Preguntaos: ‘¿qué puedo hacer hoy por mi Padre celestial?’

8 de Diciembre, 2003 Dios Padre a Anne una apóstol laica. Irlanda 



Soy Yo, el Padre de todos, quien se dirige a esta pequeña alma. Deseo dar a todos Mis hijos noticia y dirección. Si Me están siguiendo continúen haciéndolo, pero ahora con mayor dedicación. Pregúntense en este día: ‘¿qué puedo hacer por mi Padre celestial?’ Pondré la respuesta en su corazón, pequeñas almas, y sabrán lo que les estoy pidiendo. Después deberán dar un paso en fe y llevar a cabo la tarea que les he pedido. Mediante este primer paso, des- cubrirán la manera en la que obraré a través de ustedes. Pídanme dirección y, de una forma acrecentada, serán dirigidos.


Aquellas almas que no Me están siguiendo pero que entienden que deben cambiar, comiencen por hacer oración. Recen el Padre Nuestro, la oración que les dio Mi Hijo; récenla con frecuencia, porque a través de ella estarán reconociendo Mi dominio sobre este mundo y Me estarán dando la alabanza que justamente Me pertenece. Esto, pequeña alma, es un acto de humildad y un buen primer paso. Hazlo ahora y tu Dios se inclinará hacia ti y te acogerá. No temas. En este tiempo no se Me debe temer. Haz esta oración y todo estará bien.


 Aquellas almas que están obrando en Mi contra, en este momento les hablo con la mayor seriedad: ustedes saben bien quiénes son y saben que se han corrompido contra todo lo que es luz. Deben poner un alto ahora mismo, pues el tiempo en que serán obligados a abandonar toda esperanza se acerca con gran rapidez. Lean las palabras de Mi Hijo en esta serie de revelaciones: Él quiere rescatarlos, esa ha sido Mi voluntad. Mi designio ha sido que ustedes se arrepientan de todos sus pecados y estén conmigo en el cielo por toda la eternidad. La razón, pequeña alma pecadora, es porque te amo. Peca- dores con almas mucho más negras que la tuya se han arrepentido, han sido purificadas y ahora gozan del cielo al lado de los más grandes santos. Eso es lo que quiero para ti. No habrá reproches: serás amado, y aunque para ti sea difícil aceptar este amor, te limpiará. Eres Mío, te guste o no, regresa a Mí. 

No Me rechaces en esta ocasión porque estoy queriendo tu salvación. Tu dolor es Mi asunto personal y lo haré desaparecer. Te lo prometo.

A las almas que han estado esperando este tiempo, les digo que su espera está por terminar. Han luchado valientemente. Continúen haciéndolo por el momento, sabiendo que su Dios es agradecido. Qué felices se sentirán por haber servido al cielo mientras permanecían en la tierra. No puedo revelarles todos los secretos del cielo porque su humanidad no soportaría tal conocimiento y, en ver- dad, insistirían en venir a casa de inmediato; sin embargo, les revelaré algunas de las alegrías que les esperan.

Esta es Mi voluntad porque en este tiempo las almas de la tierra dudan de la existencia misma del cielo. Esta hambruna espiritual ha dejado a muchos sin esperanza, por lo que en respuesta, ha sido Mi designio que Jesús, María su Madre y muchos santos, les provean con información y orientación celestial. Yo mismo les hablo ahora para darles el camino o mapa de estos tiempos. No dejaré a las almas abandonadas en tal oscuridad. Siempre he proporcionado profetas a Mis hijos que pasan por el exilio terrenal, y ahora también lo estoy haciendo en muchas partes del mundo. Abran bien sus ojos, queridas almas. No se aparten de Mi dirección celestial porque a través de ella estoy otorgando la ayuda adicional que muchos necesitan. Si son llamados a colaborar para que se difundan estas palabras, háganlo con toda alegría; su recompensa no los decepcionará.