Jesús habla de su Madre

El Evangelio como me ha sido revelado, por María Valtorta, ItaliaResultado de imagen para maria valtorta


Dice Jesús: - La Sabiduría, tras haberlos iluminado con los sueños de la noche, descendió; Ella, que es "emanación de la potencia de Dios, genuino efluvio de la gloria del Omnipotente", y se hizo Palabra para la estéril. Quien ya veía cercano su tiempo de redimir, Yo, el Cristo, nieto de Ana, casi cincuenta años después, mediante la Palabra, obraría milagros en las estériles y en las enfermas, en las obsesas, en las desoladas; los obraría en todas las miserias de la tierra. Pero, entretanto, por la alegría de tener una Madre, he aquí que susurro una arcana palabra en las sombras del Templo que contenía las esperanzas de Israel, del Templo que ya estaba en la frontera de su vida. En efecto, un nuevo y verdadero Templo, no ya portador de esperanzas para un pueblo, sino certeza de Paraíso para el pueblo de toda la tierra, y por los siglos de los siglos hasta el fin del mundo, estaba para descender sobre la tierra. 

Esta Palabra obra el milagro de hacer fecundo lo que era infecundo, y de darme una Madre, la cual no tuvo sólo óptimo natural, como era de esperarse naciendo de dos santos, y no tuvo sólo un alma buena, como muchos también la tienen, y continuo crecimiento de esta bondad por su buena voluntad, ni sólo un cuerpo inmaculado... 

Tuvo, caso único entre las criaturas, inmaculado el espíritu. Tú has visto la generación continua de las almas por Dios. Piensa ahora cuál debió ser la belleza de esta alma que el Padre había soñado antes de que el tiempo fuera, de esta alma que constituía las delicias de la Trinidad, Trinidad que ardientemente deseaba adornarla con sus dones para donársela a sí misma. ¡Oh, Todo Santa que Dios creó para sí, y luego para salud de los hombres! Portadora del Salvador, tú fuiste la primera salvación; vivo Paraíso, con tu sonrisa comenzaste a santificar la tierra. ¡Oh, el alma creada para ser alma de la Madre de Dios!... Cuando, de un más vivo latido del trino Amor, surgió esta chispa vital, se regocijaron los ángeles, pues luz más viva nunca había visto el Paraíso. Como pétalo de empírea rosa, pétalo inmaterial y preciado, gema y llama, aliento de Dios que descendía a animar a una carne de forma muy distinta que a las otras, con un fuego tan vivo que la Culpa no pudo contaminarla, traspasó los espacios y se cerró en un seno santo. La tierra tenía su Flor y aún no lo sabía. La verdadera, única Flor que florece eterna: azucena y rosa, violeta y jazmín, helianto y ciclamino sintetizados, y con ellas todas las flores de la tierra fusionadas en una Flor sola, María, en la cual toda virtud y gracia se unen. 

En Abril, la tierra de Palestina parecía un enorme jardín. Fragancias y colores deleitaban el corazón de los hombres. Sin embargo, aún ignorábase la más bella Rosa. Ya florecía para Dios en el secreto del claustro materno, porque mi Madre amó desde que fue concebida, mas sólo cuando la vid da su sangre para hacer vino, y el olor de los mostos, dulce y penetrante, llena las eras y el olfato, Ella sonreiría, primero a Dios y luego al mundo, diciendo con su superinocente sonrisa: "Mirad: la Vid que os va a dar el Racimo para ser prensado y ser Medicina eterna para vuestro mal está entre vosotros". He dicho que María amó desde que fue concebida. ¿Qué es lo que da al espíritu luz y conocimiento? La Gracia. ¿Qué es lo que quita la Gracia? El pecado original y el pecado mortal. María, la Sin Mancha, nunca se vio privada del recuerdo de Dios, de su cercanía, de su amor, de su luz, de su sabiduría. 

Ella pudo por ello comprender y amar cuando no era más que una carne que se condensaba en torno a un alma inmaculada que continuaba amando. Más adelante te daré a contemplar mentalmente la profundidad de las virginidades en María. Te producirá un vértigo celeste semejante a cuando te di a considerar nuestra eternidad. Entre tanto; piensa cómo el hecho de llevar en las entrañas a una criatura exenta de la Mancha que priva de Dios le da a la madre, que, no obstante, la concibió en modo natural, humano, una inteligencia superior, y la hace profeta, la profetisa de su hija, a la que llama "Hija de Dios". Y piensa lo que habría sido si de los Primeros Padres inocentes hubieran nacido hijos inocentes, como Dios quería. 

Éste, ¡oh, hombres que decís que vais hacia el "superhombre", y que de hecho con vuestros vicios estáis yendo únicamente hacia el super-demonio!, éste habría sido el medio que conduciría al "superhombre": saber estar libres de toda contaminación de Satanás, para dejarle a Dios la administración de la vida, del conocimiento, del bien; no deseando más de cuanto Dios os hubiera dado, que era poco menos que infinito, para poder engendrar, en una continua evolución hacia lo perfecto, hijos que fueran hombres en el cuerpo y, en el espíritu, hijos de la Inteligencia, es decir, triunfadores, es decir, fuertes, es decir, gigantes contra Satanás, que habría mordido el polvo muchos miles de siglos antes de la hora en que lo haga, y con él todo su mal.