"La cumbre escarlata": Hollywood promueve el incesto



Ayer tuve ocasión de ver la reciente película estadounidense, por otra parte bien dirigida por Guillermo del Toro, "La cumbre escarlata", de la que no había leído ni críticas, ni conocía el argumento. Que sorpresa más desagradable me llevé el desvelarse en la trama colateral, el incesto del coprotagonista con su hermana. En el site oficial de la película no se cita en ningún momento dicha relación incestuosa cogiendo por sorpresa al espectador, relación mucho más repugnante que las escenas de violencia sangrienta que salpican la obra y que hacen apartar la vista de la pantalla.

Decididamente Hollywood tiene una agenda y no precisamente angelical. 

Hace tiempo leí, algo escéptica, que le llegaría el turno al incesto (después de la promoción del amor libre, del divorcio, del desprestigio del matrimonio, y del sacerdocio católico, de la elevación de la homosexualidad y el transgenerismo...,), en un intento, no digo inmoral sino diabólico, no ya de captar adeptos para semejante aberración, sino de sugerir en un clima insoportablemente morboso, esta relación antinatura. Aunque este es un primer paso.


Se sabe que la masonería iluminista tiene importantes tentáculos en el mundo del entretenimiento y mueve la conducta de las masas adonde le place, educándolas en su credo, pues éstas carecen de formación para distinguir lo que las deshumaniza de lo que las eleva, o simplemente las distrae del fin principal que todo hombre tienen al llegar a esta TIerra: trabajar por su salvación eterna.






Otro tipo de films pretenden conformar al espectador con los proyectos de las élites. Un ejemplo es l
a película de 2011: "Contagio" que se puede clasificar en el apartado  de "calamidades planetarias" o desastres a escala mundial, que conducen al espectador a pensar: “Esto podría ocurrirme a mí” y a generar pánico y sensación de indefensión, al tiempo que se ofrece la gran solución a través de las propuestas guionísticas.

En este blog hemos publicado parte de las revelaciones hechas a Enoch, John Leary, Luz de María  etc aludiendo a los propósitos de los gobiernos en la sombra de crear situaciones caóticas para dictar una ley marcial y así controlar a la población, imponiendo cuarentenas, vacunaciones obligatorias, microchips, requisar armas o lo que sea. Y estos proyectos de futuro suelen anticiparse en el mundo del cine por ellos dominado



“En todos los casos, el desastre provoca una especie de ‘estado de emergencia’ que entrega todos los poderes y medios de transporte a las autoridades estatales: la policía, el ejército o “al equipo”. Interpretado como el último recurso, estas instituciones son los únicos capaces de enfrentar los peligros, el desorden y la decadencia que amenazan a la sociedad gracias a su estructura y conocimientos técnicos. (…) Como si fuera imposible presentar al público en general un desastre que no se resuelto por las autoridades del Estado y poderes gubernamentales”.

-Ignacio Ramonet, “Propagandes Silencieuses”
(organismos con poder de actuación masiva: FEMA, la OMS, la Cruz Roja y el CDC para restaurar el orden después del caos, algo muy del gusto del Nuevo Orden Mundial).


“Otra constante en películas de desastres es la infantilización de los civiles. La gran amplitud de la catástrofe y el peligro que enfrentan las masas es a menudo ocultado a ellos. Ellos son mantenidos fuera de cualquier toma de decisiones en el proceso, con excepción de los gerentes y técnicos (ingenieros, arquitectos, empresarios) que a veces están llamados a intervenir en las crisis, pero siempre a través de las autoridades estatales.
El público en general suele ser distraído con entretenimiento inútil y animados a obedecer sin cuestionar a una élite “paternal y benevolente” que está haciendo todo lo posible (hasta el punto de sacrificio) para protegerlos.
Estos aspectos, junto con otros, demuestran que películas de desastres, más allá de su valor de entretenimiento, presentan también una “respuesta política” a la crisis. Detrás de un modo ingenuo de fantástica historieta, un mensaje silencioso que comunica al público: el deseo profundo del gobernante de ver entidades como el ejército, la policía o ‘hombres prominentes’ toman cargo de la restauración y la reconstrucción de una sociedad en crisis, incluso si eso significa sacrificar parcialmente la democracia “.
-Ibídem.