Frases de Thomas De Kempis

Capítulo X, Imitación de Cristo, de T de Kempis

Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres, pues mucho estorba el tratar de las cosas del siglo, aunque se digan con buena intención; porque presto somos amancillados y cautivos de la vanidad. 

Muchas veces quisiera haber callado, y no haber estado entre los hombres. ¿Pero que es la causa, que tan de gana hablamos y platicamos unos con otros, viendo cuán pocas veces volvemos al silencio sin daño de la conciencia? La razón es que por el hablar buscamos ser consolados unos de otros, y deseamos aliviar al corazón fatigado de pensamientos diversos, y de muy buena gana nos detenemos en hablar y pensar de las cosas que amamos, o sentimos adversas.

Mas !ay dolor, que muchas veces vanamente y sin fruto! porque esta exterior consolación es de gran detrimento a la interior y divina. Por esto velemos y oremos, no se nos pase el tiempo en balde. 

Si puedes, y conviene hablar, sean cosas que edifiquen. La mala costumbre y la negligencia de aprovechar ayuda mucho a la poca guarda de nuestra lengua; pero no poco servirá para nuestro espiritual aprovechamiento la devota plática de cosas espirituales, especialmente cuando muchos de un mismo espíritu y corazón se juntan a Dios. 


Frases de Thomas De Kempis

1380-1471. Teólogo alemán.

No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más.

Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.

Fácilmente estará contento y sosegado el que, de verdad, tiene la conciencia limpia.

Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro.

He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos.

El humilde conocimiento de ti mismo es un camino más seguro hacia Dios que el camino de la ciencia.

El hombre propone, y Dios dispone.

Si todos los años extirparamos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser hombres perfectos.

La costumbre con la costumbre se vence.

No confíes en tus sentimientos, porque, sean cuales sean ahora, muy pronto habrán cambiado.