Joven católico "crucificado" en Inglaterra


No es un ataque perpetrado por los yihadistas del Estado Islámico en Oriente Medio. Aunque parezca mentira, este hecho ha tenido lugar en Inglaterra, lo que nos recuerda que la cristianofobia continúa creciendo a pasos agigantados en gran parte de los países de occidente.Me sentí avergonzado y angustiado”. Son las palabras del adolescente de 19 años a quien sus compañeros de trabajo ataron a una cruz que posteriormente colgaron de la pared a un metro de distancia del suelo. Una vez atado, comenzaron a burlarse de él y de su religión.
Andrew Addison, Joseph Rose, Cristopher Jackson y Alex Puchir (arriba) están siendo juzgados en la Corte de la Corona de York acusados de llevar a cabo un ataque por motivos religiosos, un hecho que evidencia el progresivo crecimiento de la cristianofobia en los países de occidente.
Según informa la BBC, su víctima -un joven de católico inglés cuya identidad no ha sido revelada- se encontraba realizando prácticas en la empresa Direct Interior Solutions de Selby, en North Yorkshire. Los ataques comenzaron cuando sus compañeros -de aproximadamente diez años más que él- se enteraron de que era católico y acudía a la iglesia.

‘Fue algo humillante, me sentí estúpido’

Los responsables grabaron los abusos en un vídeo que ahora está en manos del juez encargado de llevar el caso. “Me sentí avergonzado, humillado y estúpido. No lo podía creer. Esto no le había sucedido a nadie más”, confesó el joven ante la Corte.
“Pensé que trataban de burlarse de mi religión. De lo contrario, ¿por qué habrían hecho una cruz?”, se preguntó la víctima.

No ha sido la primera vez

El joven de tan solo 19 años ha sido víctima de la campaña de intimidación llevada a cabo por sus compañeros de trabajo en más de una ocasión.
Según recoge la BBC, los cuatro hombres citados anteriormente- los cuales han negado todos los hechos– atacaron al joven con un desodorante y un encendedor mientras que uno de ellos filmaba el incidente. También cubrieron al adolescente de huevos y harina y le llenaron el cuerpo de dibujos con forma de pene.
“Me hice heridas al tratar de quitarme el rotulador permanente de mi cuerpo”, cuenta el joven que no había querido informar de los hechos de forma inmediata debido a que le daba vergüenza y tenía miedo de las nuevas represalias de sus compañeros.