Por fin un prelado habla claro sobre Amoris Laetitia

Schneider1


Traducido de 1Peter5 por RLVL


Todos hemos lo estado esperando desde hace bastante. Por fin, un prelado ha hablado.

Sobre el tema de la exhortación apostólica,  Amoris L, el obispo Atanasio Schneider, de Astana, Kazajstán, ha hecho su declaración para la web italiana Corrispondenza Romana, que fue publicada el 24 de abril. 

Schneider dice que se están extendiendo diferentes interpretaciones de Amoris Laetitia,  "algunas de las declaraciones de Amoris Laetitia son objetivamente responsables de la mala interpretación". 


Según su opinión hay varios aspectos del documento que "son difíciles de interpretar de acuerdo a la doctrina tradicional de la Iglesia.
Schneider dice que, de alguna manera, falta la afirmación explícita de la doctrina y la práctica continua de la Iglesia en relación con la regla de que" los "recasados" divorciados no pueden ser admitidos a la sagrada comunión.


"Cuando se trata de la vida o la muerte corporal ," dice Schneider, "ningún médico dejaría las cosas en una ambiegüeedad. El médico no puede decirle al paciente. 'usted debe decidir cómo aplicar el medicamento de acuerdo a su conciencia y siguiendo, (al mismo tiempo,) las leyes de la medicina. "Tal comportamiento por parte del facultativo incurre en indudablemente en irresponsabilidad. Sin embargo, la vida inmortal del alma es más importante ... "


 Schneider cita a Familiaris Consortio de Juan Pablo II (FC) sobre este asunto, el cual establece que estas parejas "no pueden ser admitidas a la misma (a la Comunión Eucarística), ya que su estado y su condición de vida contradicen objetivamente la unión amorosa entre Cristo y la Iglesia (...). Hay otro motivo pastoral: si se admitieran a estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión, acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio. 

La reconciliación en el sacramento de la Penitencia - que abre el camino para el sacramento de la Eucaristía - sólo puede darse únicamente a los que se han arrepentido por haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a adoptar una forma de vida que no esté en contradicción con la indisolubilidad del matrimonio. Esto significa, en la práctica, que cuando un hombre y una mujer, por graves motivos - como, por ejemplo, la educación de los niños - no pueden satisfacer la obligación de separarse, deben asumir el compromiso de vivir en plena continencia, por abstenerse de los actos propios de los cónyuges ". (FC, n. 84)

Según Schneider, el Papa no ha establecido una nueva norma en el Derecho Canónico, aplicable a todos los casos. Sin embargo,  Francisco afirma que, en ciertos casos, cuando existen "circunstancias atenuantes", que es "posible vivir en gracia de Dios" y "recibir la ayuda de la Iglesia," a pesar de que uno vive en una situación objetivamente pecaminosa. Schneider añade que aquí el Papa dice que "en algunos casos, podría darse la ayuda de los sacramentos."




Obispo Schneider muestra cómo Francisco cita la Gaudium et Spes "de una manera lamentablemente incorrecta" en el párrafo 329 de su exhortación Amoris L, aplicando una afirmación referida sólo a un matrimonio cristiano válido, a situaciones que implican a los divorciados vueltos a casar, indicando que pueden validar tal unión "no en teoría, sino en la práctica."



 Obispo Schneider dice que Amoris Laetitia se abre a "interpretaciones heterodoxas" con respecto a los "divorciados" vuelto a casar por la omisión de la cita explícita de pasajes relevantes en la Familiaris consortio (n. ° 84). 

Con respecto a la pretensión de algunos clérigos de que el capítulo 8 de Amoris Laetitia permite "a los vueltos a casar" que no viven en perfecta continencia, recibir la Santa Comunión, el obispo Schneider comenta lo siguiente:


"... De acuerdo con el principio de la no contradicción, se llega a la siguiente conclusión: El sexto mandamiento que prohíbe cualquier acto sexual fuera de un matrimonio válido, ya no sería  universalmente legal si se permitieran excepciones."

Por lo tanto, esta pareja viviría en una forma que está "directamente en contradicción con la voluntad expresa de Dios." 


Y concluye que este estímulo respecto a los actos que son "contrarios a la voluntad de Dios" "contradiría la revelación divina." Aceptar esto significaría que la "palabra divina de Cristo" :  "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" ya no será válida "siempre y para todos" y "sin excepción".


Tal norma permitiría a la Iglesia aceptar las enseñanzas de Cristo "en teoría, pero no en la práctica." Las obras no se corresponderían  con lo que creemos. 



Schneider sigue:

La permanente violación del sexto mandamiento de Dios ... por lo tanto ya no sería un pecado grave o una oposición directa a la voluntad de Dios.

El prelado muestra además cómo un enfoque de este tipo tendría graves consecuencias:

El enseñanza perenne e infalible de la Iglesia ya no sería válida universalmente, en particular, la enseñanza confirmada por el Papa Juan Pablo II en la Familiaris Consortio (84) y el Papa Benedicto XVI en Sacramentum Caritatis (29) según la cual la continencia perfecta es la condición para los divorciados vueltos a casar que quieran recibir los Sacramentos.