Os regalo esta oración de protección a vuestro Ángel Guardián

Hijos míos, que mi paz esté con vosotros. Cada vez se acerca más mi próxima venida a este mundo tecnificado en el pecado y la apostasía. La inmensa mayoría de la humanidad vaga como sombras errantes, sin darse cuenta que La hora de mi Justicia está ya tocando a la puerta; los días, meses y años que faltan por venir, para que todo se cumpla, cada vez serán más cortos. El correr del tiempo y la vida agitada no permitirá que muchos se despierten; y llegará mi Justicia como un destello, como ladrón en la noche, y a muchos encontrará dormidos.

Preparaos pues mi rebaño fiel; no temáis, son días de purificación, necesarios para vuestra liberación; manteneos alerta y vigilantes en vuestra mente, porque los ataques a vuestros sentidos ya comenzaron; estáis en la primera fase del ataque de mi adversario; os pondrá en contra; el hermano estará en contra del hermano, el padre en contra del hijo, la nuera en contra de la suegra, el esposo en contra de la esposa, el hombre en contra del hombre y no será el fin sino el comienzo de los dolores.

Los celos, falsos pensamientos, las falsas imaginaciones, las envidias y demás pecados de la carne, serán las armas que mi adversario utilizará para robaros la paz. Por eso hijos míos; debéis estar sellándoos con mi Sangre, especialmente vuestra mente y sentidos; invocad la presencia de vuestro Ángel Guardián; él os asistirá en vuestras batallas espirituales y jugará un papel muy importante en vuestra liberación. No seáis necios e insensatos queriendo luchar por vuestros propios medios, sin la protección del cielo; acordaos que son ataques espirituales que sólo se contrarrestan con la oración, el ayuno, la fe, las obras y la perseverancia.

Invocad pues la presencia de vuestro Ángel Custodio; él luchará con vosotros y no permitirá que los dardos incendiarios del maligno os hagan daño; os regalo esta oración de protección a vuestro Ángel Guardián; para que la hagáis de día y de noche y podáis permanecer bajo su protección. Decid así: 

“Oh bienaventurado Ángel de mi Guarda;
 os confío el cuidado de mi cuerpo, alma y espíritu;
 combatid conmigo toda fuerza del mal; en la batalla espiritual contra el enemigo de mi alma, no me desamparéis; de día y de noche permaneced a mi lado;
 libra mi cuerpo de venganzas, accidentes, violencia, etc. 
Protege mi mente, sentidos, pensamientos y potencias de todo dardo incendiario y guarda mi espíritu de caer en pecado. 
Tómame de la mano y alláname el camino que me lleva a la Gloria de Dios”. 
Amén. 


Soy vuestro Padre, Jesús Sacramentado, el Buen Pastor de todos los tiempos. Dad a conocer mis mensajes, hijos míos.

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