Lo que le piden los modernistas a Bergoglio

El alemán Joachim Meisner, uno de los cardenales que firmaron la misiva que ahora cobró estado público. 

PeriodistaDigital 
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Más Cardenales: Por favor, sigue buscando cardenales en esta línea de auténtica evangelización , hasta alcanzar un número suficiente, para que cuando tu faltes, quede asegurada tu línea renovadora de la Iglesia, y no haya posibilidad de marcha atrás, como pretenden algunos, pues de ello depende no solo el futuro de la Iglesia, sino su influencia decisiva en la marcha de la humanidad y de todo el Sistema Tierra como explicas en la Encíclica Laudato Si, para un mundo más justo y más coherente con la dignidad del hombre y de la creación, para este mundo y para su plenitud definitiva de todos y de todo.
Nuevos Obispos: Es mucho pedirte, pero no te quedes solo en la elección de cardenales , porque los cardenales actualmente proceden prácticamente siempre de los Obispos. Según sean estos así serán los cardenales. En este campo falta mucho por renovar, pues durante casi tres recientes décadas, los Obispos nombrados fueron en su conjunto de un corte y estilo netamente conservador, incluso integrista, soslayando claramente las orientaciones del Vaticano II al respecto, e incluso dando de lado y marginando claramente a los que procedentes de nombramientos anteriores, no se avenían a los criterios afines a los marcados por Roma durante ese largo período.
Los reaccionarios: Más aun, hay Obispos procedentes de esa etapa reaccionaria que afirman explícitamente que tu pontificado es una etapa transitoria, y cuando faltes todo volverá a ser como era antes de tu elección. Ejemplos claros de la etapa reaccionaria aun tenemos abundantes en España, de norte a sur, pasando por los aledaños de Madrid, nepotismo no disimulado incluido, que tenían y aún tienen mucho más olor a riqueza que a pobreza y oveja; destacan en especial los de Valencia, Acalá, San Sebastián, Getafe, Asturias, Granada, y el ex todopoderoso de esa etapa, el señor Rouco Varela.
Tu estás intentando adaptar la Iglesia al ritmo ya las necesidades del mundo actual, pero con fuerte y dura oposición, incluso de quienes están cerca de ti, como el cardenal Raymon Burke, que desearía sorprenderte en un error grave, para acusarte de herejía y dar por hecha tu dimisión.