¿En serio?: La ciencia del cambio climático, parte del magisterio ordinario católico

De acuerdo con una historia en NCR (National Catholic Register), “Algunos en el Vaticano ven la posición del Papa sobre el cambio climático como algo obligatorio para los fieles. En una conferencia del 3 de diciembre, en el Instituto Acton sobre la Encíclica Laudato Si en Roma, el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias, insistió sobre el apoyo que el Papa le da a la ciencia del cambio climático, no es simplemente una opinión, sino que forma parte del magisterio ordinario, y por lo tanto se debe a la misma obediencia por los fieles, como el reconocimiento de que el aborto es un pecado mortal (que también forma parte del magisterio común, señaló).
“Cuando el Papa apoya esto, no es simplemente porque la mayoría diga que la opinión científica piensa así, esta ya no es sólo una opinión; sino que es parte del magisterio”, dijo, subrayando que no es dogma e infalible, pero exige un nivel de obediencia.” Lea más al respecto en este enlace. 
COMENTARIO DE THE REMNANT: ¿Sabe qué? Su Excelencia, ¡llámenos cuando la nave aterrice! En su delirante pequeño mundo, usted imagina seriamente que los católicos siguen dando gritos sobre cualquier cosa de la que usted habla.  Su credibilidad como autoridad moral en todo el mundo está por los suelos, Excelencia, lo sabe, ¿verdad?
¿Por qué? Bueno, vamos a pensar en ello un minuto:
– La liturgia que usted y sus depredadores modernistas celebran… Me refiero a la que sus predecesores han inventado de manera tan “trivial” (según el propio papa Benedicto XVI) y a la que muchos fieles católicos rehúsan exponer a sus hijos por temor a la pérdida de la fe. De acuerdo con “Forming Intentional Disciples” por Sherry Weddell, sólo el 30 por ciento de los estadounidenses que fueron educados como católicos siguen practicando la fe (pág. 24), el 10 por ciento de todos los adultos en Estados Unidos son ex católicos (pág. 25), casi el 80 por ciento de los católicos de nacimiento, ya no lo son a la edad de 23 años (pág. 33). 

Buena jugada, ¿no le parece Excelencia?
De todas formas, bajo la vigilancia de su generación, el poderoso sistema escolar católico se ha convertido en una broma, dejando a muchos fieles católicos en la decisión de educar a sus hijos en casa, si se desea que tengan una educación católica;
– Su doctrina es cada vez más heterodoxa, al punto de que muchos de sus fieles católicos (me incluyo) no dejarían que la mayoría de ustedes enseñen el catecismo a sus hijos;
– Extremistas islámicos maniacos están cortando las cabezas de los cristianos por todos lados y conducen a los supervivientes, que son decenas de miles de personas, fuera de sus países de origen, y en su mayor parte el Vaticano sigue observando en esto un extraño silencio ecuménico.
– El aborto sigue cobrándose las vidas de millones de bebés cada año, y sin embargo la gente ha decidido que es bueno abandonar cualquier charla sobre Humanae Vitaepara no ofender a sus nuevos amigos de las Naciones Unidas.
– Cada dos días hay otro escándalo que involucra a uno de sus príncipes hermanos (por supuesto el último implica al cardenal Dolan, que ha sido demandado por la supuesta ayuda para encubrir a los sacerdotes que usaban fondos de la colecta para financiar su adicción al sadomasoquismo);
– El escándalo sexual de los sacerdotes ha llevado a la creación de legislaciones, eclesiales y seculares, en la que los padres no pueden permitir, y no permitirán que sus niños estén solos aunque sea por unos momentos con el alter Christi. ¡Piense en las consecuencias a largo plazo de ESTO!
¿Hace falta seguir? Con todo este contexto podrido, realmente se va a sentar allí  y nos dirá que, bajo pena de pecado mortal, necesitamos aceptar insufriblemente lo políticamente correcto, las tonterías anti-aire acondicionado, pro-abrazo-árbol de Francisco? ¡¿De Verdad?! (Ustedes que ya ni siquiera creen en el pecado mortal, ¿o sí cree en él aún?).
Lea su Excelencia el siguiente artículo, y que tenga un buen día.
Michael Matt
[Traducido por Cecilia González Paredes. Artículo original.]