María habla a los sacerdotes

Enero 10/2008 Libro de oro 


Agustín, hijo querido: escribe para los sacerdotes, mis hijos predilectos; no tengas miedo, no eres tú quien escoge las palabras. Soy yo, tu Maestra espiritual que guía tu mano; mano dócil a mi mensaje, mensaje que debes hacer llegar a un gran número de elegidos; porque ya es hora que despierten del sueño letargo y abran sus ojos a la luz; luz que los guía, pero muchos no la ven. Luz que los ilumina, pero no alcanzan a percibir sus reflejos.


Luz que los enruta hacia Dios, pero varios de estos hijos se encuentran alejados de sus caminos.


Vosotros, que sois sacerdotes, por la misericordia de Dios: sed perfectos, como perfecto es Vuestro Sumo y Eterno Sacerdote.


Vosotros, que sois sacerdotes, por la misericordia de Dios: sed santos, como Santo es Vuestro Sumo y Eterno Sacerdote.


Vosotros, que sois sacerdotes, por la misericordia de Dios, sed hostias vivas, como lo es Vuestro Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo.


Dios puso su mirada de amor en vosotros, los hombres ponen su mirada de censura en vosotros.


Sed, pues, ejemplo de quien os llamó; que vuestro corazón no contenga mancha alguna.


Sed cuidadosos en conservar la pureza de vuestro corazón, ya que a vosotros se os ha encargado el misterio más loable sobre la tierra: hacer descender del Cielo al Hijo de Dios. Para que seáis sacerdotes santos, orad muchísimo a los pies de Jesús Eucaristía.


El Sagrario ha de ser para vosotros, un dulce encuentro de amor; encuentro en el que saldréis: renovados, vivificados y fortalecidos para continuar con la ardua tarea que se os ha encomendado.

En el Sagrario os hacéis fuertes, en el Sagrario recibís efusión del Espíritu Santo.

En el Sagrario beberéis en las fuentes de su Divino Corazón, para que la sed no os consuma en la mitad el desierto.
En el Sagrario quedan atrás vuestras tentaciones, entrando como hombres y saliendo ángeles.


Sed, pues, hijos predilectos de mi Inmaculado Corazón, sacerdotes de oración.
Porque sin oración: vuestra vocación perderá su colorido, vuestra vocación perderá vigor haciéndoos débiles, vuestra vocación se derrumbará como se derrumba un castillo construido en arena.


Jesús es modelo de oración. Por lo tanto, vuestro apostolado debe ir acompañado de oración: para que vuestra voz haga eco; para que con vuestras obras, glorifiquen a Dios. Para que no os vean a vosotros, sino a Jesús en vosotros.


El activismo os hace estériles, os marchita.
La oración os hace fértiles, os reverdece.
El activismo os agarra para el mundo, la oración os roba para el Cielo.


Hijitos míos: contemplad actuando y actuad contemplando.


Deshojad pétalos de rosas, rezando el Breviario como la Santa Madre Iglesia os lo manda. No rezarlo es como cultivar cardos y espinas; espinas que satanás sutilmente siembra en vuestros corazones, para que no lo oréis a conciencia y pausadamente sino cuando os encontréis fatigados, de tal modo que se os haga monótono y poco apetecible para vuestro espíritu.


Hijitos míos: estáis obligados a vivir con radicalidad el Evangelio; sed celosos y recelosos en el cumplimiento de vuestros tres votos: pobreza, castidad y obediencia.


Que vuestro corazón no se desvíe por las riquezas materiales; riquezas que son como cadena al cuello, atándoos para que no viváis el verdadero sacerdocio en Cristo Jesús.


Vivid modestamente y en austeridad a semejanza de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.


Sed obedientes al Santo Padre, permaneciendo en la Iglesia que mi Hijo Jesús fundó. No os desviéis ni a la derecha ni a la izquierda, ella siempre prevalecerá.


Sed puros como el resplandor de una hostia blanca.
Os habéis casado con la Iglesia y a ella le debéis fidelidad; fidelidad en el amor, fidelidad en vuestra entrega.


Que vuestra conciencia, que es la voz de Dios, no tenga nada que recriminaros. A los hombres se les puede engañar; mas, a Dios no, porque Él todo lo ve.
Aún, aquello más oculto a los ojos del mundo, es visible para los ojos de Dios.
Hijos predilectos, que os habéis segregado del rebaño de Jesús: volved vuestra mirada y vuestro corazón a Él.


Su Divino Corazón es rico en bondad y misericordia.
Él perdonará vuestros deslices.
Él restaurará de nuevo vuestro corazón en el amor.
Él os devolverá la pureza a vuestro corazón.


Él ceñirá la argolla en vuestro dedo y calzará vuestros pies con sus sandalias.


Él os vestirá con los ropajes de la gracia, si volvéis a Él. Jesús os espera, para daros amor. Jesús os espera, para perdonaros. Jesús os espera, para abrazaros.
Jesús os espera, para derramar en vosotros sus lágrimas, porque volvisteis a Él.
Jesús os espera, para bañaros en los ríos de su misericordia; misericordia que perdona y borra vuestro pasado, para que viváis en su eterno presente.
Os amo retoñitos de mi frondoso jardín.


Volved a mí, que os plantaré como una rosa de predilección y para cultivaros con gran 
esmero y con gran amor.