Jesucristo VS Bergoglio

Por Clara Jiménez

Hoy, ante la contradicción interna suscitada por las disposiciones de Francisco para la Iglesia, principalmente respecto a las condiciones para la recepción del Cuerpo vivo y real de Cristo en la Eucaristía, se está cuestionado la validez de dichas afirmaciones frente a la doctrina de siempre. 

Unos dicen que ha cambiado leyes inalterables, puesto que contradice las enseñanzas paulinas y de los pontífices, anulando así la posibilidad de que sus nuevas promulgaciones puedan ser válidas. Pero, ¿qué diría hoy Jesucristo si se le pidiera hablar sobre la actual crisis interna de la Iglesia?:

“Yo, como Dios verdadero que bajé del Cielo para tomar una nueva naturaleza y poder salvar al hombre de un Infierno seguro, digo que en Mi Iglesia no toleraré cismas que, de nuevo, resquebrajen la unidad de mis fieles. 

Yo le digo a Bergoglio que él no es digno de ostentar el cargo para el cual ha sido destinado, puesto que esta elección fue inválida al ser amañada por un grupo de modernistas que se hacen llamar a sí mismos cardenales, pero que no lo son, porque su herejía es patente en muchas cuestiones irrenunciables, a las cuales no han dado su asentimiento. 

Por tanto, el “cardenal” que fue elegido con malevolencia por ellos es absolutamente ilícito y todas sus decisiones y decretos son inválidos a mis ojos y no son vinculantes para el pueblo fiel. Es más, quien siga al papa fraudulento en sus disposiciones que contravengan Mi doctrina, son igualmente herejes y pasan a estar fuera de Mi Iglesia, porque para pertenecer a Ella es indispensable acatar los dogmas decretados y quien se parte de ellos voluntariamente, queda excomulgado.

Estamos pues ante el dilema de si los católicos van a acatar la recepción indigna y sacrílega de Mi Cuerpo en la Comunión, o no. Si lo hacen, transgreden mis preceptos dados desde el magisterio ordinario, la tradición y la revelación, en esta materia que es especialmente grave y por eso no pueden seguir dentro de Mi Iglesia. Los que, en cambio, deserten de estas disposiciones injustas, siguen dentro de Ella aunque sean acusados de herejes, o de no obedecer al Papa. La obediencia a un Papa hereje o ilegítimo no obliga, sino que es un engaño que promueve Satanás para tener apresados a los incautos. 

He dicho.”