Conceptos erróneos sobre los santos

Resultado de imagen para maximiliano kolbe—¿A quién consideraría santo en este siglo?

—Al padre Pío; al papa Juan Pablo I, que fue asesinado por su bondad y por reconocer a
Satanás entre los masones que han penetrado con fuerza dentro de los muros del Vaticano.
A Maximiliano Kolbe y a otro sacerdote polaco más reciente, ¿cuál era su nombre? El sacerdote al que la policía secreta torturó, y luego le ató con alambres y lo ahogó. Popolisko o algo parecido.
Este sacerdote ha aparecido al lado de Jesús vestido de colores rojo y blanco como los mártires
.
Podría pensar en otros más, pero sé que algunos de los santos más grandes todavía están entre nosotros, escondidos y protegidos. En el norte de Italia, por ejemplo, se da el caso de un párroco que iba a celebrar la misa a unas religiosas y estas tenían que cerrar las ventanas que estaban en lo alto de la iglesia antes. ¿Sabe por qué? Porque durante la consagración, el párroco entraba en un éxtasis tan profundo y tan cerca de Jesús que se elevaba del suelo. ¡Las hermanas no querían que se saliera de la parroquia! Cuando comenzó a hacerse conocido el caso, el obispo del lugar suspendió sus misas en público porque, evidentemente, causaban una gran conmoción. ¡Imagínese lo que debe
sufrir aquí, viendo cómo está el mundo hoy en día! ¡Qué cosas tan extravagantes le habrán
diagnosticado los psiquiatras que no son creyentes! Me gustaría saberlo.
Sí. Diría, con certeza, que hay muchos santos hoy en día, pero es comprensible que la Iglesia sea muy cuidadosa y deba discernir cuidadosamente el proceso de canonización, que comienza solamente cuando llegan al Cielo.

—¿Cuáles son los conceptos equivocados que se tienen hoy en día sobre los santos?

—¿Conceptos erróneos? Creo que el error más común es pensar y afirmar que han recibido gracias que los demás no tenemos, y que, por lo tanto, no podemos llegar a ser tan santos como ellos. Decir: "Gracias a Dios no fui elegido para ser santo" es como poner la tirita antes de la herida y es una pobre excusa. Si quienes dicen este tipo de cosas se hubiera portado igual de bien que ellos, entonces también habrían recibido más y mayores gracias. La justicia de Dios se basa en darnos a cada uno las mismas oportunidades para llegar a ser santos.

—¿Los santos se enfadan?

—Sí, por supuesto que se enfadan; y en especial cuando son testigos de actos en contra del honor de Dios y del amor, sin importar las circunstancias. Sentir rabia y estar enfadado no es un pecado, pero lo que sí se tiene en cuenta es lo que hacemos mientras estamos enfadados. Está permitido enfadarse cuando existe un verdadero motivo y Dios mismo quiere que sea así. ¿No estaba Jesús enfadado cuando echó a los mercaderes del Templo? ¡Sí que lo estaba! Y todavía lo está hoy en día cuando hay quien solo busca el dinero y el provecho personal de un lugar sagrado o de las cosas de Dios. 

—Teniendo en cuenta que efectivamente todos los santos son diferentes entre sí, ¿cuáles
son, en su opinión, los rasgos de personalidad más comunes entre ellos, aparte de la humildad?

—Aman a todas las personas, sin importarles quiénes sean. Ven el bien en todos. Perdonan a todos y están dispuestos a hacer cualquier cosa por Dios y por cualquiera de sus seguidores, sin importar las dificultades. También me gustaría aclarar que los santos siempre parecen tener un respeto especialmente profundo y cariñoso por los más jóvenes y los más ancianos.

—¿Cree que ha conocido personalmente a algún santo?

—Sí. Por ejemplo, una mujer que vive allí abajo en el valle, en el pueblo de Schnifis. Se
encontraba postrada en cama desde hacía un largo tiempo, con las piernas inválidas y, creo, en constante dolor. Y cada vez que la visitaba estaba radiante. Entonces le pregunté cómo podía estar tan alegre todo el tiempo. Respondió que sabía que estaba salvando a muchas almas para Dios y creía que era un privilegio poder hacer esto por Él. Creo que fue una verdadera santa.

—¿Me podría decir los nombres de algunos santos que aún viven en la actualidad y que
conozca usted?

—No. Eso les traería un sufrimiento innecesario, los pondría en peligro y debilitaría su profunda humildad. 


Extracto de la entrevista de Nicky Eltz a María Simma