La Iglesia está gobernada por hombres ocultos



«Sobre el programa, en cambio, sigo el que los cardenales pidieron durante las congregaciones generales antes del cónclave. Voy en esa dirección. El Consejo de los ocho cardenales, un organismo externo, nace de ahí. Había sido pedido para que ayudase a reformar la curia… Mis decisiones son el fruto de las reuniones precónclave. No he hecho nada yo solo» (Bergoglio en la entrevista al “Il Messaggero” – 9 de junio del 2014).
Bergoglio es sólo el juguete de la masonería: fue elevado por los Cardenales masones para poner un nuevo fundamento: el gobierno horizontal.
Y este fundamento anula el que tiene la Iglesia, y que nadie puede tocarlo:
«…yo, como sabio arquitecto, puse los cimientos, otro edifica encima. Cada uno mire cómo edifica, que cuanto al fundamento, nadie puede poner otro sino el que está puesto, que es Jesucristo» (1 Cor 3, 11).
Los Cardenales pidieron un organismo externo: una nueva estructura. Eso significa que la renuncia del Papa Benedicto XVI tiene que ver con este pedido de los Cardenales.
«Es difícil creer que el Papa Benedicto XVI libremente haya renunciado a su ministerio como sucesor de Pedro. El papa Benedicto XVI era la cabeza de la Iglesia; su entorno, sin embargo, apenas sí traducía sus enseñanzas en una forma de vida, silenciaba o bien obstruía sus iniciativas de una reforma auténtica de la Iglesia, de la liturgia y de la manera de administrar la Sagrada Comunión. En vista del gran secretismo que domina en el Vaticano, para muchos obispos era realmente imposible ayudar al papa en su deber como cabeza y jefe de la Iglesia toda». (Carta abierta de Monseñor Jan Pawel Lenga)
Ya nadie cree que el Papa Benedicto XVI renunció por disminución de fuerzasSu entorno se lo impedía. Sus Cardenales, sus Obispos, sus sacerdotes obstaculizaban su gobierno.
Es el complot contra la Cabeza Visible de la Iglesia.
Un complot que viene de lejos. Siempre el poder es la manzana prohibida a la Jerarquía. Es la tentación para toda la Jerarquía.
La Jerarquía no gobierna la Iglesia. Es Cristo, en Su Papa, en Su Vicario, el que la gobierna.
La Jerarquía gobierna en Pedro, sujetándose a Pedro. Y es esta obediencia lo que hace saltar la soberbia de muchos prelados, de gente que se autodenomina Obispo o Cardenal, pero que no poseen el Espíritu de Cristo. Son lobos. Son claramente hombres sin Cristo y sin Iglesia.
«Mis decisiones son el fruto de las reuniones precónclave»: es claro el pensamiento de Bergoglio, falso Papa. Decisiones humanas; caminos humanos, obras humanas. Dios no cuenta para nada. Dios es sólo un concepto para estos hombres. Un concepto bello, pero sin sustancia, sin una obra real ni en los corazones ni en la vida eclesial.
Antes del cónclave existían reuniones para poner al hombre que tenía que colocar el nuevo fundamento.
Existían reuniones: gente que pedía el voto.
El Cardenal Theodore McCarrick, el 11 Octubre el 2013, durante una charla dada en la Universidad de Villanova, confesó que había sido presionado para apoyar a Bergoglio.
Un interesante y muy influyente hombre italiano le dijo: «Haz campaña por Bergoglio» (“Push Bergoglio” = “Vota, puja por Bergoglio; promueve a Bergoglio”) (m. 23.09). El verbo inglés push, que usa el Cardenal, indica coacción, presión, hacer algo sin libertad. Si se obliga a seguir a un hombre como el candidato a Papa, esa elección es nula. No hay libertad en ninguno que forman la asamblea de electores. Todo estaba amañado de antemano. Todo atado y bien atado.
En el minuto 18.50, hablando acerca de la espontaneidad de la elección de Bergoglio, deja caer que un hombre le pregunta: «Y qué hay acerca de Bergoglio? ¿Él tiene alguna oportunidad». El Cardenal contesta: «nadie está mencionando su nombre». Cosa de extrañar estas palabras, porque Bergoglio partía como favorito al quedar en el segundo en el anterior Cónclave. Y si Bergoglio no pudo ser Papa anteriormente, es un sueño no ver la oportunidad que se le presentaba. Absurdo es decir que nadie mencionaba a Bergoglio como Papa.. Pero el Cardenal trata de convencer a la gente de que crea que esa elección papal, de alguna manera, salió de la nada. Que era cosa del Espíritu Santo.
Ese hombre misterioso le dice algo escalofriante: «Él podría reformar la Iglesia… En cinco años puede hacer la Iglesia de nuevo» (m. 19.14). Los cambios en la Iglesia están planeados en cinco años. Todo nuevo, todo reformado. Ya no será la Iglesia de Cristo. Va a poner todo patas arriba. Y al Cardenal le pareció interesante cosa.
Cosa interesante es destrozar la Iglesia.
Es el mensaje que ha transmitido el Cardenal Óscar Madariaga:
«Caminamos como Iglesia hacia una renovación profunda y global…Los misioneros, los evangelizadores de los “márgenes” de la Iglesia, son los primeros en darse cuenta de lo insuficiente que son las formas de acción “tradicionales”…. Cualquier cambio en la Iglesia requiere considerar la renovación de las motivaciones que inspiran las nuevas opciones…. El papa quiere llevar la renovación de la Iglesia a un punto de no retorno. El viento que empuja la nave de la Iglesia hacia el mar abierto de su profunda y total renovación es la Misericordia» (ver texto)
Cambio profundo y global: se va hacia una nueva iglesia ecuménica, que es el apoyo del nuevo gobierno mundial. Un líder político del mundo entero sin una espiritualidad global no sirve para gobernar el mundo en su totalidad. Tiene que tener una estructura eclesial para que nadie se le oponga. Esa renovación global de la Iglesia es una auténtica dictadura. Y se pone a los pobres, a los que están en los márgenes, en las periferias de la Iglesia, como el centro de ese falso evangelio, de esa falsa iglesia.
«La pobreza está en el centro del Evangelio. No se puede entender el Evangelio sin comprender la pobreza real» (Bergoglio en la entrevista al “Il Messaggero” – 9 de junio del 2014).
La Verdad, -no la pobreza-, es la que está en el centro del Evangelio. Y para poder comprender el Evangelio hay que aceptar la Verdad, es decir, hay que poner la mente humana en el suelo, cosa que nunca hará Bergoglio ni sus matones. Él, como Madariaga, ha puesto la Misericordia por encima de la ley, de la justicia de Dios, de la verdad.
No se renueva la Iglesia con la Misericordia, sino con la verdad. Es lo que libera al alma: «Y la verdad os hará libres». No es la Misericordia la Obra Redentora de Jesús. Jesús viene a hacer una Justicia: quitar el pecado del mundo. Y eso no se quita con besitos ni cariñitos, ni con soluciones sociales a los problemas de los hombres. Eso se quita con la oración y con la penitencia, que ninguno de la Jerarquía actual hace en la Iglesia. Esto es cosa del pasado. Ahora, es necesario estar en la lógica del Espíritu: el cambio global.
En cinco años, habrá un punto de no retorno. No esperen a que las cosas se pongan mal. Vayan saliendo de las parroquias, de las capillas, de los lugares en que ya se enseñe, claramente, la herejía como verdad. Vayan saliendo.
El team Bergoglio es el juego de la masonería en la Iglesia. Han puesto al hombre.
Ese hombre es Bergoglio; pero no es el importante en este juego. Bergoglio es sólo el charlatán de turno: el que entretiene a toda la masa de gente hipócrita, que comulga todos los días y que llama a Bergoglio como Papa. Bergoglio es para ellos: para que no se den cuenta de lo que los Cardenales, el grupo de Jerarquía masónica, está realizando en toda la Iglesia. Lo hacen por debajo, mientras no tengan las leyes, los documentos necesarios para hacerlo abiertamente. Pero en cinco años, todo será patente. Y ¡ay! de aquellos que continúen dormidos cuando se quiten las caretas de verdad.
El “team Bergoglio” es un complot herético con el fin de destruir la Iglesia de Cristo.
Un complot que nació hace años, pero que tiene su cumplimiento ahora, en la persona de un hombre que no es Papa, que ha sido puesto por ellos, por la Jerarquía masónica, con el solo fin de levantar una nueva iglesia.
Los ocho miembros del complot son nombrados por Ivereigh en su libro: Jorge Mario Bergoglio, Cormac Murphy-O’Connor, Godfreid Danneels, Karl Lehman, Walter Kasper, André Armand Vingt-Trois, Santos Abril y Castelló, y Christoph Schönborn. Todos ellos Cardenales. Y uno de ellos, fue elevado a ser falso papa de la Iglesia.
El cardenal Danneels ha confirmado públicamente que apoyó la candidatura de Bergoglio durante el cónclave:
«Si el cónclave es corto, Bergoglio será elegido papa. Usted puede estar seguro de eso» (ver – Traducción al inglés).
Sólo se habla así porque se sabe el resultado de antemano, Todo estaba preparado.
Estas palabras fueron dichas por el Cardenal justo antes del comienzo del cónclave. Estaba hablando con Austin Ivereigh.
Según el autor del libro, el “team”, el equipo de los masones, no sólo ejerció su poder para Bergoglio en el 2013, sino que también en el 2005.
El Cardenal Murphy-O´Connor, en una entrevista en el Catholic Herald, el 12 de septiembre del 2013, confesó ser el líder del team Bergoglio:
«El Cardenal también reveló que había hablado con el futuro Papa de la Missa pro eligendo Romano Pontífice, la misa final, antes que el cónclave comenzara… Él estaba en calma. Él era consciente de que probablemente iba a ser el candidato que iba a salir. ¿Conocía que iba a ser Papa? No. Había otros candidatos. Pero yo conocía que el sería uno de los principales».
Bergoglio conocía el liderazgo del Cardenal en el “Team Bergoglio”: «Es tu culpa. ¿Qué has hecho conmigo?», le dijo al Cardenal en el Salón de Bendiciones, dos días después de la elección. (ver)
No hay Verdad en Roma. La Iglesia que ellos quieren levantar es en la mentira de la palabra humana. No quieren un Papa para la Iglesia Católica. Quieren un Papa para el mundo.
«El Papa no es la Iglesia. La Iglesia es más que el Papa» (Cardenal Marx)
Para este falso Cardenal, que gobierna con Bergoglio la Iglesia, todo debe evolucionar hacia una nueva perspectiva de Iglesia y del mundo.
Si la Iglesia es más que el Papa, entonces se pone el esfuerzo en complacer al mundo, a los hombres, pero no a Cristo.
«Un rabí me dijo: “Dice el Papa que nos va a ayudar, porque él potencia todas las religiones, no sólo la Iglesia Católica”. Así que hay un nuevo movimiento».
Bergoglio potencia todas las religiones: es la orden del team Bergoglio. Hay que abrir la Iglesia porque ya tenemos un gobierno en lo horizontal, tal como le gusta al mundo.
Se ha levantado, en el Vaticano, con el gobierno horizontal que ha impuesto Bergoglio a toda la Iglesia, una nueva estructura de iglesia, de religión. Un nuevo movimiento que abarca a todas las religiones, que fortalece a cualquier creencia, que quiere aunar a todos los hombres en un mismo pensamiento y obra.
Y, por eso, están cambiando el fundamento del Papado:
«En el consejo de los cardenales tenemos la tarea principal de crear una nueva constitución para la Curia Romana, para reformar el Banco Vaticano y discutir muchos otras cosas con el papa…Usted tiene que ver este pontificado, en esta forma, como una nueva y más amplia etapa».
Con Bergoglio no hay continuidad en el Papado: es un nuevo y falso papado. El propio que necesita la falsa iglesia. Es el team Bergoglio trabajando en el gobierno horizontal. La Iglesia la maneja la masonería, no Bergoglio. Y ellos piden obediencia a Bergoglio
Este es el punto esencial que no se discute. Todos dan obediencia a Bergoglio en la Iglesia como Papa. La Jerarquía verdadera ha quedado atrapada en ese gobierno de hombres. Ven la herejía, pero tienen que callar. Ellos son más fuertes: tienen el poder.
Para seguir siendo la Iglesia de Cristo, es obligación de los católicos no dar obediencia a Bergoglio como Papa. Eso significa: batallar contra él. Contra su doctrina, sus obras, su pensamiento, su jerarquía falsa que ha impuesto, de manera dictatorial, a todos.
Es una obligación moral: la salvación o la condenación parten de esta obediencia.
¡Qué pocos ven así, de esta manera, la Iglesia en la actualidad!
Por eso, hay que quedarse solos ante esta realidad eclesial. No hay que esperar que ellos cambien, que ellos vean su maldad. No hay que ser ilusos y creer que -con Bergoglio y todos sus matones- en la Iglesia hay un camino para la verdad.
Ya no existe ese camino. Para encontrarlo, para seguir siendo de Cristo, hay que salir de las estructuras de la Iglesia.
La Iglesia no es una estructura humana, material, carnal, social, económica, etc…
La Iglesia es un organismo vivo, es una realidad espiritual que se ve en los hombres.
En el Vaticano no se ve la Iglesia, porque no existe esa realidad espiritual en la Jerarquía que gobierna la Iglesia. Son todos unos herejes, unos apóstatas de la fe, unos cismáticos.
Y donde hay herejía no hay Iglesia.
Esta es la verdad que nadie atiende: un hereje no puede ser Papa. Luego, si lo ponen como Papa –falso Papa- la Iglesia que gobierna no es la de Cristo. Y lo que los hombres ven, en las formas exteriores, no es la Iglesia verdadera. Es otra cosa: un nuevo movimiento eclesial, que no tiene nada que ver con el fundamento que Cristo puso en Pedro.
«Francisco utiliza una imagen fuerte: “Yo prefiero una iglesia que es magullado, perjudicando y sucios, porque ha estado fuera en las calles”, en lugar de una iglesia que está muy limpio y tiene la verdad y todo lo que sea necesario».
Ni Bergoglio quiere una Iglesia apoyada en la Verdad, que tenga la verdad, ni el team Bergoglio va a dejar el gobierno de la Iglesia.
Son dos cosas distintas: Bergoglio y el team.
Unos Cardenales han puesto a un hombre, que es ya un viejo, que pronto tiene que morir. Y lo único que les interesa de ese hombre, de Bergoglio, es lo que ha hecho: poner el gobierno horizontal. Ellos pueden trabajar en lo oculto, haciendo los nuevos libros, los nuevos documentos, las nuevas leyes, para presentarlas de golpe y así imponer su doctrina, su ley de la gradualidad, su evangelio.
Cuando no sirva este hombre, ponen a otro. Y es necesario que sea inteligente: un Kasper. Bergoglio es el sentimental del equipo. Y como buen sentimental sólo sirve para llorar por los hombres, pero tiene a toda la Iglesia enfrentada, porque no tiene prudencia cuando habla. 
Y sabiendo que quien gobierna toda la Iglesia son hombres ocultos. Ese team Bergoglio también es un juguete de otros. Ha sido puesto para hacer ruido y meter en la Iglesia lo que quería la masonería: el control total del Papado, para poder levantar su nuevo y falso papado.
Nadie puede poner otro fundamento que Cristo: la Verdad. Esa Verdad Absoluta, que ya nadie cree en Ella.

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