Sacerdote adquirió la devoción al Rosario ¡concursando en Gran Hermano!

Padre Juan Antonio Molina con su look de motoquero en 2012

El sacerdote Juan Molina adquirió la devoción al Rosario ¡concursando en Gran Hermano! En 2012 el sacerdote y misionero del Sagrado Corazón Juan Antonio Molina causó bastante escándalo entrando al programa televisivo Gran Hermano, un producto superficial y chabacano de la televisión española. Duró allí 74 días. Le decían “el cura motoquero” (“cura motero” en el español ibérico) por su estética y gusto por las motos.

Para este sacerdote Gran Hermano tenía un interés: los millones de 
espectadores a los que poder llegar con un mensaje de fe. “La
 televisión es un medio masivo, nos guste o no, que llega a multitud 
de hogares y personas de lo más variopintas. ¿Por qué no aprovechar
 ese medio para decir soy sacerdote y soy feliz siéndolo?”,declararía a 
su salida.
“Tuve ocasión de compartir mi fe con los compañeros/as de la casa. Hubo 
multitud de momentos en los que, cuando me veían leyendo la Palabra, 
me pedían que les leyera textos bíblicos y se los explicara”, explicó
 al salir.
“Siempre he querido llevar a Cristo fuera de los muros del templo, hacerme 
compañero de camino y no esperar a que la gente venga a la Iglesia sino 
que la iglesia vaya a la gente.Pido perdón de corazón, por supuesto, a
 las personas que se hayan podido escandalizar por mi paso por Gran 
Hermano, nada más lejos de mi intención que ‘dejar mal a la Iglesia’. Mi idea 
era todo lo contrario”, añadió.
Fue suspendido a divinis (prohibición de ejercer su sacerdocio) por sus
 superiores. Al salir del “experimento” fue enviado como misionero fuera de
 España, también para ayudarle a reflexionar. Un tiempo después volvió a
 España y se le levantó el castigo. Hoy es algo más autocrítico con su paso por 
el programa.
Desde su blog en Infovaticana, el padre Juan Molina ha revelado en el Día
 de la Virgen del Rosario, este 7 de octubre, que precisamente fue en
 Gran Hermano donde él adquirió esta devoción mariana, que
 incorporó a su lectura de la Biblia. Cabe destacar que el programa no 
emitió escenas del religioso orando con el Rosario.

Refiriéndose al programa televisivo sin mencionarlo por su nombre.
Juan Molina explica con sus propias palabras cómo el Rosario “vino a él”, 

Testimonio de Juan Molina, el cura “motoquero”, sobre el rosario

Desde los 18 años que entré en el seminario de mi congregación

siguiendo la llamada a entregar mi vida como misionero, religioso y

sacerdote, reconozco que el rezo del rosario no formaba parte de mi

oración diaria.
Incluso pasé una época en que pensaba que era profundamente aburrido

e inútil. Pero hace tres años viví una experiencia difícil en un hábitat

que no era el más adecuado para mí como sacerdote y que me

involucré con la intención de dar testimonio de la felicidad de mi vocación.

La única condición es que pudiera acompañarme la Sagrada Escritura

de la que me alimento diariamente y que me orienta.
El primer día de esa experiencia cuando abrí las Escrituras cayó del

forro un rosario pequeño de esos de dedo, ni me acordaba que estaba

ahí!
En ese momento entendí como una de esas señales que el Señor nos pone

delante de nuestras narices y que muchas veces somos incapaces de ver.

Esta vez sí que me percaté.
Lo interpreté como una invitación a pasar ese “desierto” bien amarrado


a ese salvavidas que era el rosario. Y desde el primer día junto a la

meditación de la Palabra inicié el rezo del rosario (a veces dos o tres al día).

Desde esa experiencia el Santo Rosario me acompaña todos los

días y es uno de los momentos más dulces de la jornada.
Gracias al rosario he sentido sostén en los momentos más difíciles y

complicados, he sentido cómo realmente intercedía, con mi pobre

oración, en favor de muchos, especialmente enfermos. Gracias al rezo

diario del rosario pasaron esos momentos duros y se abrieron paso

de nuevo ante mí, la ilusión y la alegría.
María siempre ha estado detrás y delante de mi historia vocacional

sosteniendo y empujando. Desde adolescente, sin ser practicante, no

había mañana que cuando iba al colegio, dejara de entrar en 

nuestro Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Me sentaba en la última fila y simplemente callaba y la miraba. A día

de hoy estoy seguro que Ella tuvo mucho que ver en mi vocación

como sacerdote y religioso. He sentido siempre su protección y a Ella

me he encomendado en los momentos de tentación o duda en mi vida.
Hoy en día entiendo el rezo del rosario como una invitación a

unirte a los misterios de la vida de Jesús de la mano de quien más

le amó en esta tierra: ¡su madre!
Gracias, Madre, porque cuando muchos me han dado la espalda, Tú me

has consolado. Porque cuando he sentido el desánimo y la tentación, Tú

me has sostenido.
Puedo afirmar con certeza las palabras de S. Juan Bosco: “Quien confía

en María no se sentirá nunca defraudado”.

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