nítido, revestido de bellos vestidos, y ya no tenía la cicatriz en el sitio de la herida. El borde del estanque que había visto, fue bajado hasta el ombligo del niño, y había allí un frasco de oro, para sacar agua. Dinócrate que pues se había acercado, comenzó a beber de esta agua, sin que bajara el nivel; cuando se hubo hartado, dejó el estanque con alegría para ir a jugar, como hacen los niños de su edad; me desperté sobre eso, y conocí por ahí que mi hermano en lo sucesivo estaba fuera del Purgatorio ” (Acta sanctae Perpetuae, apud Bolland. 7 martii.