Aunque un solo granito cayera en buen terreno

Jesús a Ottavio Michelini, Italia, 1975Resultado de imagen para semilla

Ha llorado también mi Madre, la mas fuerte y valerosa entre todas las madres de la humanidad. Ha derramado lágrimas amargas en tiempos lejanos y cercanos, ante la casi total insensibilidad de muchos sacerdotes y fieles.

Ella conoce bien la grave crisis que sufre mi Iglesia y el mundo entero, sordos a todo reclamo de mi Corazón misericordioso, envueltos en una pavorosa oscu­ridad que es preludio de la inminente tempestad.

No rían los hijos del pecado, no rían los hijos de las tinieblas: ¡la espada de la divina Justicia pende sobre su cabeza!

Hijo, ¿qué más podía hacer por mi querida y tiernamente amada Ciudad? Entonces dije: "¡Jerusalén, Jerusalén, tu que ma­tas a los profetas y lapidas a los que te son enviados, ¡Cuán­tas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo sus alas y vosotros no habéis querido! Os será abandonada vuestra casa desierta y de ti no queda­rá piedra sobre piedra".

¿Acaso hoy mi Iglesia, mis Iglesias, las ciuda­des y las naciones, son mejores que Jerusalén?
Pero ¿qué cosa podía hacer que no haya hecho para sal­varos?
Jerusalén me rechazó. Jerusalén me condenó; no faltaron los buenos que sí acogieron mis palabras, como tampoco faltan hoy.
Ciudades y pueblos sumergidos en un nauseabundo paganismo, me rechazan renovando así la inicua condena.
Hijo mío: el curso de la divina Justicia será inexorable e irresistible.
Transmite este mensaje mío a tus hermanos, sin preo­cuparte de las reacciones que de ello puedan venir.

Como buen sembrador arroja la semilla, de la cual aunque únicamente un solo granito cayera en buen terreno, no habrá  sido inútil tu trabajo y tus sufrimientos.
Habrás hecho un buen servicio a tus hermanos y dado a Mí un poco de alegría entre tantas amarguras que me son dadas.

Te bendigo hijo mío, ámame mucho.