Rebajan a Mi Madre a una mujer vulgar

del blog "dadme de beber"del 29-12-09


Son muchos, hija Mía, que en estos días de contemplación de los sublimes misterios, Me atacan y pecan deplorablemente, riéndose de Mi nacimiento y de Mi Santa Madre que fue virgen en el parto, y antes y después del parto. Atacan a Mi Madre ensañándose con Ella como consecuencia del alcohol y de los excesos que le dan al cuerpo, que hacen que pierdan el control y se mofen del santo misterio de Mi nacimiento y la forma milagrosa con que Mi Madre Me alumbró. Yo, Jesús, os hablo.

Ya ves, hija Mía, que te hablo entristecido, pues cuando atacan a Mi Santa Madre el daño que le hacen Me es más doloroso que cuando Me lo hacen a Mí Mismo. Ella cumplió en todo momento la voluntad de Mi Padre, y por ello, toda veneración y gloria que se le de, nunca será suficiente.

Pero cuando la en que dicen que lo concebido fue obra de comercio carnal, hijos Míos, eso Me duele como no lo podéis imaginar, porque denigran a la Santa de entre los santos, la animalizan, la ensucian y la envilecen de tal forma, que cualquier mujer puede parecer más santa que la Santa de entre los santos.

El Cielo entero sufre ante las ignominias y descréditos que tenemos que oír con respecto a la Reina de los Ángeles y Madre de Dios, y los Ángeles, sufren porque así tratan a la que en el Cielo brilla con una luz especial y única. Yo, Jesús, os hablo.

Yo podría secar inmediatamente la lengua del que así habla, pero hijos, prefiero que vosotros mismos, pequeños grupos de oración, Mis pequeños y sencillos fieles, reparéis por estas ignominias y ofrezcáis al Corazón Inmaculado de Mi Madre, cuanta reparación os venga en mente, junto con alabanzas y cánticos que la honren. Yo, Jesús, os hablo.

Quien amorosamente y no por rutina así repare a Mi Madre, no será Ella sino Yo Mismo quien lo considerará, y en el ultimo instante de su vida, no permitiré que Satanás le gane la batalla final. Porque si conscientemente honró a mi Madre y reparó sus ignominias, cuando no tenga consciencia seré Yo el que velará para que esa alma no se pierda. Yo, Jesús, os hablo y os espero en ese día que habéis escogido para la reparación. Allí estaremos Mi Madre y Yo aunque invisibles, recibiendo vuestros rezos y cánticos. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo.