Bergoglio honró a un obispo genocida

Durante su visita a Chiapas, Francisco visitó la tumba de Samuel Ruiz,  sacerdote, fallecido en 2011, le llevó flores y rezó una oración. Y reivindicó su tarea pastoral.
También autorizó el uso de lenguas originarias en ceremonias religiosas y celebró una misa acompañado con diáconos indígenas. Algo que Ruiz empezó a hacer en los años 60, cuando llegó a la diócesis
Ahora el gesto de Francisco se ve en México como la reivindicación de quien algunos llamaron "el obispo rojo"
Pero, ¿quién era Samuel Ruiz?
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Artículo de Alberto Villasana

Samuel Ruiz: manos bañadas en sangre

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  • Organizó y lideró el alzamiento zapatista usando a los indígenas como carne de cañón
  • Se enriqueció recibiendo financiamiento desde el extranjero con el fin de promover intereses de insurrección armada ajenos a  los intereses de los mexicanos
  • Francisco honró los restos de un genocida. Reivindicó la causa de la rebelión marxista liberacionista 
En su libro "La Hoz y la Cruz", el historiador español Ricardo de la Cierva identificó "cuatro oleadas del ataque comunista contra México". La primera, la ubica a inicios de los años sesenta, con el obispo Sergio Méndez Arceo y el Centro para la Interpretación de los Documentos Conciliares (IDOC). En Cuernavaca, señala De la Cierva, "sacerdotes, religiosos y monjas fueron adoctrinados en los principios liberacionistas y de formación revolucionaria". La segunda oleada, dice, "contó exclusivamente con elementos comunistas soviéticos y mexicanos, y se concibió como un golpe de resonancia mundial contra los juegos olímpicos de 1968, y se saldó con una trágica matanza y un fracaso para la KGB". La tercera "debería desencadenar una ofensiva contra el Estado con acciones muy extensas de guerrilla rural y urbana". Finalmente, la cuarta oleada, se inició "con la repulsa al capitalismo y la búsqueda del socialismo en un progresismo demoledor".
En un informe de Mary Ball, publicado en The American Spectator, en abril de 1994, se lee: "Sobre la frontera México-Guatemala, en el Estado de Chiapas, parece actuar una especie de membrana osmótica entre el liberacionismo de América Central y sus intentos de penetración en América del Norte, la cual, en rigor, comienza allí. El obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, fomenta intensamente el liberacionismo en su diócesis, con la cooperación de equipos sacerdotales carentes de respuesta popular".
Efectivamente, Samuel Ruiz desplazó a los sacerdotes mexicanos y comenzó a recibir una serie de sacerdotes belgas, canadienses, franceses, italianos, españoles y centroamericanos pro comunistas que los habitantes de San Cristóbal siempre acusaron de no atender las necesidades espirituales en la diócesis. Existen denuncias en el sentido de que esos sacerdotes invitaban a la gente a sublevarse, y algunos resultaron involucrados en la invasión de tierras.
Llama la atención que una de las pocas decisiones administrativas, llevadas a cabo por el Papa Juan Pablo II, fue la clausura del seminario regional a cargo de Samuel Ruiz. Y el motivo fue claro: en dicho centro se impartía formación guerrillera.
Varios grupos apoyaron la insurrección armada de Samuel Ruiz: el grupo Torreón, la línea trotskita-maoista del ruso Oleg Netchiporenco, la guerrilla guatemalteca de Marco Antonio Yon Sosa, la experiencia en tecnología de comunicaciones de José Fajardo, el adoctrinamiento en insurrección del grupo Chiltak, el SOCAMA, las Comunidades Eclesiales de Base pero, sobre todo el polaco IDOC (Information-DOCumentation sur l´Eglise Conciliare), en donde teólogos con tendencias neo protestantes y nominalistas se dieron a la creación de la Teología de la Liberación (TL), una relectura marxista de la doctrina cristiana. Según ellos, lo que en realidad Cristo vino a predicar no fue la salvación eterna, sino la lucha de clases, la revolución y el odio a favor de los excluidos.
La fe cristiana sufrió uno de los daños teológicos más fuertes de su historia. La Redención se convirtió en proceso político y en praxis que depende del obrar humano.
De Polonia, el programa IDOC saltó a España en donde terminó de penetrar a la congregación "punta" de la Iglesia, la Compañía de Jesús. De España saltó a México, en donde jerarcas católicos liberacionistas comenzaron a tejer acuerdos con políticos de izquierda.
La estrategia de la Teología de la Liberación se articuló en cuatro puntos:
  • relectura marxista de la historia de la salvación: "liberación" temporal en lugar de salvación eterna;
  • reelaboración marxista del núcleo de la fe católica: presentación de Cristo como paradigma de guerrillero, y no en su dimensión religiosa y trascendente;
  • "conscientización" orientada a la lucha de clases y no a las enseñanzas evangélicas y morales;
  • formación de grupos y adiestramiento en tácticas guerrilleras.
Caudales de dinero comenzaron a financiar la insurrección de Samuel Ruiz: Misereor (Alemania), Universidad de Lovaina (Bélgica), Misión Papal de Viena (Austria), Adveniat (Alemania), Pax Christi(Holanda), entre otras, la mayoría de ellas vinculadas a los jesuitas. Solamente la fundación Misereor, otorgó al obispo Samuel Ruiz 3 millones de dólares entre junio de 1994 y junio de 1996, los años del alzamiento.
Para conocer el pensamiento del obispo activista basta ojear el libro que escribió como resumen de su tesis "Teología bíblica de la liberación", publicado en 1975 por Editorial JUS. Entre otras cosas se lee su convicción de que, "el cristiano debe comprometerse a la violencia".
Según la periodista Olga Moreno, desde un inicio, la consigna de Samuel Ruiz era que el marxismo-leninismo debía tomar el poder en México, y que el Estado de Chiapas estaba llamado a ser la puerta de entrada.
Y no se trata solo de ideas. El 13 de agosto de 1976, el obispo Samuel Ruiz fue detenido en la ciudad de Riobamba, Ecuador, y fue encarcelado por su actividad subversiva. Para su liberación fue decisiva la intervención del movimiento chileno "Izquierda Revolucionaria" que comandaba Orlando Letelier desde el exilio. Samuel Ruiz fue expulsado con otras 54 personas entre las que se encontraban tres obispos y un grupo de sacerdotes, religiosas y seglares. El gobierno ecuatoriano calificó a todos ellos como "personas indeseables".
Según Alfonso Casanova Raño, investigador del Ministerio del Interior de Ecuador, desde 1968 se registró el ingreso de Samuel Ruiz a Ecuador en 15 ocasiones. A raíz de lo ocurrido en Riobamba, el Papa Juan Pablo II le pidió por segunda vez a Samuel Ruiz su renuncia a la diócesis de San Cristóbal. Nunca obedeció, ejerció como obispo "rebelde a Roma" estando en esa diócesis un total de 40 años.
En 1980 se decomisó, en el seminario de San Cristóbal, propaganda comunista que, según dio a conocer el periódico La Noticia, provenía de Rusia, de China, de Cuba y de la guerrilla guatemalteca y nicaragüense.
Tres años después, el obispo Ruiz estuvo implicado en una rebelión armada en Los Altos de Chiapas. A él y a otros sacerdotes extranjeros se les decomisaron cajas con armas, sistemas de radiocomunicación, uniformes y propaganda subversiva que escondían en el sótano de la sacristía del Templo del Carmen. El obispo Ruiz acusó a Javier Coello Trejo, secretario general del gobierno del Estado, de haber violado "la santidad del templo" con la incursión de la policía. La frustrada acción, según resultó de las investigaciones, estuvo organizada por los integrantes de la diócesis de San Cristóbal, en coincidencia con un grupo indígena entrenado por los terroristas "kaibiles" guatemaltecos.
La presencia de éstos últimos no era coincidencia. Samuel Ruiz escondió en su diócesis a comandos del Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala que cruzaban la frontera después de lanzar un ataque. El enlace con esos grupos era "Lupita", una hija de un terrorista indígena que murió en el asalto a la Embajada de España en Guatemala, y que hoy es conocida por su nombre real: Rigoberta Menchú.
En enero de 1992 se publicó en El Universal una Carta Abierta firmada por 24 organizaciones, en la que se denuncia la "anarquía provocada por el obispo Samuel Ruiz en Palenque", señalando que: "la Iglesia local se ha convertido en un centro de activismo político".
El 7 de enero de 1994, apenas seis días después del alzamiento zapatista, el periódico La Jornada publicó un reportaje que se titulaba: "Quienes me enseñaron el catecismo, me invitaron ahora a ser guerrillero", palabras de un indígena tzotzil que pudo escapar a la matanza organizada por el "comandante" Samuel Ruiz, el "subcomandante" Rafael Sebastián Guillén Vicente, alias "Marcos" y el movimiento que ambos comandaban, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional . Efectivamente, varios de los indígenas que sobrevivieron a la matanza provocada por el EZLN declararon que habían sido los sacerdotes de "don Samuel" quienes los habían incitado a sublevarse, y luego los traicionaron dejándolos solos.
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En este sentido, llaman la atención las declaraciones de Setzer Marseille, publicadas en El Universal un mes antes del levantamiento, señalando que Samuel Ruiz "durante más de treinta años de ejercicio episcopal, generó una cultura de odio y de lucha de clases". Posteriormente dio a conocer que el día señalado para provocar la represión contra los indígenas, el obispo Ruiz adelantó la Misa de gallo a las 9:00 de la noche, aunque ésta había de celebrarse a las 12:00, y ello "para evitar que se percibiera la presencia del movimiento". Y añade que "el adelanto de hora de la Misa coincidió con la llegada de corresponsales extranjeros a San Cristóbal de las Casas".
Pocos meses después del estallido liberacionista de Samuel Ruiz, el Pentágono elaboró un documento tratando de explicar al ejecutivo estadounidense las causas de la rebelión. En él se lee: "Hay informes que revelan un fuerte involucramiento de la Iglesia en Chiapas en tareas de liderato, entrenamiento y participación en el combate". Y añade que la Iglesia local está en contacto con "gente de fuera que ha ganado posiciones internas y las utilizan para controlar al pueblo y reforzar su propia agenda". Copia de ese documento fue recibido por el embajador James Jones en el mes de julio. Al año siguiente, basándose en esa información, la Secretaría de Gobernación procedió a la expulsión de cinco sacerdotes extranjeros que realizaban actividades subversivas en la diócesis de Samuel Ruiz.
En enero de 1998, la opinión pública fue sacudida cuando el general José Gómez Salazar, comandante de la Séptima Región Militar destacada en Chiapas, dio a conocer documentación encontrada en un campamento de Altamirano en la que se hallaron "órdenes especiales contra el gobierno, que deben cumplirse cuando así lo ordenes el mando superior del EZLN". Además, hallaron armas, explosivos, equipos de radiocomunicación, manuales de adiestramiento armado y libros escritos por Samuel Ruiz y Carlos Lenkersdor que contienen aspectos de la Teología de la Liberación adaptados a los dialectos chiapanecos.
¿Conocerá Bergoglio toda esta historia? Y si la conoce ¿por qué viene a revivirla?