El santuario con más milagros del mundo

  • Hoy en día es considerado uno de los santuarios más llenos de gracias y milagros de todo el mundo
    Santuario de Jasna Gora, Polonia
    En 1598 tuvo lugar un incidente con una niña de dos años, llamada Ema, hija de Maciej y Jadwiga Klimczak, residentes de Kazimierow. Un día en que los padres de la niña salieron dejándola al cuidado de una niñera, ésta colocó a la niña sobre el alféizar de una alta ventana abierta desde donde Ema podía ver gozosamente el paisaje, a la perspectiva del parque. Mas, en un momento de descuido, la niñera se alejó de la niña, que perdió el equilibrio y cayó. Cuando la aterrada niñera bajó por ella, Ema estaba muerta. Cuando regresaron los padres se debatieron entre el dolor y la indignación, pero debían encarar la realidad y preparar a Ema para el funeral con el ropaje apropiado y una corona de hojas en la cabeza de la niña, y colocaron una estampa con la imagen de Nuestra Señora de Czestochowa en la pequeña mano.

    Y así, con esta pena en el corazón, el padre y la madre iniciaron el velatorio, con los ojos centrados en la imagen que la niña tenía entre las manos. De pronto, una chispa de inspiración les hizo exclamar al unísono: ¡La Señora de Czestochowa, que en su bondad, ha hecho retornar a tantos a la vida, nos ayudará!

    El padre y la madre colocaron el pequeño ataúd sobre el carro y salieron para Jasna Gora, y así brilló el sol sobre ellos en el día y la luna en la noche, pero los antes brillantes ojos de Ema seguían cerrados. En los tres días que tardaron en llegar los padres iban generalmente silenciosos, como el cuerpo de la niña, y sólo se oía el murmullo de las oraciones. El cuarto día llegó y sólo habían cubierto la mitad del camino al santuario, y seguían con las riendas guiando delante del carro, firmemente, con los ojos casi cerrados de tantas lágrimas y noches sin dormir.

    De pronto, el cuerpo de Ema se empezó a mover, sus ojos se abrieron, y se levantó completamente sana. Sobrepasados por la alegría, los padres siguieron camino al santuario para dar las gracias a la Virgen Bendita de Jasna Gora. No se puedo menos que admirar tal fe y su recompensa. ¿Cuánta fe como ésa se hallaría hoy en Occidente?