Soy maltratado en muchos de los Sagrarios de la Tierra.



Jesús dice:
Hijo mío: os he traído al tabernáculo de mi amor porque mi Divino Corazón tiene sed de almas. Venid, pues, y saciad mi ardiente sed con el agua refrescante de vuestra adoración y reparación.


Si vuestros ojos se abrieran para ver las maravillas que los Ángeles y Santos contemplan en el cielo, postraríais vuestro rostro frente a mi humilde presencia en la Sagrada Hostia, porque Soy alabado, adorado y amado por un sinnúmero de seres celestiales en, ésta, mi morada en la tierra.


Escuchad los latidos de mi Corazón Eucarístico, latidos que sosiegan y aquietan vuestro cuerpo, alma y espíritu para que os extasiéis frente al prodigio más grande de mi amor.


La Iglesia Triunfante y Purgante se unen a vuestra adoración, adoración que es canto melodioso, agradable a mis oídos y bálsamo sanador para mi Corazón herido, porque habéis venido a adorar mi invención de amor, invención que es real presencia en el Pan Consagrado. 


Aquí en mi Tabernáculo podréis descansar, vuestro corazón se unirá al mío, nuestras miradas se entrelazarán, vuestro espíritu se adormilará dulcemente porque el silencio de mi Morada es canto melodioso que os invade de mi paz. 

Venid hijos míos que hablaré a vuestro corazón, os mostraré tesoros inefables, riquezas del cielo que os darán Sabiduría sublime, Sabiduría que no encontraréis en los libros porque la ciencia humana es limitada e incomparable a mi Sabiduría Divina.

Si alcanzarais a sopesar la magnitud de amor que

contiene mi Eucarístico Corazón, lo pasarías días enteros amándome porque el amor que se os da afuera es un amor imperfecto, condicionado, manipulado.

Si alcanzarais a descubrir los grandes misterios encerrados en mi Tabernáculo de amor, seríais lámparas del Amor Divino, lámpara que físicamente arde de amor con su oración en mi mansión celestial o espiritualmente, cuando no podáis corpóreamente, adorándome por ser vuestro Dios y reparando porque soy maltratado en muchos de los Sagrarios de la tierra. 


A Agustín del Divino Corazón