Sorprendentes revelaciones a Luisa Piccarreta

Para leer las HORAS DE PASIÓN (leer 1 capítulo cada día)

Vol. 13, 21 de octubre de 1921

« Hija mía, cada vez que el alma piensa en mi pasión, se acuerda de lo que sufrí, o me compadece, se renueva en ella la aplicación de mis penas, surge mi sangre para inundarla y mis llagas se ponen en camino para sanarla si está llagada o para embellecerla si está sana, y todos mis méritos también, para enriquecerla.
El negocio que hace es sorprendente, es como si pusiera en un banco todo lo que yo hice y sufrí y ganara el doble. Así que, todo lo que yo hice y sufrí está en acto continuo de darse al hombre, así como el sol está en acto continuo de dar luz y calor a la tierra. 
Lo que yo hice no está sujeto a agotarse; basta que el alma quiera y cuantas veces quiera recibirá el fruto de mi vida; de manera que si se recuerda veinte, cien o mil veces de mi pasión, tantas veces gozará de sus efectos. Pero, ¡qué pocos son los que hacen tesoro de ella! A pesar de todo el bien que contiene mi pasión se ven almas débiles, ciegas, sordas, mudas, cojas, cadáveres vivientes que dan asco. ¿Y por qué? Porque se han olvidado de mi pasión. Mis penas, mis llagas, mi sangre son fortaleza que quita las debilidades, son luz que les da la vista a los ciegos, son lengua que desata las lenguas y que abre los oídos, son camino que endereza a los cojos, son vida que resucita a los muertos. »

Jesús hizo todo lo que el hombre debió hacer de bien; si el alma corresponde, con el pensamiento de su Pasión, repite lo que el mismo Jesús hizo en su humanidad, dándole gran consuelo a Jesús.
Vol. 6, 5 de junio de 1905
« Hija mía, las cruces, las mortificaciones y cualquier tipo de sufrimiento son cada uno una fuente bautismal; y cualquier especie de cruz que esté como bañada con el pensamiento de mi pasión, pierde la mitad de su aspereza y disminuye la mitad de su peso ...
Qué grande es mi consuelo al verte hacer de nuevo lo que hizo mi humanidad hace tantos siglos. Pues, todo lo que yo determiné que cada alma hiciera, fue hecho antes en mi humanidad. Y si el alma me corresponde por lo que yo hice por ella, lo vuelve a hacer en sí misma; de lo contrario, queda hecho sólo por mí mismo y esto me hace sentir una amargura indecible. »
Rumiar continuamente los dolores de la Pasión, hace que Jesús se desclave de la cruz para nacer en nuestro corazón, convirtiéndose él en nuestro alimento continuo, y nosotros en su alimento.
Vol. 7, 9 de noviembre de 1906
Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en la pasión de Nuestro Señor y mientras hacía esto, él vino y me dijo:
« Hija mía, quien está siempre rumiando mi pasión, y siente dolor y me compadece, me agrada tanto que me siento como retribuido por todo lo que sufrí en el curso de mi pasión; el alma, rumiándola siempre, llega a formar un alimento continuo que contiene diferentes condimentos y sabores que producen en ella diferentes efectos.
Así que, si durante mi pasión me dieron sogas y cadenas para atarme, el alma me desata y me da la libertad. Ellos me despreciaron, me escupieron y me deshonraron, ella me aprecia, me limpia los salivazos y me honra. Ellos me desnudaron y me flagelaron, ella me cura y me viste. Ellos me coronaron de espinas, tratándome como Rey de burla, me amargaron la boca con hiel y me crucificaron; el alma, rumiando todas mis penas, me corona de gloria y me honra como su Rey, me llaena la boca de dulzura, dándome el alimento más exquisito, como es el recordarse de mis mismas obras, y me desclava de la cruz y me hace resucitar en su corazón, y cada vez que lo hace le doy como recompensa una nueva vida de gracia; de manera que ella es mi alimento y yo me hago su alimento continuo. Así pues, lo que más me gusta es que el alma rumie continuamente mi pasión. »
María se llenó toda de Dios a fuerza de pensar repetidamente en la Pasión de Jesús.
Vol. 11, 24 de marzo de 1913
« Hija mía, a mi amada Mamá jamás se le escapó el pensamiento de mi pasión, y a fuerza de repetirla, se llenó toda toda de mí. Así le sucede al alma: a fuerza de repetir lo que yo sufrí, llega a llenarse de mí. »
En cada pensamiento de la Pasión de Jesús, en cada compasión, reparación, etc., el alma toma la luz de su humanidad, embelleciéndose a semejanza suya. Cada pensamiento de su Pasión será una luz más que nos dará un gozo eterno.
Vol. 11, 23 de abril de 1916
« Hija mía, cada pena que sufrí, cada gota de sangre, cada llaga, oración, palabra, acción, paso, etc., produjo una luz en mi humanidad, que me embellecía de tal modo que tenía cautivados a todos los bienaventurados.
Ahora, el alma, en cada pensamiento de mi pasión, compasión, reparación, etc. que hace, no hace otra cosa que tomar luz de mi humanidad, embelleciéndose a mi semejanza; así que un pensamiento más de mi pasión será una luz más que le traerá un gozo eterno. »



Todos los remedios que la humanidad necesita se encuentran en la Vida y en la Pasión de Nuestro Señor, pero las criaturas desprecian la medicina y no se preocupan de los remedios, por eso se ve que a pesar de todos los bienes encerrados en su redención, el hombre muere como afectado por una enfermedad incurable.