Apostolado de la Divina Maternidad
(...) “Ustedes se profanan a sí mismos con Comuniones indignas después que han cometido pecado mortal. Esto es una atrocidad y ha de ponérsele fin. No vayan a comulgar con pecado mortal es su alma. Es un grave pecado en sí mismo el hacer esto.
Mis sacerdotes han de expresar esto con mayor claridad y más a menudo, ya que muchos han olvidado por completo esta enseñanza. Mas la mayoría de los que hacen esto aún son culpables, porque conocen esta enseñanza pero prefieren ignorarla. Han reducido la idea del pecado en sus mentes, a prácticamente nada, convenciéndose a sí mismos de que el pecado serio o pecado mortal es casi imposible de cometer. Les aseguro hoy que esto es un grave y serio error que han de vencer, si desean entrar al Reino de los Cielos que Yo he preparado para ustedes. No podrán entrar con pecado mortal en sus almas. Se han segregados a sí mismos de Mi gracia con sus acciones y no se les permitirá poner pie en la Casa de Mi Padre.
“Esto me aflige grandemente, pero han de ser ustedes los que se arrepientan y dejen ya de acumular error sobre error. Los confesionarios han de estar llenos de aquellos que buscan Mi gracia y misericordia. No vaciles, ve hoy incluso a medida en que lees esto para que no esté entre aquéllos que tendrán que rendir cuentas de sus pecados y errores. No deseo verlos perecer en el fuego eterno, pero ustedes se separan de Mi con su obstinación en el pecado y al negarse a arrepentirse. Elévense sobre los estándares de este mundo y hagan lo que en sus corazones saben está correcto sin esperar a que venga el mañana.
“Este es el día que hizo el Señor. Regocijémonos y llenémonos de gozo. Usen su tiempo sabiamente, ya que puede que nunca sepas cuándo vendrá tu día de dar cuentas por todo lo que has hecho en tu vida, es decir, tu día del juicio personal, tu muerte en esta tierra.